El pertenecer un presidente de la república a un partido político no es ecuánime ni impartcial. Crea odios. Un rey parlamentaria no crea odios no gobierna sino que nos representa. Que es lo que debe hacer un presidente de la republcia de EE.UU, representar y no gobernar. No debe acumular tanto poder como presidente y a la vez primer ministro. Esto trae sus consecuencia como ha pasadao entre Trump y Biden, que ha dividido a la poblacion a crer más odios.
Es múltiple. Por un lado ser la representación y la mejor embajada de la nación. Solo aquel que no es elegido por votos cada 4 o 5 años y no se debe a un determinado partido político, está en disposición de realizar esa función con verdadera ecuanimidad e imparcialidad. Por otro lado, la aglutinación de todos en torno a un proyecto de modernización y construcción nacional. Además, ejerce una indudable función arbitral o moderadora que, en nuestro caso esta incluso constitucionalmente consagrada.restauración por las mismas razones que antes apuntaba sobre el desconocimiento de las ventajas que aporta un monarca reinante a una nación y la militancia visceral antimonarquica de ciertos grupos muy numerosos.
Se elige a quien nos administra y nos gobierna. El rey no nos administra ni nos gobierna sino que nos representa, Porque como es parlamentaria. Y puede hacerlo precisamente porque aglutina en su persona el pasado, el presente y el futuro de la nación, gracias al útil principio hereditario de la monarquía.
Las izquierda comunistas son los que tienen odio a la monarquia, un odio viceral desde la Revolucion francesa de 1789 y Rusa de 1918. Odio a las clases superiroe. Por el triptico. Libetad, igualdad y fraternalidad no son posible en terminos practicos absolutos. Iguales ante la ley pero diferentes estaus sociales.
El enfoque de «fraternicemos entre patriotas…», pero no odiemos a quienes piensen, sientan y experimenten distinto, ello anula los vínculos fraternos entre las personas al priorizar la enemistad y el conflicto. Y con esto no niego la existencia de conflictos, estos constituyen uno de los factores básicos de las innovaciones históricas, pero afirmo que el conflicto no puede gestionarse de manera eficaz desde el odio. Es esta la trágica incoherencia que desangró al siglo XX, desangra al siglo XXI
Ramón Palmeral