Presentación en la librería Codex de Orihuela: Julio Calvet, Antonio Colomina y José Antonio López Vizcaíno. 19 de diciembre de 2019.
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Antonio Colomina Riquelme firmando libros en Libreria Codex |
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PRESENTACION DEL LIBRO
DE ANTONIO COLOMINA RIQUELME, “ORIHUELA. DESDE LA ESCALERA DE SAN MIGUEL”.
Orihuela, 19 de
diciembre de 2019. Librería “CODEX”.
Buenas noches.
Es un placer estar esta noche con ustedes para presentarles
el nuevo libro de Antonio Colomina Riquelme, “Orihuela. Desde la escalera de
San Miguel”, que ha tenido la gentileza de pedirme, lo que para mí es una inmejorable muestra de una amistad ya para
siempre perdurable.
Gracias, pues, Antonio, por haberme pedido el estar hoy,
aquí, contigo.
Yo no creo absolutamente en las coincidencias. Y por el contrario creo en la
libertad. Y que es, en función de la libertad, por lo que en la vida, surgen lo
que no son más que aparentes coincidencias.
Y por otro lado creo que es cierto, el dicho que conocemos,
de que “las palabras se las lleva el viento”, porque el paso del tiempo, hace
que hasta el nombre y las palabras, acaben perdiéndose del recuerdo.
Sólo hay una posible excepción, relativa si se quiere, pero
real: Quien deja en la tierra un libro escrito, tiene muchas posibilidades de
que su recuerdo y sus palabras, puedan surgir de la oscuridad en los tiempos
futuros.
Ha escrito Emilio Lledó, en su interesante ensayo titulado,
“Los Libros y la Libertad”, que “Ante los libros, mientras el tiempo nos
sostiene y alienta, somos capaces de recuperar lo que otros seres como nosotros
gozaron, sufrieron, soñaron, pensaron. Una cierta forma de eternidad, que nos
permite alargar nuestra vida hacia otras vidas y alimentarnos de ellas”.
Ser escritor o poder ser tenido por tal, es consecuencia de
un don creativo que se posee, y que se fundamenta en el lenguaje y sobre todo en
el sentimiento.
Y para ello es preciso el que la palabra y el sentimiento se
escriba desde la armonía de aquella y desde la intensidad del alma.
Y vienen estas reflexiones ante el hecho de que aquí, estamos
presentando un libro que es un lujo de la palabra y del sentimiento.
La palabra y el sentimiento de Antonio Colomina Riquelme.
La libertad es siempre la capacidad de elegir entre dos o más
opciones solo una de ellas. Y la libertad ha existido siempre. Aún en los más
duros momentos de la vida. El concepto de libertad, no se puede asociar al concepto de felicidad
o fortuna. Ni tampoco se puede circunscribir única y exclusivamente a un
derecho político o social.
Porque la libertad es un bien personal, y se tiene
para todo. Hay hasta libertad de conciencia. Y hay que creer en la libertad. La
libertad se concreta en la palabra “decidir”.
Y la libertad es la que determina el que surjan, lo que antes
dije, aparentes coincidencias.
Esta opinión o creencia podrá ser discutible. Pero al menos a
mí me ha pasado más de una vez.
Libertad y coincidencia, o coincidencia y libertad.
Creo que fue en el año de 2007, cuando en uno de mis
múltiples paseos por esos sitios done se venden libros, me tropecé en uno de
los anaqueles del establecimiento, con uno de ellos que se titulaba “Orihuela,
dulce pueblo”. Estaba escrito por Antonio Colomina Riquelme, un escritor
oriolano a quien no conocía, y no solo me detuve para ojear el libro, sino que
acabé adquiriendo un ejemplar.
Lo leí con ilusión. Ya su título me invitaba a ello. Y en la
palabra de su autor, Antonio Colomina Riquelme, redescubrí a Orihuela. Aquella
Orihuela “de antes”, que yo recordada
como pedazos cortos de mi vida.
Y es que yo, que soy un oriolano andante desde al poco de mi
nacimiento, al seguir los destinos profesionales de mi padre, y luego los míos
propios, quede encantado de la lectura de “Orihuela, dulce pueblo”, que me
traía el recuerdo de mi niñez, en las cortas estancia en éste, mi pueblo, al
que veníamos en las festividades tradicionales, desde pueblos lejanos, a pasar
unos pocos días en la casa de mi abuela Lola,
en la calle Mayor de Orihuela.
