La ley estrella de Irene Montero se le han tumbado en el Congreso.
La ley del consentimiento que tenía más agujeros que un barco lavadero en el Manzanares se la tumban al PSOE.
La bancada de gobierno en pleno la dejó sola, junto a la ministra Belarra de Podemos
En otro país europeo Irene Montero hubiera dimitido de motus propio, simplemente por orgullo y dignidad, pero como está en coalición con el gobierno, Pedro Sanchez la mantiene en el consejo de ministros y ministras porque la necesita. Pedro no ha votado porque estaba de safari político en Doñana contra su enemigo Morero de PP. En campaña electoral.
El propio Sánchez pidió perdón por lo errores de esta ley y debió dimitir, porque 1000 voladores han visto sus penas reducidas u más de cien excarcelados. Y a las victomas qué, que la parta un rayo, dirá el del Falcon.
Los partidos de coalición seguirán desacreditando la ética política, y seguirán unidos sin poder separarse, y tragando sapos y centellas.
RAMON Palmeral
El Gobierno intenta suturar la herida por la que sangra la coalición, a cuenta la reforma de la ley del «solo sí es sí». «Se cierra un ciclo», dicen los socialistas, después de que el Congreso avalase por 233 votos la enmienda al texto del Ministerio de Igualdad para restablecer la horquilla penológica del Código Penal anterior. La norma pasará ahora al Senado, donde el PSOE maneja los tiempos y se prevé que quede definitivamente aprobada la próxima semana. El Ejecutivo está roto –en tres–, aunque esto no suponga necesariamente comprometer su supervivencia hasta el final de la legislatura. Pedro Sánchez está determinado a demostrar que la primera experiencia de un Gobierno de coalición de la democracia ha sido exitosa y no está dispuesto a precipitar su final a cualquier precio.
