Todos aquellos que acuerden un referéndum pactado de independencia para Cataluña comenten prevaricación, bien por parte del Ejecutivo como de los secesionistas, una minoría catalana. He incluso si los secesionistas fueran mayoría no se le puede conceder la segregación de una parte de la soberanía del territorio nacional. El llamado conflicto lo han provocado ellos con el error de la llamada vía unilateral, por hacer un referéndum ilegal el 1 O, contra en acuerdo del Tribunal Constitucional de 2006. Por ello quien incumple las sentencias han de asumir sus consecuencias, por ellos los inculpados en el llamado proceso no pueden ni deben ser indultados por mucho interés particular que tenga el presidente del gobierno Pedro Sánchez en obtener el apoyo de E R C, en el congreso, en contra de criterios judiciales y fiscales. No se trada de venganzas se trata de cumplir y hacer cumplir la ley que es lo que juró el presidente ante la Constitución y el Rey Felipe VI. Incumplir ese juramento es cometer perjurio y prevaricación. Los 3.000 judicializados catalanes secesionistas han de cumplir integra sus penas por rebelión de 30 años de prisión. Quienes incumplen la Constitucion, nuestra Carta Magna por la que hay que luchar y defender, son enemigos del resto de los españoles, y deban ser sancionados y condenados. Ahora un delincuente con Oriol Juquera para obtener el indulto hace un gesto de renunciar a la vía unilateral, su carta no tiene ningún valor ni legal ni de caballero, en cuanto salga de prisión lo negará y dirá que ka carta no la escribió él. Ahora Puigdemont huido a Bélgica y eurodiputado no está de acuerdo. Es una vergüenza y una impunidad verle la cara de traidor a los catalanes. Fuera de la legalidad no existe el Derecho, que proclama la Constitución.
Este Ejecutivo Sanchista que ahora se pavonea de independentista, será juzgado en cuanto entre otro gobierno de derechas del PP más Vox, por el CS, desaparecerá.
En muy importante acudir a la manifestación en Madrid de Colon el 13 de junio de 2021. España está en peligro, en mano de unos soviéticos como en el 36.
Ramón Palmeral