ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

sábado, 5 de octubre de 2024

"España en el Norte de África" dada por Gerardo Muños y Carlos Sánchez Tárrago

 



 

Alicante, 3-10-2924. Primera conferencia de un ciclo de cuatro sobre "España en el Norte de África" dada por Gerardo Muños y Carlos Sánche Tárrago en la Sede de la Universidad, Sala Miguel Hernandez. Con un numeroso y atento público entre ellos el cónsul de Marruecos en Alicante, se impartió una interesante conferencia a dúo con proyección de imágenes; creo que la conferencai se desarrolló muy acertadamente.

......................El tema es complicado de explicar.............

La presencia de España en el norte de África desde el siglo XIX hasta la Conferencia de Algeciras en 1906 está marcada por un proceso de competencia colonial con otras potencias europeas, especialmente Francia, y por la búsqueda de influencia en Marrruecos, región de gran importancia estratégica en el Mediterráneo y el Estrecho de Gibraltar. A lo largo de este periodo, España experimentó conflictos bélicos, acuerdos diplomáticos y disputas territoriales que reflejan tanto la decadencia de su imperio como su interés en mantener una presencia en el continente africano.

1. Primera Guerra de Marruecos (1859-1860)

Uno de los momentos clave de la implicación española en el norte de África fue la Primera Guerra de Marruecos, también conocida como la Guerra de África. Este conflicto se desarrolló entre 1859 y 1860 y surgió tras una serie de incidentes fronterizos entre las fuerzas españolas y marroquíes en torno a la ciudad de Ceuta, una de las plazas fuertes que España mantenía en la costa norteafricana.

El enfrentamiento fue motivado por el deseo de España de afirmar su dominio en el norte de África y evitar agresiones en sus territorios. La guerra fue breve, y el ejército español, bajo el mando del general Leopoldo O'Donnell, logró derrotar a las fuerzas marroquíes en varias batallas, siendo la más destacada la de Tetuán en 1860. En esta guerra participaron 175 guardia civiles entre caballería y tropa de infantería (se planteó un problema logístico de transporte maríticos de los cientos de caballaos de oficiales, ya que la tropa iba a pie.  El conflicto concluyó con la Paz de Wad-Ras, por la cual Marruecos se comprometió a pagar una indemnización de guerra a España, cedió territorios (como la ciudad de Sidi Ifni, aunque no fue ocupada hasta 1934), y permitió la expansión de Ceuta y Melilla. Es curiosos saber que con los cañones de bronce del enemigo el escultor Poncio Pozano construyó los actuales leones dela puerta del Congreso ya que lo anteriores eran pequeños y ridículos.

Tras la Guerra de África, España mantuvo una política de intervención en Marruecos, pero su capacidad de influencia fue limitada por la creciente presencia de Francia en la región. Desde finales del siglo XIX, Francia mostró un claro interés por controlar el norte de África, particularmente tras su conquista de Argelia en 1830.

Francia y España competían por áreas de influencia en Marruecos, pero Francia tenía una posición más sólida debido a su mayor poder militar y diplomático. En 1880, la Conferencia de Madrid sentó las bases para regular las relaciones comerciales y políticas con Marruecos, con un intento de equilibrar los intereses europeos, pero no resolvió las tensiones entre las potencias interesadas en el país.

A comienzos del siglo XX, la situación en Marruecos se volvió aún más tensa por geurras tribales. Francia avanzaba hacia el control total del sultanato marroquí, lo que provocó recelos tanto en España como en otras potencias, especialmente en Alemania, que también quería expandir su influencia en el norte de África. Esta situación llevó a la Primera Crisis Marroquí en 1905, cuando el Kaiser Guillermo II de Alemania visitó Tánger y expresó su apoyo a la independencia marroquí, desafiando las aspiraciones francesas. Carlos habló sobre la «Guerra de Margallo» viene del apellido del entonces gobernador de Melilla, Juan García y Margallo, (del que es descendiente del exmistro José Manuel García Margallo que fuera de Exteriores con Aznar) quien colmó el vaso en las tensas relaciones entre españoles e indígenas al comenzar la construcción de una fortificación cerca de la tumba de una persona santa para las tribus que habitaban la zona.

 


 España, a pesar de sus deseos de mantener una presencia importante en Marruecos, no estaba en posición de rivalizar directamente con Francia o Alemania, por lo que adoptó una postura más conciliadora, buscando asegurar al menos una porción de influencia en la región.

La Conferencia de Algeciras (1906)

El conflicto de intereses entre marroquíes culminó en la Conferencia de Algeciras en 1906, un encuentro internacional que se llevó a cabo en la ciudad española de Algeciras. En esta conferencia, las principales potencias europeas, incluidas España, Francia, Alemania, el Reino Unido y otros países, discutieron el futuro de Marruecos.

El resultado de la conferencia fue el reconocimiento de la soberanía del sultán de Marruecos, pero, al mismo tiempo, se establecieron zonas de influencia para Francia y España, que asumieron el control de ciertos aspectos administrativos y militares en el país. Francia obtuvo el control de la mayoría del territorio marroquí, la mejor parte, mientras que España recibió la peor parte  una pequeña zona de influencia en el norte de Marruecos, con una población de bereberes y cabilas rebelde (comandados por Abd el-Krim) en torno a las ciudades de Tetuán y Larroche (actual Alhucemas), así como en la región del Rif entre Alhucemas y Melilla y Nador.

Aunque la conferencia evitó una guerra abierta entre Francia y Alemania, consolidó el reparto colonial del norte de África, y para España (deseosa de tener protagonismo internacional para la pérdida de las colonias por el Desastre de 1898) representó la confirmación de su papel subordinado en Marruecos, pero le permitió mantener una presencia en el norte del continente.

Se habló de Ceuta (herencia de los portugueses), y de las fortificaciones subterráneas de Melilla y de los límites establecidas por el lanzamiento de una bala de cañón El Caminante que el 13 de junio de 1862 llegó a 2.900 metros de distancia y son los límite actuales de Melilla, española desde 1581.


Conclusión

Magnifica e interesante la primera de las 4 conferencias de Gerardo Muñoz y Carlos Sánchez Tárrago. La Guerra de África de 1859-1860 fue un éxito militar que reforzó la presencia española, pero a medida que otras potencias, especialmente Francia y Alemania, se involucraron más en Marruecos, España tuvo que conformarse. La Conferencia de Algeciras de 1906 consolidó esta realidad, asignando a España una pequeña zona de control en el norte de Marruecos con una influencia reducida en la peor zona del Rif, recordemos del desastre de Annual en julio de 1921.

 

Ramón Palmeral

Asistente  al conferencia 

Video limitado a 3 minutos: