ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

sábado, 21 de diciembre de 2019

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE ANTONIO COLOMINA RIQUELME, “ORIHUELA. DESDE LA ESCALERA DE SAN MIGUEL”. Por Julio Calvet

     Presentación en la librería Codex de Orihuela: Julio Calvet, Antonio Colomina y José Antonio López Vizcaíno. 19 de diciembre de 2019.
El publico llenó la librería Codex de Orihuela

Antonio Colomina Riquelme firmando libros en Libreria Codex
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 Leer reseña de Ramón Palmeral en el Diario de Alicante de 7 de septiembre de 2020



PRESENTACION DEL LIBRO DE ANTONIO COLOMINA RIQUELME, “ORIHUELA. DESDE LA ESCALERA DE SAN MIGUEL”.
Orihuela, 19 de diciembre de 2019. Librería “CODEX”.


Buenas noches.

Es un placer estar esta noche con ustedes para presentarles el nuevo libro de Antonio Colomina Riquelme, “Orihuela. Desde la escalera de San Miguel”, que ha tenido la gentileza de pedirme, lo que para mí es una  inmejorable muestra de una amistad ya para siempre perdurable.
Gracias, pues, Antonio, por haberme pedido el estar hoy, aquí, contigo.    
Yo no creo absolutamente en las  coincidencias. Y por el contrario creo en la libertad. Y que es, en función de la libertad, por lo que en la vida, surgen lo que no son más que aparentes coincidencias.
Y por otro lado creo que es cierto, el dicho que conocemos, de que “las palabras se las lleva el viento”, porque el paso del tiempo, hace que hasta el nombre y las palabras, acaben  perdiéndose del recuerdo.
Sólo hay una posible excepción, relativa si se quiere, pero real: Quien deja en la tierra un libro escrito, tiene muchas posibilidades de que su recuerdo y sus palabras, puedan surgir de la oscuridad en los tiempos futuros.
Ha escrito Emilio Lledó, en su interesante ensayo titulado, “Los Libros y la Libertad”, que “Ante los libros, mientras el tiempo nos sostiene y alienta, somos capaces de recuperar lo que otros seres como nosotros gozaron, sufrieron, soñaron, pensaron. Una cierta forma de eternidad, que nos permite alargar nuestra vida hacia otras vidas y alimentarnos de ellas”.
Ser escritor o poder ser tenido por tal, es consecuencia de un don creativo que se posee, y que se fundamenta en el lenguaje y sobre todo en el sentimiento.
Y para ello es preciso el que la palabra y el sentimiento se escriba desde la armonía de aquella y desde la intensidad del alma.
Y vienen estas reflexiones ante el hecho de que aquí, estamos presentando un libro que es un lujo de la palabra y del sentimiento.
La palabra y el sentimiento de Antonio Colomina Riquelme.     
La libertad es siempre la capacidad de elegir entre dos o más opciones solo una de ellas. Y la libertad ha existido siempre. Aún en los más duros momentos de la vida. El concepto de libertad,  no se puede asociar al concepto de felicidad o fortuna. Ni tampoco se puede circunscribir única y exclusivamente a un derecho político o social.
 Porque  la libertad es un bien personal, y se tiene para todo. Hay hasta libertad de conciencia. Y hay que creer en la libertad. La libertad se concreta en la palabra “decidir”.
Y la libertad es la que determina el que surjan, lo que antes dije, aparentes coincidencias.
Esta opinión o creencia podrá ser discutible. Pero al menos a mí me ha pasado más de una vez.
Libertad y coincidencia, o coincidencia y libertad.  
Creo que fue en el año de 2007, cuando en uno de mis múltiples paseos por esos sitios done se venden libros, me tropecé en uno de los anaqueles del establecimiento, con uno de ellos que se titulaba “Orihuela, dulce pueblo”. Estaba escrito por Antonio Colomina Riquelme, un escritor oriolano a quien no conocía, y no solo me detuve para ojear el libro, sino que acabé adquiriendo un ejemplar.
Lo leí con ilusión. Ya su título me invitaba a ello. Y en la palabra de su autor, Antonio Colomina Riquelme, redescubrí a Orihuela. Aquella Orihuela “de antes”,  que yo recordada como pedazos cortos de mi vida.
