Entre el 60 y el 70% de la población de Cox vive de los mercadillos y han tenido que transformarse
Del mercadillo al UberMarket: así se han transformado la venta ambulante de fruta y verdura
27/04/2020 -
COX.
Dos días antes de que se decretara el estado de alarma, el 14 de marzo,
quedaron prohibidos los mercadillos en los pueblos y ciudades ante la
acuciante crisis sanitaria provocada por la covid-19. De la venta en los mercadillos se sustentan muchas de las economías de las familias de la Vega Baja,
principalmente en el aspecto agroalimentario. Ante la prohibición de
poder desarrollar esta actividad, muchos de estos vendedores se han
visto obligados a reinventarse y optar a la venta directa por las casas
para conseguir que la economía familiar tenga algún ingreso.
Uno de estos casos es el de Francisco Ferrández. Es presidente de la Asociación de Comerciantes de Cox y
vendedor de mercadillos de frutas y verduras. Cox es el principal
municipio de la Vega Baja en cuanto a la proporción de población que
desarrolla esta actividad. En este municipio de algo más de 7.000
habitantes, entre el 60 y el 70% de la población se dedica a esta actividad. "La
gran mayoría solo tienen este sustento y además muchos son productores y
no tienen donde venderlos", asegura Ferrández. Recuerda cuando fue el
último mercadillo que hizo. Fue el jueves 12 de marzo en Alicante.
Critica que la decisión se tomara de un día para otro, a última hora,
con el camión ya cargado de la mercancía prevista para vender en Murcia.
Eso ya no pudo venderlo, una mercancía que puede alcanzar un precio de
entre 1.500 y 2.000 euros. Perdió el 70% que no pudo darle salida de
otro modo.
"Nos
hemos tenido que reinventar gracias a que en algunos mercadillos se
hacen contactos con algunos clientes" explica Francisco Ferrández. Ha
elaborado un listado con posibles clientes por municipio. Trata de hacer los repartos los mismos días que ponía su puesto en el mercadillo.
Unos días antes avisa por mensaje por si algún cliente tiene algún
encargo y así no llevar excedente en la carga. "Esto es para ir tirando y
pagar gastos ineludibles, como la luz, no es un sustento familiar",
asegura. No es el único caso, la mayoría se ha reinventado con el mismo sistema, salvo, exclama, las personas que sean consideradas de riesgo ante la pandemia.
Critica
las medidas económicas adoptadas. "A mi no me sirve de mucho que me
aplacen los impuestos. Si no los puedo pagar ahora después tampoco
podré". El tipo de producto con el que comercializa Francisco, fruta y
verdura, le ha permitido al ser un bien de primera necesidad, al menos
buscar una vía para reinventarse, pero quien se dedica a la venta de
productos como puede ser ropa o calzado, su actividad se ha detenido por
completo.
Pérdidas como productor, parón como vendedor
No todos los vendedores han podido acogerse al reparto a domicilio. Juan José, también vecino de Cox trabaja desde los 17 años en la venta de fruta y verdura en
los mercadillos. La única vez que se ha visto obligado a detener su
actividad en 45 años fue en las inundaciones de Alicante de 1982. Estuvo
parado unos días. Nada comparado con el mes y medio que tiene detenida
su actividad por la prohibición de los mercadillos. Recuerda ese 12 de
marzo en el que al regresar a su casa se enteró que el sábado no habría
mercado. Ese día tuvo suerte y no llegó a casa con mercancía de sobra.
Algunos, explica, se quedaron con los productos que había comprado para
el sábado.
Además de vendedor es
productor. Cosecha los productos que luego vende y que complementa
comprando los que no produce. Hace siete meses el impacto llegó a través
de inundaciones. La DANA que asoló la Vega Baja le hizo perder la cosecha de 9,5 tahúllas.
Dos impactos en muy poco tiempo, aunque asegura que este es de tal
calibre que no es comparable. "No poder vender en los mercados es más
duro que las pérdidas de la DANA. Lo pierdes pero la tierra se recupera,
pero de esto..." explica. Como Francisco, también critica las medidas.
"No queremos una renta, queremos trabajar" manifiesta.
Francisco
tiene un escenario muy presente y es el que le genera gran
preocupación. "Creo que igual que fuimos los primeros en dejar de
trabajar, seremos los últimos en volver" señala, y clama que ante esta
situación, "la gente valore el trabajo que hacemos en los mercadillos".
Reapertura
La
ansiada reapertura puede llegar antes de lo esperado, aunque las
condiciones que se exigen, impida que en muchos casos se consuma la
vuelta a las calles. El Consell ha elaborado un protocolo mediante el
cual determina las exigencias con las que podrán reabrir los
mercadillos. Entre ellas destaca que sea en un espacio cubierto o en un
lugar acotado para controlar la afluencia. En cuanto a la colocación de
los puestos, el protocolo determina que deberán estar separados por una
vía de tránsito y con una distancia mínima de seis metros, y dos y medio entre los laterales.