ALICANTE, 13-12-2024. En la insigne Sede de la Ciudad Universitaria de Alicante, concretamente en la Sala Miguel Hernández, tuvo lugar un evento para la posteridad: la presentación del número 60 de la revista AUCA, literaria y artística, con motivo de su 20 aniversario. Preside esta joya cultural alicantina la actriz Eugenia Sánchez, quien nos regaló una apasionada alocución sobre las dos décadas de historia de esta revista “tan alicantina” que casi logra hacernos llorar de nostalgia.
El maestro de ceremonias José Ramón, con su habitual gorra de marinero, solvencia y volumen de voz baritona, desgranó los entresijos del contenido de este ejemplar de 68 páginas, perfectamente ilustrado y maquedado, y que incluye un cuadernillo dedicado a la pintora riojana afincada en Lucentum María Jesús Rodríguez, entrevistada por nada menos que un señor con sombrero vaquero (detalle que añadió un toque de western a la velada).
El plato fuerte, sin duda, fue el recital maratoniano de los aucanianos de prestigio en el arte de la declamación. Y cuando decimos maratoniano, no exageramos: participaron todos, desde los habituales hasta la limpiadora, que demostró tener un talento oculto para la declamación. Para darle un toque musical al asunto, el cantautor Txut Amar se marcó tres canciones con su guitarra y gran modulación de voz en el intermedio, lo cual resultó un oasis entre tanto verso apasionado.
Ahora, la gran hazaña de la noche: mi huida. Yo, Ramón Palmeral, unas veces poetastro y otras mal pintor, fui el primero en abandonar la sala, a las 21 horas, no por fuego sino cuando mis posaderas se habían convertido en dos bloques de mármol y me vi obligado a salir cojeando como un héroe herido en combate. Eso sí, me llevé conmigo el eco de voces poderosas y emocionantes con fotos en el móvil que, por momentos, me transportaron a aquellos recitales épicos en Ámbito Cultural de El Corte Inglés. Allí, en los buenos tiempos, hasta nos echaban a la calle con la encargada de la sala escopeta en mano. ¡Qué nostalgia de nuestras desventuras y afanes poéticos! En fin, noches como estas, aunque algo largas, tienen su encanto... irremediable.
Mi amigo Trinitario me pidió que le gravara en video mientras recordábamos nuestros tiempos con el carro de Manolo Escobar en el teatro de Callosa, en tiempo lejanos en que los poetas cobrábamos por labrar versos es los escenarios.