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domingo, 5 de enero de 2020

"Los que no buscan éxitos", por Ramón Palmeral

Los que no buscan éxitos

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Ilustracion 20

Tuve un amigo que era tremendamente arrebatador, que te cautivaba enseguida, era un seductor nato, falleció en un accidente de moto en Castellón de la Plana, se llamaba Prieto y tenía 35 años. Siempre pensé que una persona como él nunca podía fallecer, ni desaparecer de nuestras vidas. Mi padre, que también era una de esas personas arrebatadoras que se hacía tu amigo en un momento, quizás por lo mucho que sabía de la vida y de todo lo que se le preguntara, sabía, tenía también el don de la seducción, era alto, moreno y guapo. Estos dones naturales nos los heredé de mi padre, ni de mi amigo, aunque me hubiera gustado parecerme a ellos.
    Yo en mis años jóvenes era más bien tímido, y no me gustaba destacar, era lo que se llama un «a-exitoso», una persona que se conforma con lo que tiene y no busca más éxitos, con el sueldo mensual que me daba para hacer mi trabajo, y pasar desapercibido por la vida, conformándome con la comida del pesebre del Estado (salario mínimo). Así estuve muchos años viviendo en el anonimato, de ciudad en ciudad, casado con una bella mujer y dos  hijos maravillosos. Esta era toda mi vida, trabajo y casa, casa y trabajo, sin apenas relaciones amistosas, porque los destinos me hacían volver y volver a empezar en el difícil arte de hacer amigos de verdad.

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