Manolo y su amigo habían estado trabajando duramente durante un mes para conseguir casi mil euros cada uno: un dinero con el que podrían tomarse unas merecidas vacaciones en la capital de Italia, donde tenían previsto pasar un par de semanas.
Sin embargo, la segunda noche, cuando se disponían a dar una vuelta tranquila, fueron sorprendidos por un hombre con traje que les sugirió entrar a un club llamado Poppea.
La experiencia
dentro de local resultó ser devastadora para sus economías: seducidos
por las camareras y creyendo haber ligado, comenzaron a consumir más y
más bebidas. [Pero chicos de verdad os creéis que estas camareras fueron seducidas por vuestros encantos murcianicos, y encima pagasteis con tarjeta visa de débito o crédito, sois unos ingenuos, Italia es mafia. Estas chicas cobra por horas y las botellita de cava Benjamín a 300 € cada una, la chica se lleva el 50% del descorche]
Al día siguiente recibieron un baño de realidad al ver su cuenta corriente completamente a 0 y sin rastro del dinero que tanto les había costado ahorrar.
Según advierten en la reseña, les cobraron cuatro botellas de Moet y seis horas de servicio de baile privado, dejándolos sin fondos para cubrir cualquier otro tipo de gasto y obligados a pedirle dinero a la madre de Manolo para poder volver a España a solo dos día de haber puesto un pie en Italia: "Todas nuestras vacaciones se arruinaron por esto, no caigan por favor".
Nunca jamás se debe pagar con tarjetas en puticlub, ni servicios de camareras del pene, apuestas, casinos, lugares poco fiable o decentes y menos en el extranjero o en Italia.
En España os hubiera pasado igual. El mundo de la noche es para los gatos con callos en las garras.
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