¿Por
qué razón el presidente del gobierno Portela Valladares convocó elecciones
anticipadas en 1936?
El 25 de septiembre de
1935 cayó el gobierno Alejandro Lerroux, por lo que Joaquín Chapaprieta pasó a ocupar también la
presidencia del Consejo de Ministros, puesto que era de Hacienda, con el apoyo
de la CEDA y los agrarios. El nuevo jefe de gobierno remodeló el gabinete y
redujo las carteras ministeriales de trece a nueve. Unas semanas después, el
29 de octubre, los ministros pertenecientes al Partido Radical se vieron
obligados a dimitir a consecuencia del escándalo de corrupción conocido como «Estraperlo».
Chapaprieta remodeló su gabinete sin
miembros del partido radical de Alejandro Lerroux y, a pesar de las
dificultades, persistió en tratar de llevar a buen puerto su plan de reformas:
para entonces había logrado reducir el déficit de las cuentas públicas de un
5 % a un 4 %.
Sin embargo, aislado políticamente y con la CEDA bloqueando sus reformas
fiscales progresistas, terminaría dimitiendo el 9 de diciembre del 35.
Alcalá Zamora nombró
como sustituto a Manuel Portela Valladares
(estuvo dos meses entre 14 de diciembre de 1935 a 19 de febrero del 1936) era
un hombre de paja del presidente de la República que, agobiado por la influencia de la CEDA,
dirigida por Gil Robles, y su propuesta
del concordato Iglesia-Estado (recordemos que la Constitución del 31 era laica),
reformas pendientes agraria (el campo
sublevado invadiendo fincas), los 30.000
detenidos que seguían en prisión desde la Revolución de octubre de 1934, con un
Manuel Azaña amenazando y cada vez con más poder mediático con la formación de
un Frente Popular (Coalición de izquierda siguiendo los dictados de Stalin), y
prometiendo la amnistía de todos los detenidos. El 17 de febrero decretó Portela el estado de alarma.
Portela tuvo que convocó
elecciones anticipadas en enero del 36. Creó el Partido Central Democrático)
pensando que iba a ganarlas. Estas son la
razones, por las que convocaría elecciones
anticipadas en para febrero del 36, cuando correspondía a finales del 1937, y
la perdió, y lo aceptó.
Sin embargo, esto
requiere una pequeña regresión en el tiempo para entenderlo. A lo largo de 1935
la influencia cada vez mayor de la CEDA en el gobierno impuso la contrarreforma
al ignorar o anular en gran medida la legislación referente a las relaciones
Iglesia — Estado, a las condiciones laborales y a la reforma agraria. La
izquierda no podía hacer nada, con sus líderes en la cárcel (como Largo Caballero
e Indalecio Prieto y el propio Azaña en el buque-prisión del puerto de
Barcelona) o otros en el exilio, ante la equivocación del octubre negro del 34
(que en realidad fue un golpe de estado fallido), Otras versiones, a posteriori
aseguran que Alcalá Zamora era reacio a disolver el Parlamento por segunda vez
en dos años, porque ello podía conducirle a su destitución como ocurriría con una
moción de censura el 11 mayo del 36, y sustituido por su enemigo número uno,
Manuel Azaña Díaz nuevo presidente de la República.
La jugada de Alcalá
Zamora cerrando el paso a Gil Robles (CEDA), lanzaba desde la presidencia de la
República su propio partido y daba a Portela Valladares, con el gobierno, el
decreto de disolución. Por ello es tan importante el testimonio de Portela ya
que su gobierno utilizaría todo su poder como hombre de paja. Sin embargo, esta
maniobra fracasó y el centro quedó prácticamente apartado del juego político.
Aún a pesar de esto, Portela no dudó en declarar como legal la victoria del
Frente Popular, dimite el 19 de febrero (por cabrero al haber perdido la
partida) en plenas elecciones, sin haberse ni constituido todas al circunscripciones,
e inmediatamente le sustituyó Azaña en mismo día 19, como presidente del gobierno
pero por dos meses, hasta el 11 de mayo como se ha dicho, y por al inseguridad, eran días de infarto en Madrid tomó como residencia el Palacio Real, volvemos a lo que hicieron los bolcheviques con la palacio de invierno de los zares en San Petesburgo en 1917, echarlos para meterse ellos y lo vemos hoy día a Putin en el Kremlin (antigua residencia del emperador ruso en Moscú).
