La titulitis en España
Ramón Palmeral
En el año 2001 la Real Academia Española de la Lengua (RAE) lo incorporó la palabra titulitis para referirse a la “valoración desmesurada de los títulos y certificados de estudios como garantía de conocimientos de alguien”.
Por ejemplo, mi currículum profesional X está lleno de diplomas y medallas, pero ninguna sobre Literatura, a pesar de haber publicado más de 50 libros. Pero en España a la hora de publicarte una comunicación, no ponencia, miran tu currículum, y aunque el trabajo sea excelente, al final miran si eres profesor, doctorando o catedrático, y si careces de él no te publican por miedo al que dirán en otros lugares académicos. En tres ocasiones me han aceptado comunicaciones a congresos, sin embargo al llegar la título académico que pueda tener, te lo rechazan automáticamente, por el problema de la “titulitis”. Es como a los pintores autodidacta no los valoran y te queda fuera de los premios, no entras en el algoritmo.
La "titulitis" es un problema arraigado en la sociedad española, y su alcance va mucho más allá de la definición que ofrece la Real Academia Española, que la describe como la "valoración exagerada de los títulos y certificados académicos como indicadores del conocimiento de una persona". De hecho, como la mayoría de los jóvenes saben, en el mercado laboral español, los másteres y el dominio de idiomas tienen un peso relativamente bajo.
Resulta interesante observar que los políticos que han exagerado sus logros académicos lo han hecho más por vanidad que por necesidad. España cuenta con numerosos casos de diputados, presidentes de comunidades autónomas y del Gobierno que apenas cuentan con una licenciatura, en el mejor de los casos. El título académico es muy importante en esta España acomplejada.
En resumen, en España, la "titulitis" tiene sus raíces en nuestra historia reciente y pasada. En tiempos pasados, se otorgaba gran importancia a los títulos nobiliarios y la hidalguía como medio para alcanzar una posición social destacada. Y muchos título se compraban En tiempos más recientes, la falta de capital social dificultaba que las personas comunes, a menos que tuvieran un mérito verdaderamente excepcional, accedieran a los centros de poder político y económico sin títulos universitarios. El saber no se valora, se valor el título en la especialidad parta la que se exige, y muchos de ellos se compran y se venden, porque existen entidades que los facilitan. Y gente sin escrúpulos los colecciona y lo exhibe.
En otros países facilitan e incluso pagan, a su empleados para que hagan masteres o doctorado.