Pablo Serrano Aguilar (Crivillén, Teruel, 10 de febrero de 1908 - Madrid, 26 de noviembre de 1985), es uno de los escultores más importantes hispanoamericanos del siglo XX.
Estuvo 30 años entre Argentina y Uruguay. En 1938 se casó son María Lucía Real, su primera mujer con la que tuvo a su único hijo Pablo Bartolomé en 1939. (Leer un pdf "El Uruguay Pablo Serrano" del escritor Fernando Aínsa Amiguez). "Fue Maestro de taller en las Escuelas Profesionales Salesianas Don Bosco de Montevideo (respetada institución por su labor social entre los jóvenes y excelente centro de formación profesional), a profesor de Modelado en la Escuela de Industrias de la Construcción de la Universidad del Trabajo; de escultor con encargos casi exclusivos de la Arquidiócesis y órdenes religiosas, a reconocido artista nacional que recibe anualmente premios..."
Esta docencia le permite libarse del servicio militar cuando España Estaba en plena guerra civil.
Su hijo Pablo Bartolomé Serrano Real (nada sabemos de la madre uruguaya María Lucía Real), nació en 1939, en Montevideo (Uruguay) nació también escultor (obras), del que toma gran parte de sus influencias artísticas de su padre. La obra de Pablo Bartolomé Serrano oscila entre una figuración matizada por una estilización expresionista y un mayor alejamiento de las convenciones de representación. Así, coincide con su padre en que ambos tienen en amplios momentos de su trayectoria una preocupación por los problemas humanos, aunque también pudiera ser que la fuente de inspiración no fueran Los Fajaditos de Serrano (padre), seres sin libertad, atados y oprimidos, sino los homúnculos de Juana Francés (pintora alicantina y segunda esposa, sin hijos), con quien Pablo Serrano compartió la vida a su vuelta a España. Pablo Bartolomé casó con Susana Sapanoli (conocida como la nuera de Pablo Serrano), tienen una hija llamada Valeria Serrano Spanoli (la nieta de Pablo Serrano).
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UN POCO DE HISTORIA DEl GRAN MUSEO PABLO SERRANO DE ZARAGOZA
La construcción original, según proyecto del arquitecto D. Julio Bravo fue llevada a cabo hacia
1912 y contaba con un edificio de planta rectangular que servía para el aprendizaje de pintores, impreso- res y sastres, con unas naves anexas para futuros herreros y carpinteros, todo con una sola planta en altura. La propuesta del edificio inaugurado en 1994, llevada efecto según proyecto D. José Manuel Pérez Latorre, consistió básicamente en destinar el primer espacio a sala de
exposiciones temporales, talleres, cursos y representaciones, además de los servicios de índole administrativa.
Así, colocó en las diversas naves la colección estable de obras de Pablo Serrano, mediante un recorrido la- beríntico en suave descenso que permitía al visitante interrelacionarse con las cerca de 150 escultu-
ras expuestas y contemplarlas desde varios puntos de vista. El volumen vanguardista respecto al edificio preexistente, y el hormigón armado de su fachada han sido durante años su seña de identidad. El presupuesto total sobrepasó los 455 millones de pesetas. “Pese a todo, esta primera fase de rehabilitación del museo se abrió a medias por falta de presupuesto, y careció incluso de un pro-
grama concreto de actividades”. Quedó sin rehabilitar el edificio anexo a las naves, que englobaba la
puesta en marcha de los talleres de creatividad para artistas, espacios de modelado, biblioteca, salón polivalente y centro de documentación. El hijo del escultor (Pablo Bartolomé Serrano Real), su nuera (Susana Spanoli) esposa de Pablo Bartolomé) y su nieta (Valeria Serrano Spanoli) acudieron a la inauguración.
En 1929 marchó a Argentina y posteriormente a Uruguay, se estable ce Montevideo donde desarrolló una intensa labor docente, para luego pasar a realizar En 1946, cuando se encuentra en un proceso de ruptura muy drástico con su formación y está desarrollando sus primeras tentativas de abstracción, inicia su amistad con los artistas Lucio Fontana y el pintor uruguayo Joaquín Torres García, figura del constructivismo histórico, cuya influencia resultará decisiva para él. A través de ambos artistas Serrano conoce de primera mano las vanguardias europeas y en los años 1944, 1951 y 1954 obtiene el Primer Premio Nacional del Salón de Bellas Artes en Montevideo, siendo ya el escultor más reconocido de Uruguay y un referente en toda Sudamérica, donde actualmente se pueden contemplar esculturas... (Jaime Alarcón)
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OHL, Revista número 79, Junio 2011.
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