(Cuadro pintado al óleo sobre lienzo 60 x 80 cm., por Ramón Palmeral, Alicante 2023
......La Infantería de Marina española, la más antigua del mundo, Roberto Gutiérrez)
La Infantería de Marina española, la más antigua del mundo, aún tiene una misión que realizar, pero no podrá sobrevivir en un tiempo de fuertes reducciones presupuestarias si no adapta su tamaño y procedimientos operativos a las posibilidades reales de la Armada y el Ministerio de Defensa. Para ello es preciso abandonar la actual estructura por funciones, valorar la aportación del Ejército al esfuerzo conjunto y limitar las responsabilidades de la fuerza anfibia a funciones que representen un valor añadido.
Antes incluso de que se formalizara la unidad de España como estado, ya existían los hombres de armas (que no marineros) a bordo de los buques de la flota castellana de Alfonso X el sabio, denominados “sobresalientes”. No obstante, se considera que la primera infantería de marina con la vocación específica de desembarcar desde los navíos para luchar en tierra nace durante el reinado de Carlos V, que creará el cuerpo en 1537.
Las compañías viejas de mar de Nápoles, que así se llamaban, las formaban hombres de armas a bordo de las galeras que combatían en el Mediterráneo contra la expansión del Imperio otomano en el siglo XVI. Esta función de combate a bordo de los buques, especialmente con arcabuz, conocería su mayor momento de gloria durante la batalla de Lepanto, en 1571. No obstante, ya antes de esta fecha se había iniciado una práctica que acabaría por dar forma a la infantería de marina moderna. Tras dos sonoros fracasos (asalto sobre Argel en 1541 y Trípoli en 1560) será en 1565, con la toma de Malta, cuando se producirá el primer desembarco anfibio de la historia coronado con éxito. En estas gestas participarán hombres tan ilustres como Álvaro de Bazán, Hernán Cortés o Miguel de Cervantes.
De la experiencia acumulada por estas acciones viene la decisión de Felipe II de crear una unidad específica y permanente para servir a la Gran Armada; el primer “Tercio de Armada” será creado el 27 de Febrero de 1566.
Por tanto, no es solo cuestión de haber sido los primeros en el calendario de la historia en formalizar las tropas de infantería de marina, sino que hemos sido los artífices y pioneros de una forma de luchar sacrificada y dura como pocas. Ese espíritu de sacrificio, que aúna la dureza y el aislamiento de los hombres de mar y la capacidad de combatir de los tercios de Flandes, seña de identidad de nuestro Ejército, es el que hace tan especial al infante de marina.
No obstante, a partir del siglo XVIII el cuerpo, implicado como el resto de la nación en innumerables guerras externas e internas, va perdiendo su función original para pasar a ser una fuerza combatiente convencional, actuando las menos de las veces en defensa de los puestos y fortines situados en las costas y las más como mera infantería.
Ciertamente, la defensa de los buques va perdiendo importancia según van evolucionando las naves, siendo testimonial desde la aparición de la coraza y la imposición del cañón de ánima rayada como forma básica de combatir. Las operaciones anfibias no serán una excepción, estando España sumergida en una crisis permanente que acabará en la pérdida de las colonias en 1898.
Será ya en pleno siglo XX cuando una España que estuvo a punto de suprimir el cuerpo, vuelva a demostrar la utilidad del desembarco anfibio.
Después del fracaso de Gallipoli, en 1915, la mayoría de potencias occidentales consideraba estas operaciones demasiado arriesgadas, por lo que tras la Primera Guerra Mundial la doctrina del desembarco prácticamente cayó en el olvido. Sin embargo, tras el desastre de Annual y con el protectorado de Marruecos en estado de rebelión, el Ejército y la Armada, en conjunción con las fuerzas francesas, protagonizaran el desembarco de Alhucemas. Corría el año 1925, y aunque la infantería de marina no vea alivio inmediato a su situación orgánica, (casi es suprimida nuevamente durante la Segunda República) se puede considerar el comienzo de una doctrina de empleo que vivirá sus tiempos de gloria durante la Segunda Guerra Mundial.
Los tiempos modernos (durante la Guerra Fría y posteriormente) están marcados por la preponderancia de la US Navy y su cuerpo de infantes de marina, el US Marine Corp (USMC), famoso por sus acciones y, por qué no decirlo, su buena prensa en cine y televisión. No será el caso de la mayoría de infanterías de marina europeas, que no pasarán de fuerzas de apoyo a la acción naval con medios limitados en entidad y en el tiempo.
Esta doctrina de empleo no será seguida por la armada española, que ve en los Marines americanos el ejemplo a seguir, pese a no contar con el presupuesto ni los medios no ya de estos, si no del resto de miembros de la OTAN.