El PP lanza un vídeo pidiendo la dimisión de Pablo Iglesias: "Tic, tac, tic, tac..."
El vídeo recopila distintas declaraciones de Iglesias pidiendo la dimisión de los políticos implicados en casos de corrupción.
El Partido Popular ha vuelto a exigir la dimisión del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, porque considera que está "inhabilitado" para el cargo después de que el juez imputara a Podemos
en la causa que investiga la financiación del partido. La formación de
Pablo Casado ha publicado un vídeo en sus redes sociales en el que
recopila distintas declaraciones del propio Iglesias pidiendo la
dimisión de los políticos implicados en casos de corrupción, según
recoge Europa Press.
"Este populista de ambición ilimitada no puede ser vicepresidente del Gobierno de España. Alguien que se mueve constantemente en las cloacas, junto a la imputación de su partido,
su cúpula y la corrupción que lo arrincona, está inhabilitado para el
cargo", dice el tuit publicado en el perfil oficial del PP, y que va
acompañado de un vídeo de un minuto.
En este vídeo, la formación de Pablo Casado asegura que a Iglesias "se le acaba el tiempo"
y se escucha de fondo la advertencia que hacía el secretario general de
Podemos al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy ante los presuntos
casos de corrupción: "Tic, tac, tic, tac...".
Asimismo, recuerdan las palabras de Iglesias en el debate electoral de 2016 cuando sostenía que se debería dimitir con la apertura del juicio oral.
El vídeo, también publica los titulares de prensa relacionados con el
procedimiento judicial que investiga la financiación de Podemos,
mientras añade declaraciones pasadas del secretario general del partido.
Por último, piden la dimisión de Pablo
Iglesias en sintonía con la línea marcada este último día por distintos
diputados de la formación popular, quienes han exigido al vicepresidente
del Gobierno que cese sus funciones en el Consejo de Ministros ante
esta causa.
En términos similares se ha expresado el diputado Mario Garcés,
quién recuerda la fecha de la moción de censura contra el Gobierno de
Mariano Rajoy a raíz del llamado Caso Gürtel y se pregunta si el PSOE
puede "gobernar con un partido imputado por financiación ilegal"
y si puede Unidas Podemos "seguir en un gobierno con una mínima
dignidad democrática después de su imputación". "Érase una vez un 31 de
mayo de 2018", añade el parlamentario popular.
LIBERTAD DIGITAL
Carmelo Jordá
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Carmelo Jordá
Podemos se autoinculpa
Fracasado el asalto a los cielos, Podemos se acerca a los infiernos.
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Está
claro que, llegadas las cosas al cambiante y proceloso mundo de los
tribunales, uno tiene la tentación de hacer lo que sea para que no le
caiga una condena o intentar que la cosa se acabe pronto con un
sobreseimiento de esos vía exprés. Pero si eres un partido, y más un
partido como Podemos, que ha presumido desde su
creación de ser un cúmulo de virtudes que ni un convento fundado por
Teresa de Jesús durante una visita de San Juan de la Cruz, la táctica de
los trucos judiciales te puede salir muy cara.
En primer lugar, porque no tiene pinta de tener demasiado éxito; a ver, que el juez Escalonilla no parece un amateur y, sobre todo, que la información no puede tener mejor origen: todo viene desde dentro. En segundo, porque este no es el único caso judicial que acecha al partido: hay más causas y probablemente habrá aún más. Y en tercero, porque las prisas y los nervios te llevan a cometer errores de bulto, como por ejemplo decir que todo es un invento pero al mismo tiempo asegurar que los datos se han obtenido de forma ilícita porque Calvente era su abogado. A ver, en qué quedamos: ¿es mentira o es ilícito?, porque las dos cosas a la vez son imposibles, no creo que Calvente sea tan tonto como para haber aprovechado su posición como abogado dentro del partido para llenar el USB de datos falsos.
Dicho lo anterior, si yo me hubiese creído en algún momento lo que Podemos ha dicho ser desde su propio nacimiento, esperaría que ahora abriesen sus puertas, sus armarios y sus cajas –aes o bes– al ojo inquisidor de los magistrados: la transparencia tendría que ser absoluta y la colaboración con los jueces, total; nada de proteger a los presuntos corruptos o retrasar la acción de la Justicia, que eso son cosas de la derechona.
Pero resulta que no, resulta que esas promesas se han ido por la misma cloaca por la que se fueron otras, como que el partido sería de los círculos y las gentes o que nunca se viviría fuera de Vallecas. Qué tiempos aquellos, qué jóvenes e inocentes éramos.
Ahora ya no queda nada de todo eso, sólo un partido inmolado a la mayor gloria del supremo líder, una serie de asuntos turbios que han llegado por fin a los tribunales y un abogado cabreadísimo dispuesto a cantar no ya La Traviata sino la tetralogía del nibelungo al completo. Y ya saben que si escuchas a Wagner te entran ganas de invadir Polonia.
Fracasado el asalto a los cielos, Podemos se acerca a los infiernos.
En primer lugar, porque no tiene pinta de tener demasiado éxito; a ver, que el juez Escalonilla no parece un amateur y, sobre todo, que la información no puede tener mejor origen: todo viene desde dentro. En segundo, porque este no es el único caso judicial que acecha al partido: hay más causas y probablemente habrá aún más. Y en tercero, porque las prisas y los nervios te llevan a cometer errores de bulto, como por ejemplo decir que todo es un invento pero al mismo tiempo asegurar que los datos se han obtenido de forma ilícita porque Calvente era su abogado. A ver, en qué quedamos: ¿es mentira o es ilícito?, porque las dos cosas a la vez son imposibles, no creo que Calvente sea tan tonto como para haber aprovechado su posición como abogado dentro del partido para llenar el USB de datos falsos.
Dicho lo anterior, si yo me hubiese creído en algún momento lo que Podemos ha dicho ser desde su propio nacimiento, esperaría que ahora abriesen sus puertas, sus armarios y sus cajas –aes o bes– al ojo inquisidor de los magistrados: la transparencia tendría que ser absoluta y la colaboración con los jueces, total; nada de proteger a los presuntos corruptos o retrasar la acción de la Justicia, que eso son cosas de la derechona.
Pero resulta que no, resulta que esas promesas se han ido por la misma cloaca por la que se fueron otras, como que el partido sería de los círculos y las gentes o que nunca se viviría fuera de Vallecas. Qué tiempos aquellos, qué jóvenes e inocentes éramos.
Ahora ya no queda nada de todo eso, sólo un partido inmolado a la mayor gloria del supremo líder, una serie de asuntos turbios que han llegado por fin a los tribunales y un abogado cabreadísimo dispuesto a cantar no ya La Traviata sino la tetralogía del nibelungo al completo. Y ya saben que si escuchas a Wagner te entran ganas de invadir Polonia.
Fracasado el asalto a los cielos, Podemos se acerca a los infiernos.