Ya dijo Trump que Europa tenía que tener su Ejército propio. No era en broma, pero Europa no hizo nada, ya es tarde.
La UE debate una fuerza de intervención rápida ante el trauma de Afganistán
Contaría con 5.000 efectivos y podría intervenir en situaciones de urgencia como la evacuación del aeropuerto de Kabul
El 20 de abril de 1974, los ministros de Exteriores de la UE decidieron reunirse de manera urgente a propuesta del entonces ministro de Exteriores alemán, Walter Scheel, debido a la preocupación generada por la guerra del Vietnam, la crisis del petróleo y el escándalo Watergate que salpicó a Richard Nixon. El lugar elegido para esta cita fue el palacio del siglo XIV de Scholss Gymnich, propiedad de una familia aristocrática, situado en una localidad cercana a Bonn (Alemania).
Desde entonces, los ministros de Exteriores europeos se reúnen cada seis meses en un ambiente más distendido del habitual, sin textos de conclusiones y con el menor número de asesores posibles, para debatir en profundidad sobre los asuntos candentes y el papel de la UE en el mundo. Estos consejos son denominados Gymnich, en la jerga comunitaria, aunque ya no se celebren en la ciudad alemana y sean organizados por las presidencias de turno europeas.
En esta ocasión, el Gymnich que comenzó ayer y se prolongará hasta mañana resulta más pertinente que nunca ya que se celebra tras la espantada de EEUU de Afganistán, una retirada de tropas que ha sido comparada con la derrota en Vietnam hace más de 40 años y que ha reabierto el debate sobre una política de defensa europea más autónoma respecto a Washington.
Aunque todavía no se esperan decisiones de calado, en la cena de ayer los ministros de Defensa de los Veintisiete comenzaron a debatir la puesta en marcha de una fuerza militar de intervención rápida con 5.000 efectivos que pueda actuar si EEUU decide no hacerlo, tal y como sucedió durante las evacuaciones del aeropuerto de Kabul, cuándo los países europeos tuvieron que adaptarse a las decisiones de Washington que decidió no prorrogar esta misión de salvamento más allá del 31 de agosto ante el temor a represalias por parte los talibanes. En realidad esta propuesta ya fue debatida en el mes de mayo, pero ahora vuelve a coger fuelle, ante la impotencia de los países europeos que se han visto obligados a dejar en la estacada a muchos de los afganos que han colaborado con ellos en los últimos años y cuyas vidas corren ahora peligro. Sólo Washington tenía los medios necesarios para garantizar la seguridad del aeropuerto, gracias al despliegue de 6.000 soldados, mientras el resto de los países tuvo que conformarse con el papel de meras comparsas.