Y es que yo, que soy un oriolano andante desde al poco de mi nacimiento, al seguir los destinos profesionales de mi padre, y luego los míos propios, quede encantado de la lectura de “Orihuela, dulce pueblo”, que me traía el recuerdo de mi niñez, en las cortas estancia en éste, mi pueblo, al que veníamos en las festividades tradicionales, desde pueblos lejanos, a pasar unos pocos días en la  casa de mi abuela Lola, en la calle Mayor de Orihuela.
Y como en la solapa del libro “Orihuela, dulce pueblo”, venia el correo electrónico de su autor, Antonio Colomina Riquelme, le remití una felicitación por su libro que tanto me había gustado.
Recibí una pronta contestación electrónica del escritor, y poco después, aún sin conocernos personalmente, me pidió que le presentara su segundo y próximo libro titulado,  “Orihuela. Sus calles, sus plazas, sus gentes…”, cuya petición, gustosamente acepté, y la que se celebró  el día 13 de diciembre de 2007, en el entonces llamado “Conservatorio Municipal de Música “Lonja Municipal”, con una notable asistencia y también la presencia del autor del prólogo del libro, nuestro recordado amigo, el escritor y periodista Tirso Marín Sesse.
Y se rubricó así, el encuentro de dos personas que no se conocían, y que al cabo de los años, han llegado a ser dos amigos entrañables, y unidos por una total hermandad.
La coincidencia y la libertad o viceversa.
Yo pude no haber comprado el libro. No haber felicitado a su autor. Y dejar la ocasión para después. Yo pude haberme escusado de la presentación. Pero resulta que yo  nunca me he esperado a la segunda vuelta.
Una segunda vuelta que además no se merecía Antonio Colomina Riquelme, que además de un brillante escritor, es un hombre sereno, honrado, y firme en sus amores y convicciones. La lealtad es para él un signo definitorio y distintivo.
 La libertad y la oportunidad son mis lemas. Yo he preferido equivocarme en la rapidez, a llegar el último en la carrera. Ya saben aquello de los trenes. Me subí al camino de Antonio Colomina, y desde entonces andamos juntos desde nuestra amistad, por la vida, por los libros, y por  Orihuela.
Pero es que Antonio Colomina pudo haber hecho lo mismo conmigo. Ante mi comunicación de felicitación por su libro, contestarme dándome las gracias y nada más.
Pero el, como yo, se subió al camino de mi vida para caminar también juntos.
Y hoy, como no podía ser menos, y accediendo a su petición, me encuentro una vez más junto al mismo, para presentarles a ustedes su último libro, como ya hiciera también con su magnífico libro “Como la Seda y el Esparto, Memorias de un Zagal de la posguerra”, que celebramos en el auditorio del “Ámbito Cultural” del Corte Inglés de Alicante, el día 21 de mayo de 2010.
Ese libro, cuyo protagonista Javier, tanto tiene que ver con su autor Antonio Colomina Riquelme.      
Y estoy aquí, además, porque para mí los libros, son también nuestros amigos. Esos amigos que hay que cuidar, y que tras su lectura, y acaso subrayados, conservarlos con esmero, sobre todo cuando tienen el alma de papel.
Antonio Colomina Riquelme, es como yo, un oriolano andante.
 Funcionario del Estado, ha vivido en Madrid, en La Línea de la Concepción, en Algeciras, en Cáceres, y en Alicante.
Por los caminos de España.
Una vida profesional de entrega y responsabilidad.
Pero con Orihuela siempre, siempre, en su corazón, este lugar donde nació y echó sus mejores raíces a la sombra de San Miguel, del Oratorio Festivo,  y de la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.
El lugar donde conoció a su esposa, me parece que por primera vez, en la Glorieta.  
Y viene caminando abrazado a ella, Mari Carmen, siempre a su lado, y con sus hijos, María Auxiliadora, Miguel Ángel y María del Carmen. Hoy, Antonio,  es ya un patriarca de su querida familia, que ha ido creciendo más y más con sus nietos Cristian, Álvaro y Daniela.
Antonio Colomina Riquelme, es un prolífico escritor que va dejando los rasgos de su pluma sobre todas las cosas que escribe, pero donde más se ha volcado,  es cuando al escribir, se ha reencontrado con su Orihuela.
