EEUU mata con un dron al cerebro del atentado de Kabul en el que murieron 13 marines
El ataque acaba con la vida de dos supuestos miembros del Estado Islámico (EI) “de alto perfil” e hirió a otro, informó el subdirector de Logística del Estado Mayor de EE.UU
El Pentágono anunció este sábado que el dron que lanzó en las últimas horas sobre Afganistán acabó con la vida de dos supuestos miembros del Estado Islámico (EI) “de alto perfil” e hirió a otro, informó el subdirector de Logística del Estado Mayor de EE.UU., el general Hank Taylor, en una rueda de prensa.
Hasta ahora, el Pentágono había informado solo de la muerte de un supuesto miembro del EI en el ataque lanzado en represalia por el atentado del jueves en el aeropuerto de Kabul, que fue reivindicado por ese mismo grupo terrorista y que dejó decenas de muertos, incluidos 13 soldados estadounidenses.
Los dos fallecidos han sido identificados como “un planificador y un facilitador” de la organización terrorista que murieron por el impacto de los misiles lanzados por un avión no tripulado, según Taylor.
“El ataque aéreo no tripulado se produjo en la provincia afgana de Nangahar. Los primeros indicios apuntan a que hemos matado al objetivo”, dijo el portavoz del Comando Central de EEUU (CENTCOM). “No sabemos de ninguna víctima civil”, añadió en un comunicado en el que anunció el primer ataque estadounidense desde el atentado.
Tras el atentado del jueves, Biden aseguró en una rueda de prensa que respondería contra los autores del atentado. “Te perseguiremos y te haremos pagar”, aseveró. Además, el Pentágono apuntó este viernes que Estados Unidos estaba preparado para cualquier acción de represalia que ordenara el presidente, mientras la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha reiterado que el mandatario no quiere que los responsables del atentado “sigan viviendo en la Tierra”.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, también incidió este viernes en que Washington confrontaría a los grupos que representen una “amenaza” como Estado Islámico y Al Qaeda “utilizando todas las herramientas apropiadas” y “donde sea que estén”.
Estados Unidos se mantiene en máxima alerta ante el riesgo de nuevos atentados mientras se ha acelerado la evacuación desde el aeródromo. En concreto, la Embajada estadounidense en Kabul ha emitido en las últimas horas una nueva alerta por “amenazas a la seguridad” en el lugar y ha pedido que se abandonen las inmediaciones “inmediatamente”, como ya hiciera de forma previa al atentado del jueves.
El afiliado del Estado Islámico de Afganistán, conocido como Estado Islámico Khorasan (ISIS-K) por un antiguo nombre de la región, apareció en el este de Afganistán en 2014 y luego hizo incursiones en otras áreas, particularmente en el norte.
El grupo es enemigo de los talibanes islamistas y de Occidente. El Pentágono dijo que el ataque del jueves fue llevado a cabo por un atacante suicida en una puerta del aeropuerto, no dos como se había dicho anteriormente.
Un funcionario estadounidense, que habló bajo condición de anonimato con la agencia Reuters, dijo que el ataque con drones fue contra un militante del Estado Islámico que planeaba ataques. Un dron segador, que despegó de Medio Oriente, golpeó al militante que estaba en un automóvil con un asociado del Estado Islámico. Se cree que ambos murieron, dijo el funcionario.
En Jalalabad, el anciano de la comunidad Malik Adib dijo que tres personas murieron y cuatro resultaron heridas en un ataque aéreo durante la noche, y agregó que había sido citado por los talibanes que investigaban el incidente. “Las mujeres y los niños están entre las víctimas”, dijo Adib, aunque no tenía información sobre su identidad.
Un alto comandante talibán señaló que algunos miembros de ISIS-K habían sido arrestados en relación con el ataque de Kabul. “Están siendo interrogados por nuestro equipo de inteligencia”, dijo el comandante.
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29 de agosto.
Estados Unidos volvía, como ocurrió tras el ataque del jueves pasado –que se saldó con un balance de al menos 170 muertos, 13 de ellos estadounidenses, y decenas de heridos-, a golpear con drones a los yihadistas. Esta vez la ofensiva estadounidense se producía en la misma capital.
Según el portavoz del Comando Central estadounidense Bill Urban, el ataque fue dirigido contra un vehículo sospechoso que transitaba por los alrededores del aeropuerto y en el que viajaban “múltiples suicidas”. “Las significativas explosiones secundarias del vehículo indicaban las presencia de una substancial cantidad de material explosivo”, confirmó el citado portavoz.
La versión ofrecida por los talibanes difirió de la estadounidense. “Cerca del aeropuerto de Kabul un automóvil fue objetivo de una operación de las fuerzas estadounidenses y, como resultado, el conductor murió”, relató el portavoz talibán Bilal Karimi. Los fundamentalistas aseveraron que la explosión registrada en la zona residencial aledaña al aeropuerto fue también obra de las fuerzas estadounidenses.
La alerta es máxima, pues el Pentágono ha advertido que se pueden producir más ataques en las próximas horas, los cuales serían “los más peligrosos hasta la fecha”.
Quedan menos de 48 horas para que venza el plazo exigido por los talibanes para que las fuerzas estadounidenses y aliadas abandonen definitivamente Afganistán. Según el secretario de Estado Anthony Blinken solo quedan en suelo afgano 300 ciudadanos estadounidenses.
Entretanto continúa el caos y la muerte en el entorno del aeropuerto, los talibanes continúan enfrascados en la formación del gobierno “inclusivo” que prometieron tras tomar el poder el pasado día 15. “En estos momentos los líderes talibanes están manteniendo consultas con diferentes grupos étnicos, partidos políticos y figuras del interior del Emirato Islámico para la formación de un gobierno que sea aceptado y reconocido dentro y fuera de Afganistán”, aseguraba el veterano mando talibán Mohammad Abbas Stanizkai en declaraciones recogidas por el medio afgano Tolo News. El citado líder talibán llamaba también al pueblo afgano a trabajar conjuntamente para la reconstrucción del país, asegurando que los fundamentalistas no interferirán en la vida personal de los ciudadanos.