Ayer me acerqué a Correos de la plaza de la Viña, a la 10 de la mañana y entré a la 11, 45 minutos de cola, pero no importa esperar en bien de la seguridad. Todos en la cola llevábamos mascarillas. Había casi veinte personas. Pagué con la tarjeta de crédito. El mundo va a cambiar. Los empleados estaban detrás de ventanillas de metacrilato. Los empleados no eras los habituales, sino gente joven nuevas. Yo aguarde sentado encima de la capota de un Mini, estos cochecillos son muy buenos. Todo bien. Hay que perder el miedo a salir a la calles. La vida es siempre un riesgo. Esto no era un sueños, sino la realidad cotidiana. Me preocupa saber si la gente de los pueblos va al campo s trabajar, pues de con contrario dentro de poco nos quedaremos sin alimentos. La vida es un deporte de riesgo.
La satisfacción que tengo es que cuando hablé con el presidente del gobierno y le pedí que dejará salir a los niños, me ha hecho caso porque a partir del domingo 26 ya pueden salir a la calle, hasta 14 años. Es un logro. Los adolescentes con más de 14 años son más peligrosos porque ya han entrado en el desarrollo de sus instintos amorosos y se pueden juntar.
La adolescencia es una edad peligrosa, pero pronto han de salir también, aunque se están comunicando con el smartphone, pero el contacto es fundamental para ellos si no tiene un perro.
Manos Unidad contra la pobreza. Salir del círculo de la pobreza es muy difícil, son generaciones es enteras pa que uno de sus miembros sal de ella. No se puede salir si vives en chacholas o ghetos. No hay posibilidades, y menos aún cuán se trata de favelas, ciudades enteras sin colegios o confinados por el coronavirus.
Ramon Palmeral