La culpa es de la navidad
mariola sabuco 19.12.2019 | 23:20
Luis Barcala en un momento del pleno.
RAFA ARJONES
El concejal de Fiestas, Manuel Jiménez, respondió a
quienes creen que no está a la altura: «¿Saben lo que me viene grande?
¡La ropa!»
El alcalde de Alicante, Luis Barcala, nos hizo un
regalo de Navidad: una inocentada. No era el 28 de diciembre, pero como
se trataba del último pleno del año, el grupo municipal del PP aprovechó y usó la pésima gestión que ha realizado con el alumbrado navideño para tratar a todos los asistentes como inocentes.El concejal de Contratación, Manuel Villar (PP), compareció a petición del PSOE, Podemos y Compromís para tratar de explicar el despropósito de las luces navideñas. No tuvo éxito. Nada más comenzar a hablar se traicionó a sí mismo al pedir disculpas por leer textualmente lo que llevó al pleno escrito. «No quiero que se me olvide nada», dijo. Tratándose de un experimentado y reconocido abogado, ignoro si hubo alguien entre los presentes que le creyera.
Cuando empezó a leer (mientras el concejal de Fiestas, Manuel Jiménez, PP, le apuntaba por lo bajini), todos comprendimos que no estaba cómodo con el texto. Fue una simple huida hacia adelante impropia de su intelecto. Según el texto de Villar, la culpa de que a día de hoy no estén todos los ornamentos en las calles es del tripartito (que dejó de gobernar en noviembre de 2017); del técnico que ha sido apartado, de la empresa que tenía dudas sobre la rentabilidad económica y se retrasó en la documentación, y de las elecciones municipales. Le faltó decir que la culpa era de la Navidad por celebrarse en diciembre. En su infortunio, Villar olvidó, quizá porque no lo llevaba escrito, que su compañero José Ramón González (PP) -hoy edil de Infraestructuras; hasta mayo, en el anterior mandato, concejal de Fiestas- organizó la Navidad de 2018 sin problemas, sin retrasos en el encendido del alumbrado y con el mismo técnico municipal que acaban de defenestrar.
No estuvo acertado el edil de Contratación, hombre de la máxima confianza del alcalde, cuando se defendió atacando por la marcha a Vigo de la Noria de Rabasa. Apuntó, mirando a la oposición, que si hubieran subido a la atracción, aún estaría en Alicante. Villar no aclaró si él subía a la Noria. Las lenguas viperinas aseguraron en un receso que el edil popular no es de atracciones de feria.
Llegados a este punto de tan espinoso asunto, el rostro de Barcala era indescriptible, entre furibundo y desesperado. Los populares cometieron el error estratégico de creerse más listos que la oposición y ayer comprobaron que no lo son. «Si el problema es que la empresa no presentó la documentación a tiempo, ¿qué culpa tiene el técnico?», se preguntó el portavoz de Vox, Mario Ortolá. «A Jiménez le quitan el contrato para el año que viene, con lo que está claro de quién es la responsabilidad», abundó Natxo Bellido, portavoz de Compromís. «Han desautorizado a Jiménez, que dijo que no habría mascletàs en Navidad. ¿De dónde van a sacar el dinero?», preguntó el portavoz del PSOE, Francesc Sanguino. «Más de 200.000 euros por un servicio que no se prestará el tiempo que estaba previsto. Menos pedir perdón, más responsabilidad y dimisiones», señaló el portavoz de Podemos, Xavier López. Los populares optaron por no dar respuesta a tan interesantes preguntas. Ciudadanos, por su parte, obsequió al PP, su socio de gobierno, con su silencio.
Nadie entendía el porqué la oposición no pidió la comparecencia del concejal de Fiestas, Manuel Jiménez, a quien todas las voces autorizadas en el seno del propio PP señalan como responsable de lo ocurrido con el alumbrado navideño. Pero el edil de Fiestas, Participación y Pedanías, a quien el alcalde sustituyó por Antonio Peral cuando tocó hablar de pedanías, acabó hablando de las luces, para desasosiego del primer edil, aprovechando una pregunta sobre el reglamento de participación.
Ojiplática dejó Jiménez a la concurrencia con su intervención. No encuentro las palabras para definir con exactitud los semblantes de los concejales del PP Antonio Peral y Carlos Mazón (presidente de la Diputación) al escucharle. Hay que verlo. Solo decir que estaba muy, muy enfadado, que se puso de pie, en su metro noventa centímetros, de frente, de perfil (para burlarse de Bellido), que aseguró que la peor Navidad fue la del tripartito y contra las críticas que le hizo el de Compromís de que le viene grande ser concejal de Fiestas dijo: «¿Grande? ¿Sabe usted lo que me viene a mí grande? ¡La ropa! ¡De tantos kilos que he perdido de patearme las calles!».
Y aunque esto pueda parecer insuperable, hubo quien fue más allá, el singular portavoz socialista, Francesc Sanguino, con su particular felicitación navideña: «Felicitarles a los católicos la Navidad; a los cristianos, Christmas; a los judíos, el Hanuká; y a aquellos impíos entre los que felizmente me encuentro para que tengamos unas lujuriosas y voluptuosas vacanales». «Salud y resistencia para cumplir con los objetivos navideños que se ha impuesto», concluyó con sorna Luis Barcala.