Y como en la solapa del libro “Orihuela, dulce pueblo”, venia
el correo electrónico de su autor, Antonio Colomina Riquelme, le remití una
felicitación por su libro que tanto me había gustado.
Recibí una pronta contestación electrónica del escritor, y
poco después, aún sin conocernos personalmente, me pidió que le presentara su
segundo y próximo libro titulado, “Orihuela. Sus calles, sus plazas, sus
gentes…”, cuya petición, gustosamente acepté, y la que se celebró el día 13 de diciembre de 2007, en el entonces
llamado “Conservatorio Municipal de Música “Lonja Municipal”, con una notable
asistencia y también la presencia del autor del prólogo del libro, nuestro
recordado amigo, el escritor y periodista Tirso Marín Sesse.
Y se rubricó así, el encuentro de dos personas que no se
conocían, y que al cabo de los años, han llegado a ser dos amigos entrañables,
y unidos por una total hermandad.
La coincidencia y la libertad o viceversa.
Yo pude no haber comprado el libro. No haber felicitado a su
autor. Y dejar la ocasión para después. Yo pude haberme escusado de la
presentación. Pero resulta que yo nunca
me he esperado a la segunda vuelta.
Una segunda vuelta que además no se merecía Antonio Colomina
Riquelme, que además de un brillante escritor, es un hombre sereno, honrado, y
firme en sus amores y convicciones. La lealtad es para él un signo definitorio
y distintivo.
La libertad y la
oportunidad son mis lemas. Yo he preferido equivocarme en la rapidez, a llegar
el último en la carrera. Ya saben aquello de los trenes. Me subí al camino de
Antonio Colomina, y desde entonces andamos juntos desde nuestra amistad, por la
vida, por los libros, y por Orihuela.
Pero es que Antonio Colomina pudo haber hecho lo mismo
conmigo. Ante mi comunicación de felicitación por su libro, contestarme dándome
las gracias y nada más.
Pero el, como yo, se subió al camino de mi vida para caminar
también juntos.
Y hoy, como no podía ser menos, y accediendo a su petición,
me encuentro una vez más junto al mismo, para presentarles a ustedes su último libro,
como ya hiciera también con su magnífico libro “Como la Seda y el Esparto,
Memorias de un Zagal de la posguerra”, que celebramos en el auditorio del
“Ámbito Cultural” del Corte Inglés de Alicante, el día 21 de mayo de 2010.
Ese libro, cuyo protagonista Javier, tanto tiene que ver con
su autor Antonio Colomina Riquelme.
Y estoy aquí, además, porque para mí los libros, son también nuestros
amigos. Esos amigos que hay que cuidar, y que tras su lectura, y acaso
subrayados, conservarlos con esmero, sobre todo cuando tienen el alma de papel.
Antonio Colomina Riquelme, es como yo, un oriolano andante.
Funcionario del
Estado, ha vivido en Madrid, en La Línea de la Concepción, en Algeciras, en Cáceres,
y en Alicante.
Por los caminos de España.
Una vida profesional de entrega y responsabilidad.
Pero con Orihuela siempre, siempre, en su corazón, este lugar
donde nació y echó sus mejores raíces a la sombra de San Miguel, del Oratorio
Festivo, y de la Iglesia de las Santas
Justa y Rufina.
El lugar donde conoció a su esposa, me parece que por primera
vez, en la Glorieta.
Y viene caminando abrazado a ella, Mari Carmen, siempre a su
lado, y con sus hijos, María Auxiliadora, Miguel Ángel y María del Carmen. Hoy,
Antonio, es ya un patriarca de su
querida familia, que ha ido creciendo más y más con sus nietos Cristian, Álvaro
y Daniela.
Antonio Colomina Riquelme, es un prolífico escritor que va
dejando los rasgos de su pluma sobre todas las cosas que escribe, pero donde
más se ha volcado, es cuando al
escribir, se ha reencontrado con su Orihuela.
Sus múltiples conferencias, sus presentaciones de libros, y
prólogos, sus publicaciones en los “Relatos Urbanos”, donde ha sido finalista, muchos
años en los concursos literarios convocados en la Feria del Libro de Alicante,
por la Asociación de Libreros, que coordina don José Antonio López Vizcaíno,
Presidente de dicha asociación alicantina. Sus colaboraciones en revistas
impresas y digitales, como las de “Oleza”, “Asociación de Moros y Cristianos”, “A
Golpe de Mozo” de la Hermandad del Cristo de Zalamea, “Portada Vega Baja”, y también
en sus ya cinco libros publicados, dan buena prueba de que estamos ante un
escritor consagrado, y como tal, aparece en la relación de escritores oriolanos
que han apoyado la candidatura de Orihuela como Ciudad Creativa Literaria, ante
la UNESCO.
