Montse Tomé, nueva seleccionadora nacional tras la destitución de Vilda
El plan de la Federación es que al mando del banquillo estuviese una entrenadora que tenga mucha más conexión con las futbolistas
En la Asamblea en la que Rubiales decidió tomar medidas drásticas, también expresó su firme respaldo a Jorge Vilda, quien estaba presente y aplaudió, aunque más tarde reconoció su error cuando Rubiales finalizó su controvertida declaración. Previamente, el suspendido presidente de la Federación Española le aumentó su salario: "He iniciado los procedimientos para entablar una negociación contigo, en la que te invito a quedarte con nosotros durante los próximos cuatro años, con un salario de medio millón de euros al año; te lo has ganado", aseguró. Era una estrategia de mantener el rumbo, tanto para él como para Jorge Vilda.
Incluso haberse coronado campeón del mundo no le permitió a Jorge Vilda conservar su puesto. Había estado involucrado en demasiadas controversias, y su estrecha relación con Luis Rubiales resultaba problemática para una Federación que buscaba distanciarse de todo lo que representaba el presidente suspendido por la FIFA.
Jorge Vilda fue una elección personal de Rubiales y un reflejo de su poder y liderazgo cuando las quince futbolistas principales se negaron a volver a la selección española debido a la necesidad de un cambio radical en la gestión del seleccionador. Se le acusaba de ser excesivamente controlador y de no lograr mejorar el desempeño de las jugadoras, quienes tenían que luchar por cualquier pequeña mejora en sus concentraciones. Una rebelión así, liderada por las mejores futbolistas, habría dejado en apuros a cualquier otro entrenador, pero Rubiales no dudó en respaldar al técnico en ese momento. Sin embargo, tanto Rubiales como Jorge Vilda son figuras del pasado ahora.