Más muertes por aislamiento y ansiedad que por COVID-19
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos obligó a vacunarnos bajo la excusa del "voluntariado". Sin embargo, ahora ningún organismo oficial asume la responsabilidad de las consecuencias. ¿Debería existir una Justicia que los juzgue? El verdadero peligro no era el sistema de aislamiento para evitar el contagio, sino la ineptitud del sistema de salud. Fuimos conejillos de indias en un experimento de laboratorio mientras las multinacionales farmacéuticas se enriquecían. Luego se supo que las mascarillas eran inútiles. Pedro Sánchez e Illa son culpables del inhumano confinamiento, digno de una novela de terror. Europa también tiene su parte de culpa y ahora lo pagará en las urnas el 9 de junio.
Esta inhumanidad, no se puede olvidar ni obviar, ni perdonar. Las personas mayores y discapacitados sufrimos mucho. No se nos atendió. Los familiares no podía visitar a sus mayores, y sufrimos mucho. Se instauró una especie de "nazismo inhumano". Los responsable no pueden quedar inmune. Nadie ha dimitido. Si gobierna asumes todas las responsabilidades. No vale eso de que era un situación inédita.
Lo delitos por lexa humanidad no prescriben nunca.
Testimonios
Resulta especialmente impactante la declaración de Kissimmee Koa, una enfermera de Orlando, sobre su experiencia durante la pandemia:
"Trabajé durante toda la friki-pandemia del COVID-19. Nosotras, las enfermeras, éramos las únicas que entrábamos a los cuartos de los pacientes, más que los médicos. Así, nos convertimos en conserjes, psicólogas, pastoras, de todo… ¿Hubo muchas muertes por COVID-19? Sí. ¿Murieron por el virus? No todos. Trabajé en varios hospitales y una de las causas de muerte era el aislamiento. Cuando admitían a los pacientes en el hospital, no se permitían visitas. Sin embargo, seguían expuestos a sus móviles, viendo noticias de que miles de personas estaban muriendo. Esto les provocaba ataques de pánico: 'Me voy a morir', decían, y empezaban a hiperventilar. Su oxigenación bajaba, terminaban en la UCI, intubados y fallecían.
Los ataques de pánico y ansiedad también surgían por no ver a sus familiares. Falta de respiradores. Durante el primer año no permitían ni siquiera ver a los muertos. Muchos no murieron de COVID-19, sino por ataques de ansiedad tan fuertes que hiperventilaban al punto de no poder respirar. La falta de psicólogos y psiquiatras empeoraba la situación. Las emociones jugaron un papel crucial en esta pandemia, y muchas personas murieron debido a esta situación, no al virus. Además, los medicamentos experimentales e inadecuados también causaron muertes. Si aplicábamos ciertos fármacos, los pacientes empeoraban rápidamente. Lo advertimos muchas veces, pero no se nos escuchó".