Macron, el Salvador de Ucrania (y del Mundo, ya que estamos)
Europa en peligro de sufrir y mareo o un ictus
Ucrania necesita un “pacificador”, un líder con el carisma de un mesías y la sabiduría de un anciano chamán con plumas en la cabeza y una pandereta. Y, por supuesto, ese líder no es otro que Emmanuel Macron (El nuevo Napoleón). Porque si hay alguien que puede salvar a Europa de sí misma, de Washington, de Moscú y hasta del mismísimo caos cósmico, ese es el presidente francés y la Gioconda.
Este fin de semana, en la Cumbre de Seguridad de Múnich, Macron decidió que ya era hora de hacer lo que mejor sabe hacer: posar como estadista. Mientras todos se pasaban la pelota sin atreverse a darle un buen puntapié, él tomó la iniciativa y anunció lo que nadie había pedido: Europa debe “ponerse manos a la obra” para salvar a Ucrania (y, por extensión, su propia imagen).
El escenario es claro: tras un discurso agresivo del vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, que logró enfadar a la vieja Europa más que un café sin croissant, se filtró que Washington y Moscú ya están en contacto para negociar la paz a lo Trump: sin contar con Ucrania ni con el club de amigos europeos. Pero Macron no podía permitir semejante afrenta a la diplomacia gala. Así que, en un golpe maestro de autoimportancia, convocó a los líderes europeos a una cumbre urgente en París.
Oficialmente, se hablará de los planes de Donald Trump (el niño del rotulador) para Ucrania, pero el verdadero objetivo es otro: asegurarse de que Macron esté en la foto y evitar que el acuerdo de paz lo firmen otros sin antes pedirle permiso. Después de todo, ¿cómo va a resolverse una crisis internacional sin la supervisión experta de la élite parisina?
De momento, el canciller alemán Olaf Scholz y el primer ministro británico del brexit Keir Starmer ya han confirmado su asistencia, probablemente porque la invitación venía con vino francés. Polonia, en cambio, parece tener dudas: su ministro de Exteriores anunció que Donald Tusk iría… pero luego borró la publicación, quizá tras recordar que una cumbre sin decisiones ya se hizo en Versalles hace unos siglos.
El Elíseo, sin embargo, sigue optimista. ¿Acudirá más gente? ¿Se resolverá algo? ¿Habrá croissants con manteca de vaca suiza? Lo único seguro es que, pase lo que pase, Macron tendrá su gran momento. Y Pedro Sánchez ira con su cámara Margarita Robles.
Macron nos sacará más euro para Defensa de Europa y nos convencerá en ser una potencia nuclear sin centrales nucleares. A lo que se opondrá Sumar y Podemos, de momento.
Ramón Palmeral