Sus múltiples conferencias, sus presentaciones de libros, y prólogos, sus publicaciones en los “Relatos Urbanos”, donde ha sido finalista, muchos años en los concursos literarios convocados en la Feria del Libro de Alicante, por la Asociación de Libreros, que coordina don José Antonio López Vizcaíno, Presidente de dicha asociación alicantina. Sus colaboraciones en revistas impresas y digitales, como las de “Oleza”, “Asociación de Moros y Cristianos”, “A Golpe de Mozo” de la Hermandad del Cristo de Zalamea, “Portada Vega Baja”, y también en sus ya cinco libros publicados, dan buena prueba de que estamos ante un escritor consagrado, y como tal, aparece en la relación de escritores oriolanos que han apoyado la candidatura de Orihuela como Ciudad Creativa Literaria, ante la UNESCO.
Antonio Colomina ha tenido también la gentileza de ser miembro del Jurado de los premios del concurso de “Relatos infantiles” que ha venido convocando la Fundación de la Comunidad Valenciana Patronato Histórico Artístico de la Ciudad de Orihuela, y en todas sus ediciones celebradas.   
La Real Orden de San Antón de la Ciudad de Orihuela, tiene la honra de contar entre sus Caballeros de la misma, a Antonio Colomina Riquelme, cuya presencia la distingue, siendo también el director de la  página web de la misma.
Y hoy Antonio Colomina, nos trae su nuevo libro: “Orihuela Desde la Escalera de San Miguel”.
Ante todo, y lo diré más veces, es un libro magnífico.
Me faltan palabras para comentarles este libro, pues en él, voy y vuelvo por entre sus páginas, por generosidad de Antonio para conmigo, lo que   agradezco aquí, públicamente a  su autor.
Pero sobre todo, me alegra estar aquí, porque su nuevo libro, nos trae de nuevo a Orihuela, a esa Orihuela de su vida, a ese tiempo nuevo, pero viejo a la vez. Y lo hace con el anhelo del recuerdo emocionado.
Y con su emotiva palabra y con su sentimiento.
“El pasado forma parte de nuestra existencia, quererlo olvidar es mutilar nuestra vida”, nos dice casi como advertencia, en su nota introductoria.
Y esto es cierto y es esto así. Ya nos dijo el gran poeta de Bohemia, “Rainer María Rilque, “porque acaso no se es más, que de ningún país, más que de país de la infancia”. Y Antonio Colomina es de Orihuela, y Orihuela le ha seguido a lo largo de su vida como un recuerdo enamorado.
 Y tras ese pensamiento verdadero, el libro de Antonio Colomina,  nos va a recordar a esa Orihuela de sus años mozos, vista y recordada desde la “Escalera de San Miguel”, esa escalera que marcó su vida, y  que el gran poeta oriolano, aún no bien del todo reconocido, Carlos Fenoll, nos la describiera diciendo:
“San Miguel
Fragancia a tomillo. Sol.
Baja la gente en tropel
La cuesta del caracol…”
¿Quién no recuerda la rejullaera…?
Como en continuo retrato iluminado, ante el lector, nos aparecerá una amplia colección de sus escritos, tanto del tiempo viejo, como del tiempo nuevo. Tiempo poblado de sus gentes, de su entorno y de su paisaje.
“Temas costumbristas oriolanos”, será el inicio este libro, donde nos encontraremos con el capítulo que titula “Esplendor oriolano”.
Es un artículo-estudio luminoso, como un amplio introito, donde nos contara buena parte de la historia de Orihuela, de sus edificios históricos, de sus palacios, de sus monumentales Iglesias, de su belleza arquitectónica y de sus personajes,  para seguir luego con estudios tan oriolanos como los referidos a “San Isidro”, “el volar la milocha”, “las cruces de mayo”, “la Navidad”, “aquellos sastres”…” “El corazón partío” que es para mí emblemático cuando nos recuerda en su “época de niño”, y no tan niño, el Café Colon, la Cafetería Llanes, el kiosco Medina, el Casino, el Bar Zara, el Hotel Palas, el bar Español, la cafetería Fuiga, el Trocadero, el Brisa, el bar Pepito, el Café Levante, los Barriles, el bar Pedrera, el Farolillo Rojo, el Rancho Grande, y el bar de Los Mariscos o bar de las tetas gordas, para llegar tras atravesar por el Círculo Católico, y  la sede del Frente de Juventudes de la Avenida de Tedomiro con sus mesas de billar y de ping-pon, a Radio Orihuela, y encontrarse con Joaquín Ezcurra Alonso y Andrés Lacarcel, presentando su programa especial de artistas aficionados, donde comenzó su carrera quien tan pronto nos abandonó, Joaquín Martínez Zambudio…  ¿Qué fue de todo aquello? me pregunto yo, y nos preguntaremos todos, que en nuestro intimo corazón nos diremos, ¿Qué fue de aquella Orihuela? ¿Qué fue de sus gentes? Yo que nací en la calle Mayor, y venia en mis años de niño a ver a mi abuela, ¿Creen ustedes que puedo reconocerla cuando ahora paso por ella?... Bueno, y en éste capítulo Antonio Colomina, nos contara muchas cosas, que no quiero aquí desvelarles más.