El
procedimiento jurídico de elecciones lo daba el artículo 81 de la Constitución del 31 y
prácticamente no hubo discusión: el 7 de abril 238 diputados (del Frente
Popular y el PNV) votaron por la destitución y 5 en contra; los grupos de la
derecha no estuvieron presentes.
Dimisión
de Portela en pleno proceso de elecciones
Son controvertidas, las
causas de la dimisión de Portela, asustado, desbordado, abandonado por los
gobernadores civiles y sin ceder a las presiones de la derecha política y
militares que le demandaban la declaración del estado de guerra, ante los disturbios
de los anarquistas, socialistas ¡, comunistas y Ezquerra catalana. Cobardemente
exige de Azaña que se sustituya en el
cargo de presidente sin ajustarse a los plazos del relevo.
Resultado
fraudulento de las elecciones de febrero del 36
Otro de los argumentos esgrimidos en contra de la
victoria del Frente Popular fue la desproporción entre los votos populares
conseguidos por cada partido y el número correspondiente de diputados. Esto
formaba parte del sistema electoral de aquella época, que tenía como objetivo
facilitar mayorías fuertes. Si un distrito — por ejemplo, la ciudad de Madrid —
tenía diecisiete diputados, la mayoría conseguía trece, y la minoría, cuatro,
aunque hubiese pocos votos de diferencia entre ellas. Así fue como la derecha
unida ganó las elecciones de 1933, sin una mayoría nacional, contra la
izquierda desunida. Ni la derecha protestó entonces ni hizo esfuerzo alguno
para cambiar este sistema durante los dos años que estuvo en el poder.
Otra "prueba" presentada por los
franquistas para demostrar el carácter fraudulento de las elecciones de 1936 es
un documento redactado por orden de Serrano Suñer, entonces ministro del
Interior y publicado en 1939 (Dictamen de la comisión sobre ilegitimación
de poderes actuantes el 18 de julio de 1936, Madrid, 1939 y Apéndice I
al Dictamen...).
ctas con raspaduras y dígitos cambiados para añadir
más votos que los reales a los candidatos del Frente Popular en Jaén, donde
hubo urnas con más votos que votantes; recuento adulterado gravemente en La Coruña;
fraude en Cáceres, Valencia -con escrutinios a puerta cerrada sin testigos- o
Santa Cruz de Tenerife, donde "la victoria oficiosa del centro-derecha se
convirtió en un corto triunfo del FP, que se anotó los cuatroescaños de las
mayorías; desvíos de votos en Berlanga, Don Benito y Llerena para perjudicar a
la CEDA... Al menos el 10% del total de los escaños repartidos (lo que supone
más de 50) no fue fruto de una competencia electoral en libertad, sostienen
Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, los autores de'1936: Fraude y Violencia'.
El libro supone, según el historiador Stanley G. Payne, "el fin del último
de los grandes mitos políticos del siglo XX". "España se ha vuelto
Coruña", dejó escrito Niceto Alcalá-Zamora para referir cómo se generalizó
lo ocurrido en La Coruña, que para el ex presidente de la República
ejemplificaba "esas póstumas y vergonzosas rectificaciones"
acontecidas con las actas electorales. Si a los 240 asientos conseguidos por el
Frente Popular se le restan los que fueron fruto del fraude, las izquierdas
solas no habrían llegado al Gobierno
El día 20 debían abrirse de nuevo 57 colegios de la
capital malacitana. Se disputaban nada menos que 29.000 votos. Los resultados
del día 16 favorecieron con holgura al FP. Por eso resulta un misterio que la coalición
cambiara de candidato (práctica legal), el socialista Luis Dorado, que tenía
que sacar 13.000 votos de diferencia respecto del cedista para asegurar su
escaño. Militantes del FP ocuparon en la víspera la sede del Gobierno Civil y
sustituyeron al gobernador por un concejal afín. Lo mismo hicieron en el
Ayuntamiento y la Diputación. El nuevo gobernador clausuró las sedes de la CEDA
y Falange y detuvo a varios afiliados.
¿Por qué el
gobierno no dio los resultados de las elecciones de febrero del 36?
