puig suma la lucha contra la covid persistente a su lista de reivindicaciones
Foto: GVAVALÈNCIA. La Conferencia de Presidentes celebrada este viernes en Salamanca concluyó con un desfile de responsables autonómicos ante los medios de comunicación para explicar las cuestiones que habían puesto sobre la mesa en sus intervenciones individuales. Una "sucesión de monólogos", como bien calificó el máximo dirigente gallego, Alberto Núñez de Feijóo, de utilidad efectiva limitada pero sí de cierto interés para sus protagonistas (al menos para algunos) en el caso de que deseen establecer sinergias con sus homólogos.
Ahora bien, con el escueto orden del día elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez (fondos europeos y vacunación), muchos -por no decir la gran mayoría- de los asuntos que las Comunidades Autónomas pretendían abordar quedaron en una suerte de brindis al sol o vana reivindicación. Es decir, todos hablaron pero... ¿existía una escucha activa?
Respecto a la Comunitat Valenciana, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, llevó un mensaje al cónclave con varios puntos de interés que, una vez más, pusieron de manifiesto las crecientes habilidades del líder del PSPV para encontrar resquicios de visibilidad dentro del marco mediático nacional. Un punto a favor, su exigencia de trazar de forma inmediata un plan para la covid persistente, una cuestión que amenaza en convertirse en muy relevante en los próximos meses, además de reivindicar abiertamente una estrategia nacional sobre salud mental y una lucha decidida contra el suicidio.
Otro asunto principal fue la reivindicación por parte de Puig de la necesidad "inaplazable" de la reforma del sistema de financiación caducado desde 2013, dado que el actual perjudica notablemente a la Comunitat Valenciana. El trabajo previo realizado por el presidente de la Generalitat funcionó: Baleares, Murcia y Andalucía también exigieron a Pedro Sánchez la remodelación del sistema, sumando así un frente común que, de inmediato, ha contado con reacción de guardia alta de las regiones de la España vaciada, que temen un rediseño del modelo que pueda perjudicarles si no se tiene en cuenta con especial cuidado los criterios de despoblación o envejecimiento de sus habitantes.
De momento, la presión aplicada en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) del jueves previo a la conferencia por distintas CCAA surtió efecto, o al menos así lo pareció, dado que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró tras el encuentro que desde su departamento presentarán un primer documento con los criterios para la reforma del sistema antes de que termine el año. Un compromiso adquirido desde hace meses pero del que se había desmarcado semanas atrás en la reunión con la plataforma Per un Finançament Just.
Por
otro lado, Puig también puso sobre la mesa la posibilidad de impulsar
Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica
(Pertes) de carácter autonómico para que algunos sectores
productivos que tienen trascendencia específica en un ámbito regional
"como el cerámico, el juguete o el plástico" -mencionó el presidente de
la Generalitat- se puedan "acoger también a estos instrumentos de
recuperación".
Al margen de las exigencias concretas, Puig sí puso el acento en la importancia de la celebración de este tipo de encuentros, dado que evidencian "la voluntad común en un momento histórico para mirar hacia delante" aunque sea "cada uno con sus perspectivas y singularidades". Una postura, la del presidente de la Generalitat, que evidencia su deseo -ya expresado con anterioridad-, de "reglamentar" estas conferencias para que se celebren regularmente y bajo unos parámetros acordados.
La canción del verano: el 'rifirrafe' con Ayuso
Por otro lado, Puig volvió a exigir profundizar en la "descentralización" del Estado y aseguró que la mayoría de las Comunidades Autónomas (CCAA) no quieren que existan "privilegios fiscales dentro de España". "Nadie va contra Madrid pero no se puede estar mirando el ombligo permanentemente", afirmó el presidente de la Generalitat, quien consideró que el "efecto capitalidad" debe tener "una contraprestación".
Un mensaje que, en esencia, también transmitió el presidente de la Generalitat en su intervención en la cita y, si bien no produjo una discusión dentro de la conferencia, el malestar silencioso y contenido de su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se tradujo en una respuesta ante los medios posterior.
"España sea el único país que tiene un gobierno que opera contra los intereses de su capital", afirmó, para insistir en la defensa de la fiscalidad de su región y mostrar su preocupación por "algunas querencias" de algunos presidentes autonómicos socialistas -en referencia a Puig- "acerca del futuro de Madrid". "He oído en algunas ocasiones a lo largo del día como se ponía en tela de juicio la autonomía fiscal de Madrid. Ya empiezo a oír hoy lo de descentralizar sedes, lo de claro que hay que subir impuestos en Madrid, que tiene que haber justicia territorial... yo creo que los problemas de muchas zonas de España no se van a resolver porque les vaya peor a su capital", criticó.
