Domingo de Resurrección, running y confinamiento
En la escultura de El
Adivinador de Juan Ripollés me apreté los lazos de los cordones de las
zapatillas, este adivinador no adivina ni la hora que es.
Esta mañana salí a correr con la sudadera y el pulsómetro en la
muñeca, soy un running incorregible, al salir al portal me encontré a mi
vecino Chimo y nos fuimos a correr juntos, a medio kilómetro cuando
íbamos por los Juzgado de Benalúa, lo dejé atrás. En la avenida de
Aguilera, me extrañó no ver a nadie en las aceras, imaginé que era como
un 25 de diciembre en Navidad. Con las primeras luces del amanecer
estaba yo ya bajando la avenida del Doctor Gadea y me di dos vueltas a
los ficus del parque de Canalejas. Crucé la carretera con el semáforo en
rojo porque no pasaba ni un solo vehículo. En la escultura de El
Adivinador de Juan Ripollés me apreté los lazos de los cordones de las
zapatillas. Lo malo de este adivinador es que es de bronce y no adivina
ni la hora que es, son las 7.15 AM.
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Diario de Alicante