El dictamen, escrito bajo las órdenes de Serrano
Suñer en 1939, acusa de fraude las elecciones en la provincia de Valencia; sin
embargo, en las Cortes, Serrano Suñer, siendo diputado, afirmó que en su
opinión las elecciones en dicha provincia se desarrollaron en condiciones
normales (Diario de sesiones, 20 de marzo de 1936). El dictamen también objeta
las elecciones en Pontevedra, donde diez escaños fueron para la izquierda y
tres para la derecha. Pero en las discusiones en las Cortes, nadie cuestionó la
validez de los escaños de la izquierda, y se produjo una disputa entre el
centro y la derecha, que habían concurrido juntas en las elecciones de febrero,
por los tres escaños restantes. El reaccionario Suárez de Tangil declaró
durante los debates que no tenía objeciones a los resultados de Pontevedra, y
el candidato de la CEDA, Barros de Lys, dijo: "Yo tengo que decir que
considero legítima la elección de los candidatos del Frente Popular y, por lo
tanto, no podría formular ninguna protesta contra su proclamación" (Diario
de sesiones, 26 de marzo de 1936). El lector interesado puede consultar en el
Diario los debates sobre las elecciones en Salamanca, Toledo, Burgos, La Coruña
y otras regiones.
Nuevas leyes
del Frente Popular
El 22 de febrero los 30.000 presos, hubo 1.500
muertos. fueron considerados “presos político” y todos fueron amnistiados como
sus líderes Largo Caballero e Indalecio
Prieto. Una renovación rápida de la
distribución de tierras prometidas en Andalucía y en Extremadura (incautaciones
que no pagaron a sus propietarios). Todos, los ayuntamiento suspendidos por la
CEDA fueron renovados, así como el suspendido gobierno de Companys, dos
generales, sospechosos de desafección con el Frente Popular fueron destinados o
desterrados: Francisco Franco a Canarias,
y Manuel Godet a Baleares,
iniciado el Alzamiento Nacional fue fusilado el 12 de agosto del 36 en los
fosos de Montyuic.
Detención de José Antonio Primo de Rivera, fundador
de la Falange
Española el 14 de marzo del 36 en la casa paterna de la calle Serrano de Madrid, encarcelando en Modelo de Madrid,
y posteriormente trasladado a la de Alicante
y fusilado el 20 de noviembre del mis año. Juan a Jose Antonio fueron detenidios una docena de dirigentes
En el periodo de la Segunda
República las organizaciones juveniles se caracterizaron por su carácter
violento. Las juventudes de izquierdas se proclamaban revolucionarias y las
juventudes de derechas falangistas, antiliberales. Los enfrentamientos entre
ambas eran frecuentes. Unas y otras, escapando al control de sus respectivos
partidos, contradecían abiertamente la actividad de estos en el Parlamento.
La situación en el ámbito laboral no era mejor, las organizaciones obreras se
enfrentaban a grupos de pistoleros al servicio de los intereses de los
patronos. En este contexto surge la Falange Española con la práctica de la
violencia como parte de su ideario.
El 30 de abril del 36
al Falange Española fue ilegalizada por el tribunal Supremo.
La revolución de la primavera caliente del 36
Escribe el historiado Gabriel Jasckson:
"Estas primeras disposiciones no sólo parecieron satisfactorias a la masa de votantes urbanos liberales, que eran seguidores de Azaña, sino que fueron elogiadas sin reservas por el republicano conservador Miguel Maura y los dirigentes secundarios de la CEDA, Giménez Fernández y Luis Lucia. Sin embargo, también pudo verse que la victoria había intoxicado al ala izquierdista del Frente Popular, y que el Gobierno de Azaña estaba desbordado por sus propias masas. En docenas de ciudades, los desfiles celebrando la victoria fueron acompañados de choques con la policía, marchas contra las cárceles, y ataques, o amenazas de ataques, contra las iglesias. Hubo que asignar retenes extra de la policía para guardar las iglesias en las principales ciudades, así como los edificios de El Debate y ABC en Madrid. Azaña mantuvo el estado de alarma que fue proclamado por Portela el 17 de febrero. La prensa censurada no llevaba palabras violentas fuera de la capital; pero en el Ministerio de la Gobernación se recibían constantes informes de confiscación de tierras acompañadas de choques con la Guardia Civil y Guardias de Asalto." (Páginas 183 y 184, La República Española y la Guerra Civil, Biblioteca Historia de España, Madrid, RBA, Barcelona, 2005 -primera edición de 1965 en EE.UU).
Ramón Fernández
Palmeral