Hasta el año pasado, Vladimir Putin, celebraba sus cumpleaños de manera sencilla, rodeado de una familia que todo el mundo desconoce y de sus amigos más cercanos. Mandando tirar unois misiles contra territorio ucranianoi como si fueran salvas.
Un círculo cada vez más cerrado por propia voluntad, que empezó a estrecharse al inicio de la pandemia del coronavirus en 2020 por el temor del presidente ruso a contagiarse y que, a día de hoy, sigue hermético gracias a las estrictas medidas de seguridad que rodean al jefe del Kremlin por miedo a un posible atentado.
La historia de Rusia ha escrito con sangre algún cambio de zar
y en el palacio presidencial no quieren que vuelva a ocurrir. Pero ocurrirá que al finalel pueblo ruso se levantar a una vez más y asaltarán el palacio del Kremlin que fueron del zar de todas las rusias.