A Pedro Sánchez se le revulven las pitufas de su coalición de gobierno, se pone muy nervioso cuando en el Congreso le piden explicaciones de caso Pegaso, caballo de Troya alado de los espías, pide dimisiones, llama a la Guardia Givil y Policía Nacional despectivamente Piolines, se desquicia, después de la pandemia del Covid 19, le llega la viruela del mono, la guerra de Ucrania, el gas licuado, Marruecos, Argelia, el polisario. Los podemistas critican a Qatar, la inflación, el gasoil, la gasolina por las nubes. No se que cojones le pasa a este tío que todo le sale mal. Y cuando está punto de caramelo, de caer, llega el PP y le salva, con un error de voto de un diputado que huele a trampa y a podrido, y luego Feijóo, le in extremis otro vez.
Los independentistas se le han subido a la parra a pesar de haberlos indultado. Está a punto de cabrearse y convocar elecciones generales. Ya nadie cree que pueda aguantar ni un año más.
Cuando se rompe un ritmo de las legislaturas como con aquel despropósito de moción de censura, y el no es no, pasan estas cosas. La selva política es así, es natural que los cocodrilos de ojos azules aparezcan a diario a comerse su ración de ñus.
Esto que yo escribo en mi blog se se puede enviar a un periódico porque la redacción tiene miedo a decir la verda y no me lo publica, censura.