Antonio Colomina ha tenido también la gentileza de ser
miembro del Jurado de los premios del concurso de “Relatos infantiles” que ha
venido convocando la Fundación de la Comunidad Valenciana Patronato Histórico Artístico
de la Ciudad de Orihuela, y en todas sus ediciones celebradas.
La Real Orden de San Antón de la Ciudad de Orihuela, tiene la
honra de contar entre sus Caballeros de la misma, a Antonio Colomina Riquelme, cuya
presencia la distingue, siendo también el director de la página web de la misma.
Y hoy Antonio Colomina, nos trae su nuevo libro: “Orihuela
Desde la Escalera de San Miguel”.
Ante todo, y lo diré más veces, es un libro magnífico.
Me faltan palabras para comentarles este libro, pues en él, voy
y vuelvo por entre sus páginas, por generosidad de Antonio para conmigo, lo que
agradezco aquí, públicamente a su autor.
Pero sobre todo, me alegra estar aquí, porque su nuevo libro,
nos trae de nuevo a Orihuela, a esa Orihuela de su vida, a ese tiempo nuevo,
pero viejo a la vez. Y lo hace con el anhelo del recuerdo emocionado.
Y con su emotiva palabra y con su sentimiento.
“El pasado forma parte de nuestra existencia, quererlo
olvidar es mutilar nuestra vida”, nos dice casi como advertencia, en su nota
introductoria.
Y esto es cierto y es esto así. Ya nos dijo el gran poeta de
Bohemia, “Rainer María Rilque, “porque acaso no se es más, que de ningún país,
más que de país de la infancia”. Y Antonio Colomina es de Orihuela, y Orihuela
le ha seguido a lo largo de su vida como un recuerdo enamorado.
Y tras ese pensamiento
verdadero, el libro de Antonio Colomina, nos va a recordar a esa Orihuela de sus años
mozos, vista y recordada desde la “Escalera de San Miguel”, esa escalera que
marcó su vida, y que el gran poeta
oriolano, aún no bien del todo reconocido, Carlos Fenoll, nos la describiera
diciendo:
“San Miguel
Fragancia a tomillo. Sol.
Baja la gente en tropel
La cuesta del caracol…”
¿Quién no recuerda la rejullaera…?
Como en continuo retrato iluminado, ante el lector, nos
aparecerá una amplia colección de sus escritos, tanto del tiempo viejo, como
del tiempo nuevo. Tiempo poblado de sus gentes, de su entorno y de su paisaje.
“Temas costumbristas oriolanos”, será el inicio este libro, donde
nos encontraremos con el capítulo que titula “Esplendor oriolano”.
Es un artículo-estudio luminoso, como un amplio introito, donde
nos contara buena parte de la historia de Orihuela, de sus edificios históricos,
de sus palacios, de sus monumentales Iglesias, de su belleza arquitectónica y
de sus personajes, para seguir luego con
estudios tan oriolanos como los referidos a “San Isidro”, “el volar la milocha”,
“las cruces de mayo”, “la Navidad”, “aquellos sastres”…” “El corazón partío”
que es para mí emblemático cuando nos recuerda en su “época de niño”, y no tan
niño, el Café Colon, la Cafetería Llanes, el kiosco Medina, el Casino, el Bar
Zara, el Hotel Palas, el bar Español, la cafetería Fuiga, el Trocadero, el Brisa,
el bar Pepito, el Café Levante, los Barriles, el bar Pedrera, el Farolillo
Rojo, el Rancho Grande, y el bar de Los Mariscos o bar de las tetas gordas,
para llegar tras atravesar por el Círculo Católico, y la sede del Frente de Juventudes de la Avenida
de Tedomiro con sus mesas de billar y de ping-pon, a Radio Orihuela, y
encontrarse con Joaquín Ezcurra Alonso y Andrés Lacarcel, presentando su
programa especial de artistas aficionados, donde comenzó su carrera quien tan
pronto nos abandonó, Joaquín Martínez Zambudio… ¿Qué fue de todo aquello? me pregunto yo, y
nos preguntaremos todos, que en nuestro intimo corazón nos diremos, ¿Qué fue de
aquella Orihuela? ¿Qué fue de sus gentes? Yo que nací en la calle Mayor, y
venia en mis años de niño a ver a mi abuela, ¿Creen ustedes que puedo
reconocerla cuando ahora paso por ella?... Bueno, y en éste capítulo Antonio
Colomina, nos contara muchas cosas, que no quiero aquí desvelarles más.
