Esa perspectiva madrileño-centrista sigue siendo una de las claves que influyen en el panorama político tanto a nivel nacional como regional. La forma en que comprendemos la geografía de España tendrá un impacto en su gobernabilidad. Algunos están sorprendidos por la aparente exclusión del Partido Nacionalista Vasco hacia el Partido Popular, lo que frustra las aspiraciones presidencialistas de Alberto Núñez Feijóo. También resulta llamativo que Coalición Canaria esté dispuesta a negociar la investidura de Pedro Sánchez, lo que indica un cambio en la dinámica política.
Es interesante observar cómo dos partidos que solían ubicarse en la derecha del espectro político están dispuestos a colaborar con la izquierda. A diferencia de la derecha, el progresismo parece entender mejor la situación actual, lo que ha llevado a resultados inesperados. Aquellos que ven al PNV y a la formación canaria como partidos conservadores están anclados en una perspectiva desactualizada del panorama político y cultural español. Siguen analizando la situación bajo el obsoleto prisma de izquierda-derecha en lugar de reconocer la polarización actual entre la búsqueda de homogeneidad y centralismo y la valoración de una nación unida pero diversa, respetuosa de las diferencias regionales.
Es comprensible que la mayoría de los partidos regionalistas, excepto la Unión del Pueblo Navarro, prefieran a Pedro Sánchez como presidente, ya que esto contrarresta una visión empobrecida de España promovida en gran parte por Vox, que es el aliado necesario del PP a menos que Abascal ceda a las presiones externas y ofrezca apoyo gratuito a Feijóo.
Es fundamental para cualquier partido comprender y abordar las diferentes sensibilidades territoriales si aspira a gobernar el país nuevamente. La posible vuelta al poder del Partido Popular podría complicarse si prescinde de Alberto Núñez Feijóo y decide dar la alternativa a Isabel Díaz Ayuso, cuya postura hacia un nacionalismo madrileño puede ser interpretada como ficticia.
La derecha, liderada por un líder regionalista comprometido como el líder gallego, ha adoptado una visión de asimilación de toda España a Madrid, posiblemente influenciada por los impulsos nacionalistas de Vox. Ahora hacen gestos para conectar con la periferia, y esa empatía hacia la diversidad será crucial.
La derecha parece empeñada en presentar a España como una entidad homogénea, a pesar de que nuestra riqueza radica en la diversidad cultural y geográfica. Las diferencias entre las regiones son evidentes, incluso en aspectos sutiles como el carácter de los lugareños.
El desequilibrio comparativo con respecto a la capital, donde se concentran las descompensaciones profundas, es notable en el sistema de financiación que marginaliza a regiones como la nuestra. Los gobernantes de la Comunidad Valenciana también deben asumir responsabilidad por profundizar esta situación al acumular una deuda significativa. Es importante no solo pedir más financiación, sino también asumir la responsabilidad y disculparse por las decisiones que llevaron a esta situación. Somos la segunda autonomía más endeudada de España, después de Cataluña, y aquellos que han agravado esta situación deben ser responsables de sus acciones.
