Inaugurado por el alcalde Luis Barca, Encarna Varela, sobrina, Nayma
Inauguración de la escultura al pintor alicantino Emilio Varela en la Explanada de Alicante
Palmeral con Juan Luis Torras de la Asociación de Artistas Alicantinos
.....................................................................................................................................
Nota de prensa de Ramón Palmeral, pintor y escritor
ELOGIO A LA INAUGURACIÓN DE UNA ESCULTURA AL PINTOR EMILIO VARELA
Alicante 30-09-2024.- El Ayuntamiento de Alicante rinde tributo a uno de sus más insignes hijos, al pintor Emilio Varela Isabel (1887-1951), con la inauguración de una escultura de bronce, de pie, que ha querido dejar testimonio permanente de la grandeza de un artista de la “terreta” quien, pincel en mano, supo capturar la esencia de nuestra tierra, nuestro luz, colores y mar. A las 19,00 horas ante un numeroso público dio inicio el acto de inauguración por Rocío Gómez, concejala de Urbanismo, que dijo que en la segunda remodelación de esta Explanaba se incorporaban elementos culturales y artísticos, mostrando a la vez cuadros del pintor en una pantalla digital. Finalizado su laudatorio dio entrada a Encarna Varela, sobrina del pintor, que resaltó la figura de su tío, en los años de aprendiza en la academia que tenía Joaquín Sorolla en Madrid; cerró el acto el alcalde Luis Barcala, diciendo con su característica voz torrencial que, Emilio se merecía sobradamente esta escultura por la relevancia del pintor y sus difíciles años de la primera mitad del siglo XX en que le tocó vivir.
Seguidamente en presencia de autoridades, familias y amigos, el alcalde descubrió la escultura cubierta de un manto de satén color carmesí, mide 1,70 metros de alto, creada por Jonathan de la fundición Capa Esculturas. Aparece Emilio Varela fundido en eterno bronce tocado con un sombrero, gafas redondas, y lleva en las manos: paleta y pinceles, está mirando el oeste, en actitud de pintar las palmeras de ese paseo que tantas veces plasmó en vida. En una época gloriosa de nuestra pintura con compañeros como Gastón Castelló, Heliodoro Guillén, Adelardo Parrilla, Lorenzo Casanova, Santana, Aguirre, Baeza, Perezgil… y tantos otros artistas que formaban parte de la edad de oro de la pintura en Alicante, quienes además tenían todos destacadas participación de las Hogueras de Sant Joan.
Varela, fue un pintor que marcó la primera mitad del siglo XX, destacado por su amistad con Sorolla, Óscar Esplá, Germán Benácer, Gabriel Miró, y ateneísta destacado… Fue un cronista visual de nuestra identidad y nuestros paisajes de la provincia como pueblos como Guadalest y sierra de Aitana, era capaz de transformar la luz y el aire de Alicante en vibrantes lienzos que aún hoy nos siguen emocionando por sus amarillos y azules intensos como las repetidas estampas del el monte del Benacantil y Barrio de Santa Cruz.
Es digno de recordar que fue alumno en sus inicios con doce años en el aprendizaje del dibujo y la pintura, pasando por los estudios y talleres como el del alcoyano Lorenzo Casanova, o en los de Pericás y Parrilla. Completó su formación pictórica en Madrid, donde pasó tres años como discípulo de Joaquín Sorolla, quien le puso en contacto con las técnicas de representación pictórica de la luz. Llegó a decir: “Ese Varelita ve el color mejor que yo… Tiene demasiados progresos y me está robando el color”. Aprovechó su estancia en la capital española para aprender de los grandes maestros en las colecciones del Museo del Prado. En 1918, ayudó Emilio a Sorolla cunado este llegó a Alicante para pintar: “El palmeral de Elche”, para al Hispanic Society of América de Nueva York, tal y como quedó documentado por cartas a Clotilde (mujer de Sorolla), y por el académico alicantinos Joaquín Santo Matas.
Aquí, junto a la Concha de la Explanada, donde las palmeras y el mar que tantas veces inspiraron a Varela siguen moviéndose al ritmo del viento, como si aún formaran parte de una de sus obras. Hoy, Emilio Varela vuelve a ser el pintor de nuestra ciudad, vigía eterno del paseo que tantas veces recorrió con su mirada y su arte. Mas que una escultura urbana decorativa, es un legado para futuras generaciones, un recordatorio constante de la importancia de preservar y valorar el arte que nos define e identifica, y a la vez realza la figura de otros pintores alicantinos de su época.