Puede que a alguno o a
alguna, en su lectura, se vea retratado, o retratada, o les traiga al recuerdo de
alguno de sus seres queridos, y que ante ello, sus ojos hagan esfuerzos por
evitar que se derrame una sentida lágrima.
Pero es que, llorar… dejar correr una lágrima, es un homenaje
al sentimiento.
Y el sentimiento se expresa con la lágrima. Y es bueno
expresar el sentimiento.
Seguirá el libro con el capítulo titulado, con la frase de “Temas
Religiosos”
Hago justicia si digo que Antonio Colomina Riquelme, es un
hombre profundamente creyente.
Yo imagino que ya desde su infancia fue educado en ese
ambiente familiar, pero de lo que estoy
seguro, es que de su trato y educación con Don Antonio Roda, y con su Oratorio
Festivo de San Miguel, nació su amor por Nuestro Padre Jesús, y por la
Santísima Virgen, Nuestra Señora de Monserrate, y en especial, bajo el manto de María
Auxiliadora.
Hay en el grupo de artículos, que titula, “Mis recuerdos del
antiguo Oratorio Festivo” muchas de sus experiencias de activo colegial. Ahí
está toda una vida de adolescencia y juventud. Aquí se van a encontrar muchos
lectores del libro, consigo mismo.
Pero junto a este artículo hay otro que no podía faltar:
“Nuestro Padre Jesús me atrae”, se llama.
Y Antonio Colomina
Riquelme, que cuenta entre sus títulos, sus Estudios de Teología y de Profesor
de Religión y Moral Católica, no podía estar ajeno al devenir de la Venerable
Orden Tercera, y de la constitución de la nueva Orden Franciscana Seglar en la
Fraternidad Local de Orihuela, cuyo Primer capítulo electivo se celebró el 8 de
junio de 1996, bajo la presidencia, de Don Benedicto Martínez Vicente, como
Ministro de la Fraternidad Local, y con Don Antonio Colomina Riquelme, como Maestro
Responsable de Formación, entre otros grandes oriolanos.
Todo esto y más nos lo contará Antonio Colomina en este
capítulo.
Luego vendrá su Capìtulo Tercero, donde nos contara trasuntos
de vivencias personales titulados, “Relatos Breves”. Muchas y hermosas
historias: “Javier, un cruzado en la corte celestial”, “Viaje a la enigmática
Roca”, “La matanza”, y otros magníficos relatos.
Después, vendrá un
capitulo siguiente con el título de “Presentaciones Literarias y Prólogos”, propios
y ajenos, donde vamos a aparecer más de uno.
Y por fin, un Quinto capítulo denominado “Varios”, que nos
irán presentando historias, personajes, hechos notorios… personajes cómo Doña
María Gloria Aparicio Valero, Don Manuel Roberto Leonís Ruiz, Don Ramón Navarro
López, Ramón, “in memoriam”, y cerrara el capítulo, con el Diploma del Jefe del
Estado Mayor del Ejército de Tierra, otorgándole la consideración de Reservista
Voluntario Honorifico. Y es que aunque muchos no los sepan, les diré, que Antonio Colomina, llego a
pertenecer a una compañía expedicionaria en el Sahara, cómo Radiotelegrafista
militar, a lo largo y ancho de todo el desierto, y es que como él mismo se
reconoce, ésta consideración honoraria, es como las gracias que recibe del
Ejército, “por dar parte de lo mejor de
tu vida al servicio y defensa de España”.
Y no puedo contarles más. Haría un flaco favor a su autor si
se lo contara todo, pues aquí está el libro, para leerlo, serenamente, despacio
y evocando nuestros recuerdos.
No es un libro para leerlo de una “carrera”. No es un libro
para leerlo una sola vez. Es un libro para luego evocar los recuerdos que nos
cuenta, recorriendo las calles y
esquinas de Orihuela.
Y no es solo un libro para los hombres y mujeres de Orihuela.
Es un libro también para quienes no conozcan este pueblo ni a sus gentes. Y que
tras su lectura, estoy seguro, sentirán la curiosidad de conocerlo y venir a
esta tierra a la que Gabriel Miro llamó Oleza.
