La zurda de Marco Asensio apareció en los instantes finales para mandar a España a la final de los Juegos de Tokio.
Un golazo que buscó el ángulo más alejado de su posición, y lo
encontró, impidió al anfitrión llegar a su final. Lo manda a pelearse
por el bronce con México. El oro se lo juega España contra Brasil el
sábado a las 13:30 hora española.
Los japoneses, y todos, ya
pensaban en los penaltis, pero Asensio encontró un camino más corto para
llegar a la final y asegurar una medalla para España, la cuarta para el
fútbol en la historia de los Juegos Olímpicos.
Ni la presencia
de Rafa Mir en el ataque ni la posibilidad de alcanzar la final habían
conseguido que España viera más claro el camino hacia el gol. Sólo
en los últimos minutos de los primeros 90 las prisas hicieron que la
selección española se arrimara al área de Japón de manera continua. Pero
siempre respondía Tani, el portero japonés, que ya había sacado un
peligroso remate de Rafa Mir con la puntera en la primera mitad.
El delantero español tenía el gol en la cabeza. Y nada más.
Por eso no vio en los últimos minutos la llegada de Puado por el centro
del área preparado para empujar la pelota que Rafa Mir tenía al borde
de la línea de fondo, pero el “9” prefirió rematar sin ángulo y dar otra
oportunidad al portero japonés para hacerse notar.
Era una cuestión de impulsos lo que llevaba a España hacia el área de Japón, que apenas tenía respuesta y se pasó todo el partido sin molestar a Unai Simón. Dejaba que España asumiera la responsabilidad y el equipo de De la Fuente aceptaba. O al revés, nunca se sabe.
La pelota era de España, una rutina que se repite partido a partido, pero no sacaba provecho a su dominio del juego. Se
imaginó un camino más sencillo hacia el gol con un penalti que el
árbitro señaló y que no tardó en rectificar con la ayuda del
videoarbitraje. Creyó el juez del partido que Yoshida había
arrollado a Merino en su intento de despejar, pero fue el español el que
llegó más tarde y golpeó al capitán japonés.
Nada sacaba a España
de la rutina de pasar el balón de un lado a otro, pero sin que
encontrara la manera de hacer daño al rival, que acabó retirando a Doan y
a Kubo, sus dos jugadores en principio más peligrosos.
Japón,
que parecía confiado en sus posibilidades en los penaltis, se animó en
la segunda parte de la prórroga. Sus llegadas desataron los nervios en
la defensa española, que no sabía cómo contener aquello y encontraba en los pelotazos la solución a todos sus males.
Pero apareció Asensio en el área, levantó la cabeza y acomodó la pelota un rincón de la portería al que Tani no podía llegar. España vuelve a una final olímpica, la primera del siglo XXI.