Para lo que para Zapatero fue la Memoria Histórica, para Padre Sanchez es la Memoria Democratica. Una forma de entretener a la galería con el Valle de los Caídos, el derribo de la Santa Cruz, y sacar, ahora los restos de José Antonio Primo de Rivera, un político de derechas, fundador de la Falange Española, y que fusilaron los republicanos el 20 de noviembre de 1936 a los cuadro meses de iniciada la guerra, y que, por loa tantgo no era franquista.
Nunca podrá haber una reconciliación, única posibilidad, la del perdón y la de la amnistía, por los dos bandos. Exigimos la Memoria de los dos bandos, no solo de uno. Es un pérdida de tiempo y recurso hablar colo de la victimas del franquismo. ¿Y las víctimas de la republica? las checas, los pusilamiento, la quema de iglesias y coinventos, los barcos prisión republicanos en los puertos.
Con esta guisa Pedro Sánchez, el Resucitado, se crea más enemigos. Quiere que nos olvidemos de los indultos a los presos del "procés", de las mentiras con Biden, del independentismo, de las negociaciones bilaterales para un referendéndum de autodetenimnación de Cataluña, del recibo de la luz que está por las nubes, de la reducción de los hectómetros de agua del Trasvase Tajo-Segura (obra franquista), sin poder legislar sobre un Plan Hidrólogico Nacional, que perjudica a Valencia y Murcia. Y a todo esto qué dice el dócil de Ximo Puig, que como sus discursos los da en valenciano, la mitad de los afectados alicantinos agricultores no nos enteramos.
85 años hace que se inicio la guerra civil el 18 de julio de 1936, hasta el 1 de abril de 1939. A mí me gustaría saber cuántos combatientes viven todavía, ya que de los jóvenes les importa un pepino, y eran vatallitas de los abuelos.
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La destrucción del Valle de los Caídos
Ahora cabe preguntarse si el símbolo de esta nueva época será la voladura de la Cruz del Valle de los Caídos
La ofensiva de la izquierda sectaria y fanática contra la Historia tiene en el proyecto de ley de Memoria Democrática su expresión más inquietante y antidemocrática. La cuestión es saber hasta dónde llegará el odio. Todo el mundo recuerda la imagen terrible del anticlericalismo del terror rojo con el fusilamiento y destrucción del Sagrado Corazón situado en el Cerro de los Ángeles. Los cinco jóvenes de Acción Católica que custodiaban el convento fueron asesinados. Posteriormente, el 28 de julio de 1936 un pelotón formado por anarquistas llegados de Madrid, acompañados por una equipo cinematográfico, decidieron fusilar la escultura del Sagrado Corazón, que era una figura que estaba sobre un monolito de más de nueve metros. El objetivo era fusilar simbólicamente a Dios. Fueron seis impactos de bala que rodearon al Sagrado Corazón sin conseguir acertar en lo que se consideró un milagro. Una vez perpetrado este acto sacrílego intentaron derribar la columna utilizando diversas formas como rodearla de cable de acero y utilizar un tractor, pero al tercer intento se rompió, o un grupo de bárbaros con cinceles también fracasó. Finalmente, lo consiguieron el 7 de agosto utilizando dinamita. La cabeza de la estatua fue acribillada a tiros y golpes. Con la conclusión de la Guerra Civil, el nuevo gobierno recuperó el nombre original, lo habían denominado Cerro Rojo, y el monumento.
España había sido consagrada al Sagrado Corazón en 1919. Era un monumento que no molestaba a nadie y está situado en Getafe enfrente de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, considerado el centro geográfico de nuestro país. Fue una muestra del terror rojo y del anticlericalismo de la izquierda. No se cómo tendremos que relatar este acontecimiento cuando entre en vigor la nueva ley. Desde luego, no se trató de un suceso aislado, sino que fue parte de una de las mayores persecuciones que ha sufrido el cristianismo en su historia. Es lo que se vivió, con decenas de miles de asesinatos, en la zona republicana. Ahora cabe preguntarse si el símbolo de esta nueva época será la voladura de la Cruz del Valle de los Caídos. Es algo que ofende a la izquierda anticlerical y lo peor es la inacción del cardenal Osoro y la Iglesia ante esta nueva ofensiva contra la concordia y la reconciliación.