(Homenaje a Juana Francés por Ramón Palmeral)
Juana Concepción Francés de la Campa (Alicante 1924-Madrid 1990) fue una de las artistas españolas más destacadas del siglo XX, cuya trayectoria artística abarcó desde la figuración hasta las vanguardias más radicales. Su evolución es un claro ejemplo de cómo una artista puede moverse entre distintos lenguajes plásticos y encontrar su propia voz a lo largo de su carrera. Fue una de la primeras mujeres pintoras en exponer en el extranjero y fundadora del grupo El Paso.
1. Primera etapa: La figuración (década de 1950)
En sus primeros años, Juana Francés comenzó su carrera dentro del ámbito de la figuración. Sus primeras obras se enmarcan en el contexto del realismo social, muy influido por la situación política y económica de la posguerra española. Estas pinturas reflejaban el sufrimiento y la dureza de la vida cotidiana, destacándose por una representación cruda de la figura humana. Durante este período, se perciben influencias de los grandes maestros del realismo europeo, como Courbet y Goya, y otros artistas españoles de la época que retrataban las tensiones sociales.
En esta fase, su trabajo está marcado por un uso expresivo del color y por la representación de figuras humanas en situaciones dramáticas. La figuración que abordaba en esta etapa tenía una carga de crítica social, lo que la vinculaba a las corrientes artísticas comprometidas con la situación política de su tiempo.
2. Transición hacia la abstracción (finales de los 50 y principios de los 60)
A medida que avanzaba en su carrera, Francés comenzó a desprenderse de la representación figurativa, orientándose cada vez más hacia la abstracción. Este proceso coincidió con su participación en el grupo El Paso (1957-1960), del cual fue la única mujer miembro. El Paso fue un colectivo de artistas vanguardistas que impulsaron la renovación del arte español desde una perspectiva abstracta y gestual. Artistas como Antonio Saura, Manolo Millares y Rafael Canogar compartieron con Juana Francés el interés por romper con el academicismo y buscar nuevas formas de expresión artística.
Durante esta etapa, su obra se caracteriza por una mayor libertad en la técnica y una exploración profunda de la materia pictórica. Francés empezó a trabajar con texturas, relieves y materiales no convencionales, como arena o polvo de mármol ,ladrillos aplicados a la superficie del lienzo. Esto le permitió generar una sensación de tridimensionalidad y profundidad que rompía con la bidimensionalidad tradicional del cuadro.
3. Etapa madura: Vanguardia y experimentación (años 60 y 70)
En los años 60, Francés abrazó plenamente la abstracción, desarrollando un lenguaje plástico cada vez más personal y ligado a las corrientes de vanguardia. Sus cuadros se caracterizan por el uso de colores más sobrios, especialmente gamas de grises, blancos y negros, lo que otorga a sus obras un tono más austero y reflexivo. Además, la artista profundiza en el empleo de materiales no convencionales, con un tratamiento matérico que resalta la textura y el relieve de sus obras. En 1960 forma parte de la exposición Befare Picasso, after Miró en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York; en 1961 en el Palais de Beaux-Arts de Bruselas, y en 1962 en la Tate Gallery de Londres en la exposición titulada Modern Spanish Painting. Estos datos evidencian que es prácticamente la única artista española que expone en el extranjero en ese período.
En esta fase, su obra se mueve hacia lo que algunos críticos han den ominado abstracción lírica. Las composiciones, ya completamente desvinculadas de la figuración, evocan paisajes imaginarios, universos abstractos y formas que sugieren un sentido cósmico o espiritual. Es evidente la influencia del informalismo y del arte matérico, que estaba en auge en Europa durante aquellos años. La obra de Francés adquirió una dimensión simbólica y existencial, reflejando una introspección personal y un acercamiento a lo inefable.
4. Últimos años: La plenitud creativa y el reconocimiento (década de 1980)
En la última etapa de su vida, Juana Francés consolidó su posición como una de las grandes figuras del arte contemporáneo español. Su obra continuó evolucionando hacia formas más minimalistas, aunque siempre manteniendo un vínculo con la materia (arenas) y el gesto del concepto. Se alejó de los excesos de la pintura gestual para explorar nuevas formas de simplicidad y esencialidad.
Francés fue reconocida y valorada por la crítica, y participó en numerosas exposiciones nacionales e internacionales como tres veces den la Bienal de Venecia en los años 50. Aunque su obra nunca alcanzó la fama masiva de otros miembros del grupo El Paso, al que pertenecía su pareja Pablo Serrano su influencia en el arte contemporáneo español es incuestionable.
Conclusión
Juana Francés protagonizó una evolución artística que va desde la figuración comprometida con la realidad social hasta la abstracción más experimental y vanguardista. A través de su trayectoria, la artista exploró diferentes lenguajes plásticos, moviéndose con fluidez entre la figuración y la vanguardia. Su obra, caracterizada por una búsqueda constante de nuevos medios expresivos, es un ejemplo de la capacidad transformadora del arte y de su poder para reflejar tanto las preocupaciones sociales como las cuestiones más profundas y abstractas del ser humano. Francés dejó un legado en el arte español que sigue siendo objeto de estudio y admiración que puede verse en el MACA, MUBAG, Reina Sofía y Museo Pablo Serrano de Zaragoza.
Ramón Palmeral
pintor alicantino
Presentación de la publicación CDL 30 de agosto a las 19 horas
Enlace: Juana Francés: una olvida pintora alicantina. Revista Meer