ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

miércoles, 12 de abril de 2023

Picasso y los nazis en París

 

                                                           (Retrato de Pablo Picasso por Palmeral)

Las huellas sombrías que la Ocupación nazi dejó en la obra de Picasso

PICASSO RETROSPECTIVA (Crónica)

Claudia Zapater

Grenoble (Francia), 8 oct (EFE).- Al contrario que muchos de sus compañeros artistas exiliados, Pablo Picasso permaneció en el París ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, periodo en el que pintó algunas de sus obras más sombrías, que ahora recupera Grenoble en la mayor retrospectiva de esta etapa realizada en Francia.

"En su pintura se percibe el conflicto, que supo mostrar sin nombrarlo de manera directa, y el ambiente opresor que sufrió París durante la Ocupación nazi", explicó a la prensa Sophie Bernard, comisaria de la muestra.

Pese a tener prohibido exponer, Picasso continúa pintando sin cesar y aunque nunca muestra la guerra explícitamente, refleja sentimientos de sufrimiento y miedo que traduce en su obra por un estilo más severo y una paleta ensombrecida.

Una etapa poco conocida y apreciada con respecto a otras más brillantes del artista malagueño, que aparece sin embargo como un momento pasional e intenso de su creación.

En 1939, cuando la Segunda Guerra Mundial acecha, Picasso comienza a pintar cuadros cada vez más siniestros, traduciendo su inquietud ante el inminente peligro.

Es a finales de agosto de ese año que Picasso y Dora Maar, pareja y musa del pintor, se refugian en Royan (costa oeste de Francia, delta del Garona), periodo en el que se suceden sus famosas “Mujeres con sombrero” y cabezas de cordero.

Pero Picasso, nostálgico de la escena artística de la capital, decide regresar al París ocupado de 1940 hasta el final de la guerra, aún habiendo sido estigmatizado por los nazis por su implicación con los republicanos españoles.

"Tenía todas las razones para huir de Francia pero decide quedarse, y aunque no participa activamente en la Resistencia, resiste con todas sus fuerzas gracias a su obra", dijo Bernard.

Picasso permanece en el país enfrentándose al reto de mantener la corriente artística considerada como "arte degenerado" por los nazis y que constituye la base de su obra, y no renunciar a la modernidad de la que era precursor.

Para ello, crea la mítica escultura “El hombre del cordero”, con el que consigue reavivar esos cánones clásicos, una obra que va más allá de las nociones de raza, religión y sexo y muestra al ser humano en toda su sencillez.

Dora Maar, artista comprometida políticamente a la que conoce en 1936 en el seno del círculo surrealista, se vuelve fuente de inspiración insaciable en este periodo sombrío para el malagueño.

"Dora se convierte en el rostro colectivo de la guerra poco a poco, Picasso se inspira mucho en ella durante esos años: disloca su rostro de manera que encarna la tragedia que viene”, narró Bernard.

Las naturalezas muertas, otra constante en su obra, evocan el conflicto de manera metafórica, sobre todo a través de figuras animales.

"La animalización y la alteración de la anatomía es la forma que tiene Picasso de mostrar la crueldad de la guerra", explicó Bernard.

Pese a trabajar poco el paisaje, Picasso lo explora bastante en obras con gran valor memorial, que pinta para celebrar lugares que amenazan con ser destruidos.

La muerte, omnipresente durante esta etapa marcada por la huida de sus amigos exiliados, entre ellos André Breton o Max Ernst, y la de miles de personas anónimas perseguidas, fue retratada por máscaras, expresiones aturdidas y desnudos hinchados.

Conforme los aliados van ganando terreno, la violencia plasmada en su obra va mutando en naturalezas muertas más sutiles, pero que muestran que la guerra sigue atormentándolo.

Tras la liberación de París, en agosto de 1944, "su obra muestra que aunque el conflicto ha terminado, la penuria no lo ha hecho", concluyó Bernard.

El Museo de Grenoble (sudeste de Francia) que expuso el primer Picasso en sus colecciones en 1921, acogerá el centenar de obras que componen este diario artístico de los años de guerra hasta el 5 de enero de 2020. EFE

czp/er/aam

.........................................

L'homme au mouton (El hombre del cordero)

Pablo Picasso (Pablo Ruiz Picasso)

Málaga, España, 1881 - Mougins, Francia, 1973
  • Fecha: 
    1943
  • Materia: 
    Escayola patinada
  • Técnica: 
    Vaciado a la romana (en dos partes)
  • Dimensiones: 
    209 x 78 x 75 cm
  • Categoría: 
    Escultura
  • Año de ingreso: 
    1999
  • Nº de registro: 
    DE01360

En pleno período de ocupación de París por parte del ejército nazi, Pablo Picasso se planteó un nuevo reto: llevar a cabo, con los medios tradicionales del modelado y el vaciado, una escultura en grandes dimensiones sobre un tema clásico, vinculado a la tradición iconográfica del primer cristianismo, el del Buen Pastor. La obra fue realizada en un solo día, como narra Brassaï, citando directamente a Picasso: «Después de no sé cuantos bocetos y meses de reflexión hice esta estatua en una sola tarde. Monté primero la armadura. Pero pocas veces esta se calcula bien. Yo me equivoqué con esta. Era demasiado débil y no resistía. […] amenazaba con hundirse en cualquier momento. Había que actuar deprisa. [...] Cogimos cuerdas y amarramos El hombre del cordero a las vigas. Decidí vaciarlo en escayola inmediatamente. Se hizo en la misma tarde. […] ¿Ven ustedes estas largas piernas delgadas, estos pies solo indicados, separados apenas del suelo? Hubiera querido modelarlos como el resto. Pero no me dio tiempo. Al final la dejé como estaba». L’homme au mouton (El hombre del cordero, 1943) respondía artística y políticamente al academicismo, como el que representaba el escultor preferido de Hitler, Arno Breker, que había expuesto en el Musée de l’Orangerie de París en 1942. La obra se interpreta como una reacción al ambiente de la Francia ocupada y como materialización de una idea, personificación alegórica de la libertad y la paz, que ocupó la mente de Picasso durante más de un año, tiempo en el que realizó más de cincuenta dibujos sobre el tema, datados entre 1942 y 1943.

Carmen Fernández Aparicio

.......................................................................