ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

De la dictadura a la democraia se llama Transición en España

 


                                 (Imagen creada por computadoras, por el videoartista Palmeral/24)

DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA

En las dictaduras, el poder se concentra en una figura o un grupo reducido que gobierna sin la participación directa del pueblo. El dictador se convierte en el "amado líder". Las decisiones se toman de manera autoritaria, y la disidencia suele ser reprimida. Esta exclusión del pueblo no solo silencia las voces de la mayoría, sino que también crea un entorno en el que la corrupción puede florecer sin control. Al no haber mecanismos de rendición de cuentas efectivos ni posibilidad de alternancia en el poder, las dictaduras se convierten en terrenos fértiles para el abuso de poder.

La falta de participación popular en las dictaduras significa que los líderes no sienten la presión de responder a las necesidades y deseos de la ciudadanía. Esto puede conducir a un gobierno desconectado y a la creación de políticas que benefician a una élite gobernante, mientras que la mayoría de la población queda relegada a un segundo plano. La corrupción, en este contexto, se convierte en un medio para mantener y fortalecer el control autoritario.

La democracia y la burla del poder

En teoría, la democracia es un sistema en el cual el poder emana del pueblo y debe servir al bien común, al progreso y las libertades civiles y políticas. Sin embargo, en la práctica, si el pueblo no participa activamente en los procesos democráticos, sino los partidos, el poder puede degenerar en una burla al pueblo que les votó. Cuando los ciudadanos se desinteresan de la política, no ejercen su derecho al voto o no exigen transparencia y responsabilidad a sus gobernantes (o administradores), se crea un vacío que puede ser llenado por actores que buscan su propio beneficio a través del tráfico de influencias. Por lo tanto, la transparencia y la verdad son esenciales en democracia.

Este fenómeno de burla da lugar a una democracia informal, donde las instituciones y procesos existen, pero no funcionan como deberían. Los líderes pueden manipular el sistema para perpetuarse en el poder, y la corrupción se expande porque las estructuras encargadas de prevenirla y sancionarla son débiles o inexistentes, es decir no funcionan porque el gobierno se llena de amiguetes. Así, el poder democrático, que debería estar al servicio del pueblo, termina traicionando esa confianza y se burla de quienes le dieron sus votos.

En democracia los presidentes se convierten en "amado líder" de su ministros, secretarios y militantes del su partido, pero no el pueblo. Algunos presidentes (y no quiero citar a nadie) no pueden salir a la calle, para evitar se apedreados, insultados o amenazados.

El ser humano es pícaro por naturaleza

La idea de que "el ser humano es un pícaro por naturaleza" refleja una visión antropológica que destaca la tendencia humana hacia el engaño, la astucia y la búsqueda de ventajas personales, y las soluciones por el "todo vale". En muchos contextos históricos y culturales, el ser humano ha demostrado una propensión a actuar en función de sus intereses y egoísmos, a veces a costa del bien común. Esta naturaleza pícara no es necesariamente maliciosa en todos los casos, pero sí implica una inclinación a sortear las reglas cuando estas no convienen, es decir a la supervivencia.

En el contexto de la corrupción, esta naturaleza se ve exacerbada por la falta de control y vigilancia judicial, social y política. Tanto en dictaduras como en democracias donde el pueblo no participa activamente, sino por delegación en el Congreso y Senado, los diputados o "administradores del voto" en posiciones de poder pueden sucumbir a la tentación de utilizar ese poder en beneficio propio o del partido. Esto puede manifestarse en la acumulación ilícita de riqueza, el nepotismo, o la manipulación de procesos electorales.

Para terminar

La interacción entre el sistema de gobierno, la participación ciudadana y la naturaleza humana es compleja y dinámica. En las dictaduras, la exclusión del pueblo crea un ambiente propicio para la corrupción y el abuso de poder, mientras que en las democracias, la falta de participación activa puede llevar a que el poder se burle de la voluntad popular y se reproduzcan vicios similares. Es decir, en democracia existe más corruptos que en las dictaduras.

 La naturaleza pícara del ser humano, si no es contrarrestada por instituciones sólidas y una ciudadanía vigilante, culta y preparada, puede convertir cualquier forma de gobierno en un terreno fértil para la corrupción y la burla. Por tanto, la participación activa y crítica del pueblo es esencial para que la democracia cumpla con su promesa de ser un sistema de gobierno justo y equitativo.

 Ramón Palmeral

Alicante, 04-09-2024