 Puede que a alguno o a alguna, en su lectura, se vea retratado, o retratada, o les traiga al recuerdo de alguno de sus seres queridos, y que ante ello, sus ojos hagan esfuerzos por evitar que se derrame una sentida lágrima.
Pero es que, llorar… dejar correr una lágrima, es un homenaje al sentimiento.
Y el sentimiento se expresa con la lágrima. Y es bueno expresar el sentimiento.
Seguirá el libro con el capítulo titulado, con la frase de “Temas Religiosos”
Hago justicia si digo que Antonio Colomina Riquelme, es un hombre profundamente creyente.
Yo imagino que ya desde su infancia fue educado en ese ambiente familiar,  pero de lo que estoy seguro, es que de su trato y educación con Don Antonio Roda, y con su Oratorio Festivo de San Miguel, nació su amor por Nuestro Padre Jesús, y por la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Monserrate, y  en especial, bajo el manto de María Auxiliadora.
Hay en el grupo de artículos, que titula, “Mis recuerdos del antiguo Oratorio Festivo” muchas de sus experiencias de activo colegial. Ahí está toda una vida de adolescencia y juventud. Aquí se van a encontrar muchos lectores del libro, consigo mismo.
Pero junto a este artículo hay otro que no podía faltar: “Nuestro Padre Jesús me atrae”, se llama.
 Y Antonio Colomina Riquelme, que cuenta entre sus títulos, sus Estudios de Teología y de Profesor de Religión y Moral Católica, no podía estar ajeno al devenir de la Venerable Orden Tercera, y de la constitución de la nueva Orden Franciscana Seglar en la Fraternidad Local de Orihuela, cuyo Primer capítulo electivo se celebró el 8 de junio de 1996, bajo la presidencia, de Don Benedicto Martínez Vicente, como Ministro de la Fraternidad Local, y con Don Antonio Colomina Riquelme, como Maestro Responsable de Formación, entre otros grandes oriolanos.  
Todo esto y más nos lo contará Antonio Colomina en este capítulo.
Luego vendrá su Capìtulo Tercero, donde nos contara trasuntos de vivencias personales titulados, “Relatos Breves”. Muchas y hermosas historias: “Javier, un cruzado en la corte celestial”, “Viaje a la enigmática Roca”, “La matanza”, y otros magníficos relatos.
 Después, vendrá un capitulo siguiente con el título de “Presentaciones Literarias y Prólogos”, propios y ajenos, donde vamos a aparecer más de uno.
Y por fin, un Quinto capítulo denominado “Varios”, que nos irán presentando historias, personajes, hechos notorios… personajes cómo Doña María Gloria Aparicio Valero, Don Manuel Roberto Leonís Ruiz, Don Ramón Navarro López, Ramón, “in memoriam”, y cerrara el capítulo, con el Diploma del Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, otorgándole la consideración de Reservista Voluntario Honorifico. Y es que aunque muchos no los sepan,  les diré, que Antonio Colomina, llego a pertenecer a una compañía expedicionaria en el Sahara, cómo Radiotelegrafista militar, a lo largo y ancho de todo el desierto, y es que como él mismo se reconoce, ésta consideración honoraria, es como las gracias que recibe del Ejército,  “por dar parte de lo mejor de tu vida al servicio y defensa de España”. 
Y no puedo contarles más. Haría un flaco favor a su autor si se lo contara todo, pues aquí está el libro, para leerlo, serenamente, despacio y evocando nuestros recuerdos.
No es un libro para leerlo de una “carrera”. No es un libro para leerlo una sola vez. Es un libro para luego evocar los recuerdos que nos cuenta,  recorriendo las calles y esquinas de Orihuela.
Y no es solo un libro para los hombres y mujeres de Orihuela. Es un libro también para quienes no conozcan este pueblo ni a sus gentes. Y que tras su lectura, estoy seguro, sentirán la curiosidad de conocerlo y venir a esta tierra a la que Gabriel Miro llamó Oleza.
