Para qué tenemos tantas leyes, códigos y reglamentos de obligado cumplimiento, con imposición de multas y penas de prisión para los infractores, sentencias, seminarios judiciales, cursos, estudio de la Constitución y leyes para exámenes y oposiciones, si luego viene un "pirao" y se salta la Constitución, los Tratados internacionales, la separación de poderes, y no hay quien pueda pararlo, semejante a un dictador autócrata, a un dios civil. Lo que alienta a los infractores y estafadores a infringir la Ley, cuando el principal responsable, es decir, la autoridad, la incumple los súbditos no está obligados cumplir sus deberes y obligaciones.
¿Qué vas a explicarle los catedráticos y profesores a sus alumnos de Derecho Constitucional. Les explicará que cuando el rey que como un huevo, los súbditos se comerán mil gallinas. Si todo esto de la amnistía y otra prevendas las hace una autoridad sin escrupulos eticos de derecho, qué se puede esperar de él.
Ley de Orgánica 2/86, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: “Se ejercerá su función con absoluto respeto a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico".
Jean-Jacques Rousseau
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), en su influyente tratado El contrato social, publicado en 1762, dibujó una versión muy diferente de la teoría contractual. La teoría de Rousseau tiene muchos puntos en común con la tradición individualista de Locke, aunque también se diferencia de aquella en muchos aspectos. El postulado de Rousseau, que da nombre a esta teoría, emplea el lenguaje jurídico propio de las relaciones privadas entre los hombres. Este pensador, a partir de su observación de la sociedad, constituida en ese entonces por masas sometidas al Rey, discute acerca del vínculo que existe entre el soberano y los súbditos. "El hombre ha nacido libre y, sin embargo por todas partes se encuentra encadenado".6 Descarta que el vínculo se halle en la fuerza o la sumisión, sino que por el contrario, los hombres voluntariamente renuncian a un estado de natural inocencia para someterse a las reglas de la sociedad, a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social. Este consentimiento voluntario se materializa a través de un contrato, "el contrato social" en este caso.
Para Rousseau, el hombre primigenio (el que estaba en el Estado de naturaleza) es un ser sin maldad, en el que predominan dos sentimientos básicos: el amor de sí, es decir el instinto de autoprotección, y la piedad (repugnancia por el sufrimiento ajeno), pero a medida que va creciendo la población se van juntando grupos, esa unión crea falsas necesidades, para cubrirlas el hombre inventa la agricultura y la ganadería, pero cuanto más tiene el hombre más desea, y ciertas personas acumulan riquezas, estos temiendo por sus vidas y por sus riquezas debido a los recelos creados promueven un pacto, este pacto será el primer código.