Los
españoles no nos creemos todas las explicaciones que dan en el Gobierno desde la sala de prensa de
La Moncloa y su gabinete de comunicaciones para la televisión, sobre los criterios
supuestamente sanitarios para decidir qué
territorios pasan a una fase u otra en este eufemismo de la «desescalada». Y
ahora sueltan el bulo de 30 días más de estado de alarma para ver cómo responde
el personal, que ya estamos en un ataque de nervios.
El art, 116.2 de la Constitución dice:
«El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado
en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al
Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya
autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto determinará el
ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración».
El estado de excepción sí contempla el plazo de 30 días prolongables; declarar el estado de excepción, que dice, que cuando el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos, el normal funcionamiento de las instituciones democráticas, el de los servicios públicos esenciales para la comunidad, o cualquier otro aspecto del orden público, resulten tan gravemente alterados que el ejercicio de las potestades ordinarias fuera insuficiente para restablecerlo y mantenerlo. Pero es un paso más grave como por ejemplo detener a cualquier persona si lo considera necesario para la conservación del orden, siempre que, cuando menos, existan fundadas sospechas de que dicha persona vaya a provocar alteraciones del orden público. Por lo tanto no proceder pasar a un estado se excepción por una pandemia en anticonstitucional. Desde el punto de vistas jurídico y político es malo. Y los ciudadanos debemos de ser consciente que nuestros derechos se contemplan el La Constitución o Carta Magna, que nadie puede incumplir. Por ejemplo, en EE.UU., que a ningún político se le ocurra incumplir su Constitución y sucesivas Enmiendas, porque el Tribunal Supremo los condenaría. Porque la Constitución es nuestro salvavidas o garantías que nadie nos puede burlar. Y parta eso está el Tribunal Constitucional para defender las garantías ante cualquier atropello legal.
Sánchez convertido en «Sáncheztein» (por su gobierno Frankenstein) no puede ni debe campar siempre en la comodidad parlamentaria de estado de alarma a su antojo, sobre todo cuando la pandemia del coronavirus y sus índices de contagios y mortalidad están bajando considerablemente y la llamada «desescalada» deben ser pasos hacia la normalidad cuanto antes sea posible por el bien de todos.
Por esta regla de tres, y si no tiene oposición en el Congreso podría pasar los 4 años de su mandado siempre en estado de alarma con prologas de 30 en 30 días, que es, como he dicho en otros artículos anteriores lo que a «Sáncheztein» le gusta por la facilidad que tiene para dar órdenes.
Respecto a la fragilidad del hombre antes la pandemias, tenemos un ejemplo en el «Novelas ejemplares», la titulada «El licenciado Vidriera» de Miguel de Cervantes. Así nos vemos, sumamente frágil cuando en realidad todo depende nuestro sistema inmunológico, de nuestras defesas naturales que son las que hay que fortalecer en lugar de tanto confinamiento. Con la mascarilla en lugares públicos y una separación de dos metros pienso que es suficiente medida de seguridad.
Los ojazo de Sáncheztein nos vigilan,
nos sentimos vigilados, por el ojo del todopoderoso dios Make Make,
de la mitología polinésica considerado como el creador del mundo. Aquí y
ahora, este país antes llamo España, es
el Gobierno Frankenstein,
ese engendro construido con órganos de recortes políticos, al que Inés
Arrimadas, (a la oculta dama de la
baraja y sanchista), se ha unido. Es
como el trole de los antiguos los tranvías donde los chavales íbamos
montados sin pagar, en un viejo tranvía que tenían en Málaga (hoy
desaparecido), ¡Qué tiempos aquellos de pantalones cortos con las rodillas despellejada, en carne viva, y con pupas ya secas!; pero no nos mandan
vitaminas y minerales que son los elementos que, de verdad nos defiende el
coronavirus ese chino.
Bueno, no podemos quejarnos porque en Rapa Nui (La Isla
de Pascua, capital Hanga Roa) están peor que nosotros y a donde, por desgracia
también le ha llegado el coronavirus ese de los picos de proteínas
extrañas. Solamente tienen tres respiradores
para 6.000 habitantes que están a 3.800 kilómetros de Chile, en el
Ombligo del Mundo, que según me cuenta su alcalde, con el que mes escribo por internet, porque
allí hablan español, y no francés como
en la Polinesia Francesa a 5 horas y 20 minutos de avión, hacia el oeste
(descubiertas por un español en 1595). Que
es de donde se suponer salieron navegando los polinesios hacia la de Isla de
Pascua.
Pero regresemos al tema de nuestro artículo y
dejémonos de Bora Bora, para profundizar o barrenar que las noticias inopinadas del día a día, peor cierto de esos
ojazo de Sáncheztein, el Empecinado,
se ha quitada la carrera de socialdemócrata y reina a sus anchas sin control
del Congreso ni el Senado pactando ahora con la derecha de Ciudadanos quiere
meter una directa de 30 días de artes marciales, perdón quise decir estado de
alarma, cuando la Constitución dice que art. 166 que son 15 días máximo prolongables,
pero de 15 en 15 no de 30 días a tropel. Evitemos este tropello.
Ramón Palmeral, 18 de mayo de 2020