El parlamento catalán se permite el lujo de tener 135 deputados, un lujo excesivo para un región autonómica española que va en declive económico y social. Es como la Rusia española, que cuanto peor les va, la propaganda y la represión aumentan, como por ejemplo la pobreza de los barrios marginales, favelas en un sinfín de sitios de Barcelona y si cinturón industrial, cada vez con menos empresas, las burocracia y el empeño del uso del idioma a catalán como sistema nacionalista represor y aislamiento. Encima los separatistas con la idea errónea de una país o una nación independiente, sobre todo cuando eres pobre y dependes de los préstamos de la Madre Patria. Encima sin agua por la falta de inversiones hidráulicas. Jordi coge la maleta y se va al sur o al Levante.
Pero evidentemente, quien vive de esa idea porque como un rufian cobra por defenderla y esta sentado en el Parlamento entre 135 sueldazos. Puede Cataluña seguir con este lujo parlamentario y un presidente que cobra más que el presidente del gobierno. Se puede seguir ignorando la verdad mientras las elites son cada vez más ricos, y los pobres más pobres. Antes en mis años juveniles todos nos queríamos ir a Barcelona a trabajar, ahora que no nos hablen de ir, sino de marchar. Yo viví en Barcelona un año, entre 1974 y 1975, y era maravilloso, un Edén.
Dejémonos de sueños, mentiras e irrealidad, cuando vivimos en Europa y en un mundo globalizado y con la suerte de tener el idiomas castellano como segunda lengua más hablada en el mundo con 500 millones de hablantes.
Politicos negligentes como Puigdemont es una vergüenza, y encima fugado.
Independestitas irracionales
Ceguera y ombliguismo. El romanticismo pasó a mejor vida.
Qué fue de aquellos años del 92 de la Olimpiada, y la sonrisa
Ramon Palmeral