Todo el libro, viene adornado con una colección de
fotografías excelentes, de esas en blanco y negro, fotografías, que yo califico
de “autenticas”, por estar hechas en aquellas vetustas y pesadas máquinas
portátiles de fotografiar, con su “carrete”, y su posterior revelado en la
oscuridad, y que a veces nos encontramos, casi perdidas, en algún cajón de aquel antiguo mueble heredado de
nuestros mayores, que habita en un rincón de nuestras casas, con esa foto fija,
de la que fue una vida, y el recuerdo de los nuestros, alguno de los cuales, ya
hemos olvidado hasta sus nombres.
El libro culmina con una fotografía de la Virgen de
Monserrate. Una foto antigua de la Virgen, que vela por Orihuela desde su
Santuario, que hay que conservar a toda costa ante su fatal deterioro.
Recuerdos y emociones encontramos en el libro, “Orihuela
Desde la Escalera de San Miguel”.
Y la palabra. Sobre todo la palabra, que nos trae Antonio
Colomina Riquelme.
La palabra como redención. La palabra verdadera y necesaria,
que agradecía Machado, La palabra, que como dice Olegario González de Cardedal,
que “con su luz y lumbre reganamos el gozo de vivir y la dignidad de ser hombres”.
La palabra en libertad, añadiría yo. En libertad y con
dignidad.
Eso es, entre otras muchas cosas, lo que nos trae este
luminoso, tierno y amable libro, lleno de sentimientos y de recuerdos, escrito
por un hombre bueno que nos recrea esas palabras verdaderas y necesarias: el
escritor oriolano Antonio Colomina Riquelme.
No les voy a hablar nada más del libro, pues deseo, que,
tienen, seguro, que leerlo.
Les prometo que no lo sentirán. Luego guárdenlo en un lugar
preeminente de su casa, y cuando en el silencio de las tardes de invierno, cuando
encuentren la serenidad del tiempo, ábranlo por cualquier página, y vuelva a
leer la Orihuela de lo viejo y de lo nuevo, la Orihuela de siempre, que no dejará
nunca de tener, pase lo que pase, “Alma de poeta y de palmera”.
Enhorabuena, querido Antonio, por este “Orihuela desde la
Escalera de San Miguel”, que has traído al mundo de las letras y del recuerdo.
Sólo añadiré, que Editorial Club Universitario, ha realizado
una vez más, de la mano del Editor José Antonio López Vizcaíno, una edición
elegante, y cuidada, tal y como ha querido que lo sea su autor, por lo que también
le felicito de todo corazón.
Vizcaíno, es amigo nuestro y mío desde que Antonio Colomina,
me lo presentara pasando a ser también mi Editor.
Yo por eso, en nombre
de Antonio y en el mío propio le doy las gracias por su amistad, su afecto y su
competencia en estos magníficos libros que nos edita y de los que es buena
prueba este libro, que les he presentado.
Y gracias también a esta librería “Codex”, y a nuestro
querido amigo Vicente Pina, paladín de todos los libros del mundo, -recuerda
Vicente este nombramiento que hoy te ofrezco, “Paladín de todos los libros del
mundo”-, por acogernos aquí, en tu casa, rodeados de tantos libros, y de tantos
afectos, en esta noche de Adviento y ya Navideña, en nuestra Orihuela sin
tiempo.
Terminare estas palabras con unos versos que titulé, cómo “EL
PAISAJE DEL ALMA”, de mi libro, “VERSOS DEL MAR Y OTRAS SOLEDADES”, que le dediqué:
“A Antonio Colomina, que con su corazón pasea por las calles y plazas de su
pueblo”:
“El paisaje es el aura de su cielo,
el rigor de sus montañas,
el verde o gris de sus flores,
el encuentro de las cosas con las almas,
el barroquismo del sentido
y también del sentimiento.
El barroquismo del acanto
y la voluta encendida de sus flores,
de su estampa y de sus soles,
y del perfil de sus gentes.
Bastará con pasear, lentamente,
en una noche de otoño por Oleza,
cuando el reloj de la Catedral
toque los cuartos de las once de la noche.
Y escuchar el silencio tan solo quebrado
por el llanto de un niño que no duerme.
Y sentir como cae sobre nosotros
como una lluvia leve
la inmensidad de una nostalgia
del pasado de su vida y de la propia nuestra.
Porque el pasado es imborrable,
porque siempre está habitado, por personas
que se fueron para siempre.”
Mi enhorabuena Antonio por tu nuevo libro “Orihuela, Desde la
Escalera de San Miguel”.
No dejen de leerlo.
Julio Calvet Botella
Muchas gracias, buenas
noches, y Feliz Navidad.
ORIHUELA, 19 de Diciembre de 2019.