(Líderes mundiales en 2015)
La multipolaridad es un concepto político que describe un mundo en el que múltiples actores tienen poder y relevancia en la escena internacional, en contraposición al sistema unipolar o bipolar que predominó en diferentes momentos de la historia contemporánea. En el contexto actual, donde no hay un solo poder dominante como lo fue durante la Guerra Fría (Estados Unidos) o el periodo de post-Guerra Fría (EE. UU. y sus aliados), la multipolaridad sugiere que hay varios centros de poder emergentes que compiten entre sí y buscan influir en los asuntos globales. Actualmente en 2024 Putin decide aislarse del mundo al meterse en una errónea guerra de conquista de territorios de la antigua RUSS, al estilo medieval de Pedro I el Grande, cuando en el mundo de entonces no existían medios de comunicación, ni acuerdos intergubenamentales como la OTAN, UE, EE.UU y Europa, CHINA con INDIA y Oceanía.
Una de las características más destacadas de la multipolaridad es la diversidad de actores influyentes. Estos pueden incluir potencias estatales tradicionales, como Estados Unidos, China, Rusia, la Unión Europea, así como actores no estatales como corporaciones transnacionales, organizaciones internacionales y grupos de interés. Esta diversidad de actores implica que no hay un solo actor que pueda imponer su voluntad sobre los demás, lo que conduce a un equilibrio de poder más dinámico y a veces tenso.
La multipolaridad también se manifiesta en la competencia por recursos, mercados y esferas de influencia. Las potencias emergentes buscan expandir su presencia económica, política y militar en diversas regiones del mundo, lo que puede dar lugar a conflictos de intereses y rivalidades geopolíticas. Por ejemplo, la creciente influencia de China en Asia-Pacífico y África ha generado preocupaciones en Washington y otras capitales occidentales sobre un posible desplazamiento de la hegemonía estadounidense.
Además, la multipolaridad implica una mayor complejidad en la diplomacia y las relaciones internacionales. Los países deben manejar una red más amplia de alianzas y asociaciones para proteger sus intereses y avanzar en sus objetivos estratégicos. Esto puede conducir a coaliciones cambiantes y acuerdos temporales entre actores que comparten intereses comunes, incluso si tienen diferencias ideológicas o históricas significativas.
En el contexto del pensamiento socialista, la multipolaridad ofrece nuevas oportunidades y desafíos. Por un lado, el debilitamiento relativo de la influencia occidental puede crear un espacio para que los movimientos socialistas y antiimperialistas ganen terreno en diferentes partes del mundo. Por otro lado, la competencia entre potencias emergentes puede obstaculizar la solidaridad internacional y dificultar la construcción de un frente unificado contra el capitalismo global. En este sentido, el éxito del socialismo en la era de la multipolaridad dependerá en gran medida de la capacidad de los movimientos progresistas para adaptarse a un entorno geopolítico en constante cambio y aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan.
Y para el remate de los tomates, tenemos el histórico enfrentamiento de las religiones de las cruzadas cristinas contra musulmanes, y viceversa judíos,ortodoxos, protestantes, talibanes, chiies, etc, etc. Hamas contra Israel, y su bíblica venganza, el error de secuestrar a civiles, y el desprecio por al Declaración Universal de los Derechus Humanos de 1948.
Ramón Palmeral
Alicante, 07-04-2024