Fondos europeos y vacunas
Por otro lado, Sánchez anunció durante el encuentro una compra extra de 3,4 millones de vacunas de Pfizer para este mes de agosto y trasladó a las CCAA que el 55% de los fondos europeos para 2021, en total 19.000 millones de euros, serán gestionados por los gobiernos autonómicos. Una negociación que se iniciará a partir de este lunes con el Ministerio de Hacienda.
También ha remarcado el incremento de dosis que va a recibir España en agosto, que ha considerado "muy positivo", y ha valorado la negociación que se va a iniciar con el Ministerio de Hacienda sobre la gestión de fondos europeos.
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El ausente de Salamanca
TRANSBORDO, MONCLOA
Si el PSOE se sale con la suya, la Conferencia de Presidentes de ayer habrá sido la última, tal como la conocemos. O desconocemos. La próxima deberá acomodarse al modelo “multinivel” que la estadista Adriana Lastra llevará al próximo Congreso Federal. Seguimos, pues, en transición hacia un sistema enigmático que promete consolidar la desigualdad y por eso tendrá varios niveles; con unas autonomías que no tienen dinero para los servicios que prestan; con una Conferencia artificial, sin base legal que la sustente, sin reuniones previas ni preparación técnica y con una cogobernanza inventada para combatir la pandemia, pero ha sido cogobernanza solo judicial.
Pere Aragonès, la única ausencia de la Conferencia de Presidentes
Y un hecho trascendente: la ausencia del President de la Generalitat. “Lamento que la voz de Catalunya no esté presente”, dijo Pedro Sánchez, y tiene razón: sin Catalunya, que es la cuestión territorial, toda reunión autonómica, por trascendente que sea, está mutilada. Y tiene mal arreglo, porque esa ausencia ya es lo que Unamuno decía de su mujer: su costumbre. La de Aragonés, la de Puigdemont y la de Torra que, sin embargo, asistía a las telemáticas, quizá porque a distancia no se contaminaba de españolismo. Una precaución respetable.
Lo que ocurre es que, al ver cómo Urkullu rentabiliza las llamadas de La Moncloa, no estoy seguro de que Catalunya haga buen negocio. Mientras forme parte oficial del Estado, podría combinar la relación bilateral y la colectiva. Urkullu lo hizo y ya estableció otra costumbre que en política es ley: si Moncloa lo necesita, que pase por ventanilla.
Catalunya no hace buen negocio; mientras, Urkullu establece su propia ley: si Moncloa lo necesita, que pase por ventanilla
Frente a eso, los presidentes catalanes tienen una visión más cósmica: no vayan a creer la Unión Europea, la ONU o el Vaticano que somos una comunidad autónoma. Eso lo dicen las leyes, empezando por el Estatut, pero la voluntad popular está por encima de la ley, que Torra lo estableció. No nos conformamos con recaudar los nuevos impuestos, pequeñísima cosa ante la grandeza de la soberanía plena. Los vascos piden cosas materiales menores, como el endeudamiento o la gestión de la Seguridad Social. Eso es hacerse cómplices de la estrategia del Estado opresor que, a cambio de pequeñas concesiones, conserva su unidad.
Imagen de la reunión de presidentes
Nosotros somos más prácticos. Nosotros vamos a La Moncloa a hablar de gobierno a gobierno, no como una parte del Estado, que sería servilismo. Ya sabemos que así no ganamos en poder ni autogobierno, pero sí ganamos en mantenernos limpios de connivencia con una democracia fallida que no reconoce la autodeterminación. Y además, qué diablos: no acudimos porque somos otro país. Los Fondos Europeos se negocian con nosotros. La financiación se trata en la bilateral.
Algo así se debe pensar tras los visillos del Palau de la Generalitat. Lejos de allí, en Waterloo, el ciudadano Carles Puigdemont, que conoce muy bien esos pensamientos e incluso es padre de muchos, lanza su diagnóstico: un país no se construye desde los despachos. Debe ser desde el monte. Miren ustedes por dónde, el ausente Aragonés pasa a ocupar la centralidad. La catalana, que “la otra” es de Urkullu. Es muy complicado esto de construir una nación.
