Permítanme que les hable con toda franqueza, porque este oficio plantea muchas dudas y es bueno compartirlas. Muchas veces nos dicen: hacéis noticia de todo lo que Ayuso dice, que a menudo dice solo para ganarse un titular. Un clic. No creo que contemos cada provocación, pero es evidente que le damos, en general, un foco que otras comunidades y gobiernos merecen y no tienen. La pregunta es si merece tanto foco, tan desde el principio, por mucho que, a una velocidad trumpiana, saliera a tuitear que incumplirá el decreto de ahorro energético, aunque luego el portavoz madrileño matizó.
Más que cumplir, las grandes capitales europeas se están anticipando en el ahorro a sus gobiernos. Pero no es eso. No es que lo pida Europa. No es que fuera la propia Ayuso la que, con el argumento de que subía la luz, recortó los trenes del metro y, en cambio, quiera los escaparates encendidos de madrugada. No es que juegue con la idea del desacato aunque las multas serían para los comerciantes. No es, ni siquiera es, que fuera su partido y el propio Feijoó el que, hace cuatro días, defendía los planes de ahorro.
Si se dan todas esas contradicciones, ¿por qué caemos en la provocación? ¿Por el clic? Hay un riesgo de que así sea y es lo que tenemos que hacernos mirar. Tampoco habría que ignorar que Ayuso gobierna. Que aquello que dice se traduce en políticas. Ahí están las becas. No hay que ignorar el impacto en el discurso nacional de su partido, en cabeza ahora mismo en todas las encuestas. Y así, la nueva dirección, puesta en el aprieto de tener que contestar a Ayuso todo el rato, acaba atrapada en el discurso de Ayuso, hablando de libertad.
¿Libertad para cumplir un decreto? Podríamos ir al derecho. Pero, antes que nosotros ha ido el consejero de presidencia de Andalucía, donde el PP gobierna con mayoría absoluta: "Las norma son las normas, un recurso no exime de su cumplimiento".
¿Hay que preguntarse dónde ponemos el foco y si lo ponemos bien? Claro. Ahora, ¿hay que contar, en su contexto, que algunos discursos tienen efectos, hasta el punto de que tenga que salir un consejero a recordar la obviedad de que la ley está para cumplirse? Parece que también: que no somos los únicos que debemos hacernos preguntas.