Política o la
teoría del desconcierto
Por Ramón
Fernández Palmeral
La política es el galimatías del desconcierto. Nosotros, los
ciudadanos libres, españoles de rentas bajas y pensionistas cercanos a la
indigencia, con pie de hierro en los pasos de cebras (sin cebras) estamos
hartos de promesas, y tenemos ya, al
inicio de la campaña electoral, la cabeza como un bombo a punto de
estallar de tanto mítines, elecciones,
declaraciones que nos ahoga en un pantano gris del desconcierto. Las neuronas dedicadas de la
política están locas, sobre todo al ver y oír ayer noche en TV1, un debate a siete en el que
participaron: Adriana Lastra (PSOE) con su porte de campesina, Inés Arrimadas (CS) con aspecto de
premamá, e Irene Montero (UP) que
apareció con uno de los gemelos (no bautizados), Gabriel Rufián (ERC) de referéndums
encubierto en diálogo, Iván Espinosa de los Monteros (Vox) barbudo tipo
Conan, y Aitor Esteban (PNV) los que
traicionaron a Marino Rajoy, al que dejaron en calzones, y dejaron caer en la
moción de censura. Estos siete banderilleros, los considero yo como los mozos de espada de los maestros,
matadores o espadas que, se verán las
caras en un plato de TV1 el lunes 4 las
22 horas.
Los políticos son amables y cercanos durante las campañas
electores, después se encierran en sus caparazones y no salen al ruedo, según
el argot taurino tan español, hasta que haya otra corrida, con todo su
amplitud.
Cada día Pedro
Sánchez, es más raíz, menos criatura, presidente en funciones por una moción de
censura, y que se quiso a agarrar al poder hasta que las manos no
aguantaron más en las cornisas de la
Moncloa. Ahora, el 10 N se presenta a examen, sin chanchullos ni tesis
doctorales plagiadas. Todas las encuestas de la Secretaria General del CIS, le
dan como favorito. Pero pienso que un Gobierno socialista no va a abocar al
federalismo, cuyo intento en la I República conllevo al cantonalismo. Los
Estados Federales, tiene su propia Justicia, sus propios presidentes, que en
EE.UU., llaman gobernadores, y que eligen a un presidente que es la vez el Jefe
del Estado como lo es el todopoderoso Donald Trump (alias el Trampas). ¿Si esto
es lo que queremos para España, votad a Pedro Sánchez? Un presidente que no
tiene claras las diferencias entre nación y nacionalidades, entre autonomías y
federalismo. Pienso, creo totalmente cierto, que lo políticos
siembran la discordia y venden promesas para ganar votos, que es lo que les
sustentan, vender mercancías como las grandes superficies.
A Sánchez y a Carmen Calvo
se le acabó el NODO de la exhumación de Franco, una idiotez más de los que
perdieron la Guerra Civil, en sus ideas trasnochada restablecer la República en
España, porque hay que tener en cuenta que las izquierdas no son monárquicas, y
en cuento cogen un poco de poder nos meten la Memoria Histórica para resucitar
viejas heridas y dividir, que es la función principal de los políticos dividir
a la sociedad, entresacar «esto son los míos y los contrarios son los malos».
Ni socialistas, ni comunistas, ni republicanos ha asumido aún que perdieron una
guerra civil cercana al millón de muertos, con medio millón de exiliados y que
hubo una dictadura, y en los años 60 y
70 «dictablanda» por eso perdimos el Sahara Español.
En estas elecciones del 10
N, no hay un claro ganador, por mucho que se manipulen las encuestas. No lo hay un claro candidato como cuando ganó
las elecciones con mayoría absoluta en 1982
el andaluz Felipe González, tras el error de la dimisión de Adolfo
Suárez, el error del golpe de Estado del 23 F y el Gobierno burócrata de Calvo
Sotelo, sin ningún carisma.
¿Cuántas
nacionalidades existen en España?
En España existen tantas nacionalidades y regiones como autonomías
existen actualmente, es decir 17 nacionalidades, y esto lo dice implícitamente
la Constitución en el artículo 2 de la Constitución vigente de 1978:
«La Constitución se
fundamenta en la indisoluble unidad de
la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y
reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones
que la integran y la solidaridad entre todas ellas».
Cuando leemos el artículo 2, vemos
que dice: nacionalidades y regiones,
las dos nominativos son equivalentes porque la “y” forma una oración coordinada
copulativa, por lo tanto cuando los padres de la Constitución escribieron nacionalidades y regiones, no
distinguían entre una palabra y otra.
En España solo hay una nación que es España. En el preámbulo leemos: «La Nación española, deseando establecer la justicia,
la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de
su soberanía, proclama su voluntad de:…”. Esto quiere decir que solo hay una
nación y es España compuesta por sus 17 autonomías.
En esta palabra “nación”, residen el conflicto con Cataluña, que ellos,
querían que en sus Estatutos figurara la palabra: “Cataluña es una nación» recurrido por el PP,
y confirmado por el Tribunal
Constitución les dio la razón el PP.
Porque este concepto de nación catalana era la punta del iceberg, para
agarrarse en el futuro a una proclamación de independencia, es decir una
ventilación de salida.
Y…, a la Constitución debemos y
tenemos que respetarla obligatoriamente, sí o sí, aunque cuente sangre,
palabra que todos queremos evitar, pero es así el axioma que dice: «Si quieres
la paz prepárate para la guerra». De lo contario, el «preámbulado» concepto
sentimental de unidad de España se vendría abajo.
Solución a largo plazo
de para Cataluña
El derecho a decidir de los catalanes su futuro, no cabe dentro de la
Constitución. Pienso que si saliera un gobierno fuerte de estas elecciones lo
primero que debían hacer sería retirarle a la Autonomía de Cataluña las
competencias de Educación, para que los jóvenes tuvieran las ideas claras de
sentirse catalanes y españoles, a la vez, que empezó a hacer aguas con Jordi
Pujol. Luego pedirles un juramente o promesa a rectores, catedráticos,
profesores y maestros de jurar la Constitución y quienes no la acaten darles el
finiquito o pase a la reserva, para contratar a los educandos que sí la acaten.
Pero cómo van a hacer esto, Palmeral constitucionalista, si Quim Torra no juró la Constitución y se invistió
presidente, él solito y mutis… Pues de lo contrario, mi teoría del desconcierto
político sería cierta.
Alicante, 03-10-2019