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España pierde a los penaltis contra Italia. Morata no marca un penalti ni a un portero paralítico en silla de ruedas.
Final cruel para España: los penaltis despiertan a la Roja del sueño
Mereció más que Italia, que se había adelantado con un gol de Chiesa. Empató Morata con un golazo. En la tanda, fallaron él y Dani Olmo
Morata recogió los pedazos rotos del corazón de España y los recompuso con un golazo increíble en una jugada que empezó en los pies de Jordi Alba y que el delantero continuó desde el centro del campo. Su pared con Dani Olmo mejoró la jugada y el «7» de España la completó con una definición perfecta, que hizo a Donnarumma tumbarse a un lado mientras él remataba al otro. Un golazo que le permitía convertirse en el español que más goles ha marcado en la historia de las Eurocopas y a España seguir soñando media hora más.
Sólo media hora, porque el destino es así de traidor. Y el jugador que había hecho creer a Españla que otra final era posible fue el mismo que falló el penalti decisivo en la tanda. Había fallado Dani Olmo el primero, pero ese fallo sólo empataba con el de Locatellli. Cuando falló Morata sólo quedaba un lanzamiento. Acertó Jorginho y toda Italia se fue a abrazar al fondo donde estaba sus aficionados.
Los españoles se marcharon al otro a agradecer el apoyo al público español. Estaba Luis Enrique y casi todos los jugadores. Faltaba Morata, que no esperó a ser consolado por sus compañeros. Se marchó el primero del campo, roto. Sólo escoltado por los árbitros después de que sus compañeros casi hicieran un pasillo para intentar abrazarlo y consolarlo. Pero no había manera.
El final fue cruel para la Roja, que nunca renunció. Le costó cinco minutos entrar en el partido. Italia parecía dispuesta a liquidarlo en los primeros cinco minutos, con una presión asfixiante y con una defensa muy atenta que no permitía que se filtrara ningún pase. Pero España no fue víctima de las prisas. Aplicó la paciencia para jugar y poco a poco fue tomando el mando. Abriendo a las bandas, tocando la pelota para encontrar un hueco entre la defensa italiana.
Luis Enrique quiso despistar a Mancini sin un delantero de referencia. Dani Olmo era el falso «9», que se convertía en el cuarto centrocampista para dejar espacios que pudieran aprovechar sus compañeros.
Fue el jugador del Leipzig el primero que disparó a portería, en un remate que detuvo Donnarumma. Olmo fue un tormento para la defensa italiana, lo mismo cuando ejerció como delantero que cuando Morata entró en el cambio y comenzó a buscar la jugada desde un costado. Suyos fueron varios de los disparos más peligrosos de España y el pase del gol a Morata. Cada vez que aparece, desde el comienzo o desde el banquillo, justifica el aprecio del seleccionador. Su único error llegó en el lanzamiento de penalti.
Allí donde se convirtió en héroe Donnarumma. Aunque el portero italiano había sido el principal peligro para sí mismo durante algunos momentos del partido. España presionaba en la salida del balón y cada vez que el guardameta italiano tenía que despejar con el pie, era balón para los españoles. Pero su actuación terminó siendo decisiva para el triunfo italiano.
Se insiste en el fútbol moderno en que los porteros tienen que saber jugar con los pies, pero también vale que sepan jugar con las manos. Así comenzó Donnarumma la jugada del gol de Italia. Armó el contraataque con un saque rápido para Verratti que el centrocampista prolongó para Insigne. El diminuto jugador Nápoles puso el arte en un pase con el exterior del pie hacia Immobile que superó a la defensa española, pero Laporte estaba preparado para corregir lanzándose al suelo. La llegada de Chiesa, al que no persiguió ninguno de los centrocampistas españoles fue demasiado. Escogió un rincón de la portería y allí puso el 1-0.
España no perdió el ánimo e Italia terminó el partido encerrada en su área porque decenios de educación en el «catenaccio» no desaparecen en una generación, permanece en el adn como un instinto de supervivencia y protección. Y porque España sigue siendo igual de joven que cuando comenzó el campeonato, pero sabe lo que quiere y a lo que juega. Y tiene calidad para hacerlo. Puede que no para ganar esta Eurocopa, pero se ha ganado un sitio entre los aspirantes al Mundial de Qatar en 2022. Superados los nervios y los temores de los primeros días se ha convertido en una selección que no se deja intimidar.
Pero llegaron los penaltis y por megafonía volvió a sonar «Explota, explota me expló». Raffaella marcó el último gol.