EL DIARIO, por Ramón Palmeral
No se puede forjar un
escritor, un novelista o un ensayista, e incluso un artista si no lleva un
diario de sus actividades, no hay varita mágica para la creatividad sino
trabajo, ensayo y error. La propuesta se trata de llevar un diario exhaustivo,
detallado, preciso al estilo de los anglosajones que son los diaristas por
excelencia. Se trata de tomar notas de impresiones, de vicisitudes de nuestros
días, bocetos de dibujos, improntas o recuerdos que te vienen súbitamente a la
cabeza, frases, refranes, nombres de personas que has conocido, anotaciones de
proyectos tanto de pintura como de escritura o de cualquier otra actividad.
Recuerdo que cuando
estudiaba el Romanticismo S. XIX me encontré con una maravilla de libro sobre
la biografía del poeta José de Espronceda, de Gonzalo Guasp, publicada en
Aguilar de Madrid en 1929 (este autor era mallorquín y fue un agente de Aduanas
y no tiene biografía publicada en internet). Hago esta referencia porque este
libro me deslumbró tanto que fui anotando frases en mi diario, asombrado por su
vasta cultura y erudición. Sin estas anotaciones, estoy seguro que mi léxico no
se hubiera enriquecido. Pensaba Guasp que los Románticos volvieron a ser
místicos no como en el Antiguo Régimen pero sí tenían una especie de poso
escéptico, de necesidad crítica, donde el corazón es el único principio; por
ello quisieron volcar su «alma palpitante y frenética en sus obras», deseando
exponer al mundo por testigo de su genio, eran hijos de la Ilustración y de la
revolución francesa de 1789, revolución de incierto destino que rompió con la
monarquía francesa de los Luises, y que acabó con un psicópata de poder como
Napoleón Bonaparte con la desastrosa Guerra de Independencia para España con cerca
de medio millón de muertos, perdida de la flota naval franco-española en la
batalla de Trafalgar de 1805 (Cádiz), y posteriormente con la perdida de las
colonias americanas.
Nuestra memoria es
flaca y no puede recordarlo todo, hemos
de aprender que el cielo no está vacío ni es azul, por ello el cuaderno de
bitácora de un escritor se convierte con el tiempo con una herramienta
fundamental muy poderosa para tus proyectos laborales, de ocio o de actividades,
y de la memoria contra el canalla olvido.
Aquí lo tienes todo recogido y almacenado; es como una cantera donde
extraer materiales como hacían nuestros antepasados con los teatros romanos, quitar
piedras para construir palacios, castillos o casas. Yo tengo más de 50 libretas
de hojas cuadriculadas donde lo apunto todo lo que me viene a la cabeza o leo
de interés. Luego no sabe qué te puede hacer falta para un artículo, un libro o
una poesía. Cuanto más tiempo pasa, te das cuenta de lo poco que sabes (con lo
que no sabes se pueden escribir bibliotecas enteras) porque comprendes lo poco que sabías, y con
el repaso de las notas te das cuenta de lo que se te ha olvidado, cuanto más
crees saber menos sabes. El olvido es bueno para descarga tensiones, y saludable,
pero es un mal amigo, nosotros
siempre tratamos de luchar contra ese
mal amigo que es el tiempo pasado con sus muchos quebrantos.
También guardo
cuadernos de campo de mis viajes por Europa con dibujos que le hice a varios
monumentos, catedrales como el Reloj de la plaza de Praga (en un viaje por las
Ciudades Imperiales). Algunos amigos de viaje me decían que para qué copiaba
una catedral o una torre a mano si ya tenía la fotografía o la postal impresa,
pero no, no es lo mismo, las fotos se pierden o se olvidan, pero en la libreta
queda recogida esa atmósfera, ese polen de los árboles, ese polvo del lugar, y
aunque no lo percibas está en el papel grabados los ruidos de la ciudad como si de una cinta magnética la
hubiera capturado.
A los que tienen
ambiciones de creadores les recomiendo un diario de notas: EL DIARIO. Aunque es
muy posible que ya lo tengas. Es como el directorio de teléfonos en una
libreta, no es lo mismo que un listín digital en el móvil, al menos para mí,
salvo que algún día me convierta en un secretario de un importante escritor o
pintor, que a mi edad va a ser difícil. También sirve el dietario, como uno que
tenía mi padre donde anotaba las palabras raras para los crucigramas (actividad
contra la desmemoria que se ha perdido en favor del Smartphone diabólico y amnésico).
Las ventajas del diario
es que los recuerdos los tienes anotados, escritos como una estela de mármol, y
cuando pasan los años, al leerlos te refrescan la memoria, es como una medicina
contra el Alzheimer por inactividad mental. Aquí tienes una valiosísima fuente
de información que te servirá para emprender nuevos proyectos creativos, porque
la mente nunca descansa ni siquiera en sueños. El diario es el borrador de
nuestras actividades y una agenda de actividades es fundamental.
El gran hispanista
Gerald Brenan autor de Al Sur de Granada,
todos los días escribía sus impresiones en un diario que le sirvió para
escribir muchos años después este libro que es una obra maestra y que he leído
no sé cuántas veces, y su lectura me llevó una vez a la Alpujarra granadina
porque existe otra Alpujarra almeriense, hasta el pueblo de Yegen y Ugijar.
Por lo tanto, llevar un
diario potencia tu memoria, y deja constancia de detalles puntuales y
minúsculos, que de otra manera no son posibles recordar, bien para tu deleite
de recordar el pasado para escribir en el presente. Estos diarios intimistas
favorecerán y reforzarán tus zonas de éxito porque son enseñanza de tu
experiencia y vivencias son únicas e irrepetibles, es un nido donde se cría el
aguilucho que llevas dentro.
Ramón Palmeral para El Monárquico, 1 de marzo de 2020