Todo el libro, viene adornado con una colección de fotografías excelentes, de esas en blanco y negro, fotografías, que yo califico de “autenticas”, por estar hechas en aquellas vetustas y pesadas máquinas portátiles de fotografiar, con su “carrete”, y su posterior revelado en la oscuridad, y que a veces nos encontramos, casi perdidas, en algún  cajón de aquel antiguo mueble heredado de nuestros mayores, que habita en un rincón de nuestras casas, con esa foto fija, de la que fue una vida, y el recuerdo de los nuestros, alguno de los cuales, ya hemos olvidado hasta sus nombres.
El libro culmina con una fotografía de la Virgen de Monserrate. Una foto antigua de la Virgen, que vela por Orihuela desde su Santuario, que hay que conservar a toda costa ante su fatal deterioro.
Recuerdos y emociones encontramos en el libro, “Orihuela Desde la Escalera de San Miguel”.  
Y la palabra. Sobre todo la palabra, que nos trae Antonio Colomina Riquelme.
La palabra como redención. La palabra verdadera y necesaria, que agradecía Machado, La palabra, que como dice Olegario González de Cardedal, que “con su luz y lumbre reganamos el gozo de vivir y la dignidad de ser hombres”.
La palabra en libertad, añadiría yo. En libertad y con dignidad.
Eso es, entre otras muchas cosas, lo que nos trae este luminoso, tierno y amable libro, lleno de sentimientos y de recuerdos, escrito por un hombre bueno que nos recrea esas palabras verdaderas y necesarias: el escritor oriolano Antonio Colomina Riquelme.
No les voy a hablar nada más del libro, pues deseo, que, tienen, seguro, que leerlo.
Les prometo que no lo sentirán. Luego guárdenlo en un lugar preeminente de su casa, y cuando en el silencio de las tardes de invierno, cuando encuentren la serenidad del tiempo, ábranlo por cualquier página, y vuelva a leer la Orihuela de lo viejo y de lo nuevo, la Orihuela de siempre, que no dejará nunca de tener, pase lo que pase, “Alma de poeta y de palmera”.
Enhorabuena, querido Antonio, por este “Orihuela desde la Escalera de San Miguel”, que has traído al mundo de las letras y del recuerdo.  
Sólo añadiré, que Editorial Club Universitario, ha realizado una vez más, de la mano del Editor José Antonio López Vizcaíno, una edición elegante, y cuidada, tal y como ha querido que lo sea su autor, por lo que también le felicito de todo corazón.
Vizcaíno, es amigo nuestro y mío desde que Antonio Colomina, me lo presentara pasando a ser también mi Editor.
 Yo por eso, en nombre de Antonio y en el mío propio le doy las gracias por su amistad, su afecto y su competencia en estos magníficos libros que nos edita y de los que es buena prueba este libro, que les he presentado.
Y gracias también a esta librería “Codex”, y a nuestro querido amigo Vicente Pina, paladín de todos los libros del mundo, -recuerda Vicente este nombramiento que hoy te ofrezco, “Paladín de todos los libros del mundo”-, por acogernos aquí, en tu casa, rodeados de tantos libros, y de tantos afectos, en esta noche de Adviento y ya Navideña, en nuestra Orihuela sin tiempo.
Terminare estas palabras con unos versos que titulé, cómo “EL PAISAJE DEL ALMA”, de mi libro, “VERSOS DEL MAR Y OTRAS SOLEDADES”, que le   dediqué: “A Antonio Colomina, que con su corazón pasea por las calles y plazas de su pueblo”:

“El paisaje es el aura de su cielo,
el rigor de sus montañas,
el verde o gris de sus flores,
el encuentro de las cosas con las almas,
el barroquismo del sentido
y también del sentimiento.

El barroquismo del acanto
y la voluta encendida de sus flores,
de su estampa y de sus soles,
y del perfil de sus gentes.

Bastará con pasear, lentamente,
en una noche de otoño por Oleza,
cuando el reloj de la Catedral
toque los cuartos de las once de la noche.
Y escuchar el silencio tan solo quebrado
por el llanto de un niño que no duerme.

Y sentir como cae sobre nosotros
como una lluvia leve
la inmensidad de una nostalgia
del pasado de su vida y de la propia nuestra.
Porque el pasado es imborrable,
porque siempre está habitado, por personas
que se fueron para siempre.”
Mi enhorabuena Antonio por tu nuevo libro “Orihuela, Desde la Escalera de San Miguel”.
No dejen de leerlo.   

Julio Calvet Botella
Muchas gracias,  buenas noches, y Feliz Navidad.   
ORIHUELA, 19 de Diciembre de 2019.     
           
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