Un acto en el que asistieron concejales del ayuntamiento como Nayma Beldjilali, concejala de Cultura, Pedro Romero exconcejal y exdiputado de Cultura, que tanto hizo por los pintores es la tierra; Anabel Bernal presidenta del Ateneo, pintores de la Asociación de Artistas Alicantinos como Juan Luis Torras, Ramón Palmeral socio de honor de Espejo de Alicante, y unas doscientas personas de la cultura y artes alicantina. Belén Estevan de asuntos familiares...Una brillante inauguración digna de ser recordada en imágenes y videos.
También hemos de recordar que en el presente año se cumple el centenario del nacimiento de nuestra pintora más internacional, como Juana Francés.
Video de la inauguración:
BIOGRAFIA
Emilio Varela Isabel
Varela Isabel, Emilio. Alicante, 6.XI.1887 – 6.I.1951. Pintor.
Nació en el seno de una familia modesta sin antecedentes artísticos. Siendo adolescente ingresó en la academia del pintor Lorenzo Casanova, en Alicante. Se trasladó a Madrid donde permaneció de 1904 a 1907 recibiendo las enseñanzas de Joaquín Sorolla. Durante este tiempo fue distinguido con una mención honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su óleo Gitanas (1906).
Cuando regresó a su tierra natal intentó poner en práctica lo aprendido del maestro Sorolla con quien se reencontró en Alicante, en 1918, y éste le presentó al músico Óscar Esplá. Por esas fechas también conoció al escritor Gabriel Miró. Con ambos mantuvo siempre estrecha amistad.
Su pintura se abrió al color y a la luz del paisaje alicantino Panorámica de Alicante (1918). Comenzó a darse a conocer en exposiciones colectivas dentro y fuera de su ciudad, mereciendo en La Revue Moderne des Arts et de la Vie, de París, la acertada y temprana crítica de Clément Morro, en 1922. Al año siguiente, el Estado adquiría cuatro obras expuestas en el Salón de Arte Valenciano organizado en el Palacio del Retiro de Madrid, y en diciembre de ese mismo año Varela expuso individualmente en el Ateneo de Alicante, en cuyos salones el artista colgará obra regularmente durante años.
Bodegones, retratos, más de ciento sesenta autorretratos, pero sobre todo paisajes alicantinos son los temas invariables de sus numerosos óleos sobre lienzo y cartón, algunas acuarelas y abundantes dibujos en una trayectoria evolutiva del color fuerte hacia la luz clara, y de la pincelada corta y pastosa hacia otras esbeltas y evanescentes. “En realidad, toda su obra constituye un inmenso ensayo”, escribió el crítico Ernesto Contreras. No en vano desde su rincón alicantino, a través de las publicaciones periódicas que recibía el Ateneo, y también durante su breve estancia en París, en 1928, conoció la pintura de las vanguardias, hará diferentes incursiones en ellas. Reflejos en el agua. Balnearios del Postiguet (1930). En palabras de Juan Manuel Bonet “lo más característico de Emilio Varela es su actitud ante el paisaje, tanto el campo cercano a la capital de la provincia como las montañas del interior, tan bien dichas con la palabra por Gabriel Miró y por Óscar Esplá en la sinfonía Aitana”.
Su biógrafo José Bauzá justifica los géneros a los que constantemente acudía el pintor, por su acentuada introversión que tanto condicionó su personalidad, y se trasluce en toda su obra a medida que avanza el tiempo. Su naturaleza hipersensible, con el fallecimiento de su madre en 1932, la guerra civil en 1936, y la progresiva pérdida de audición le llevaron a un mayor ensimismamiento y a un estado de depresión latente que fue aflorando en los años sucesivos, pero conjuntamente con una madurez artística, que se caracteriza por una abstracción formal, pincelada fluida y abandono de la gama de colores cálidos por los fríos. Su última década se constituye en la más dolorosa para la salud del artista al tiempo que en la más singular de su quehacer artístico Condomina y Cabeçó d’Or (1942), Bodegón de las sardinas (1948).
Meses antes de su fallecimiento el crítico de arte Manuel Sánchez Camargo le comunicaba su inclusión en el Salón de lo Once, selecta antología de la Academia Breve de Crítica y Arte fundada por el académico Eugenio D’Ors.
El pintor alicantino Emilio Varela Isabel (1887-1951) fue soltero durante toda su vida. Aunque fue un artista muy reconocido y apreciado por su trabajo en la pintura, especialmente en el ámbito de la ciudad de Alicante, no se casó ni tuvo descendencia. Su vida personal fue bastante discreta y solitaria, y muchos biógrafos han destacado su carácter reservado. Además, Varela se dedicó de manera muy intensa a su obra artística, lo que también pudo influir en su vida personal y en la decisión de no formar una familia. Si tuvo cinco hermanos de Emilio Varela Isabel, el pintor alicantino, eran:
Paco, Emilio, Joaquín Crotilde y Carmen