Toda angustia, toda infelicidad existe
solamente en tu mente, dentro de ti, ¿cómo llegó?, llegó por falta de entrenamiento
por no saber qué era, ni cómo se curaba.
Tienes ansiedad, o pánico
cuando tu mente interpreta que hay un peligro o un miedo, y, tu cerebro se
prepara para combatirlo. Es decir, se asusta tu mente, tu pensamiento, que es
quien rige los sentimientos, por lo tanto
lo sientes como algo real, que en la mayoría de las veces no trascendente
o existe, solamente en tus previsiones del control de ti mismo. Piensas, por
ejemplo que un examen que te va a salir mal, que en una dependencia oficial no
te van a escuchar, que la avería del coche es algo terrible e irreparable,
cuando en realidad es fácil su arreglo e incluso su coste. Te preocupas de una
cita con un desconocido al que vas a ver por primera vez, o con ir al médico
por si te da malas noticias sobre tus análisis. Y luego resulta que no es
grave, que te has asustado tú solo, por provocar cierta inseguridad en ti mismo.
No luches contra los pensamientos negativos o desagradables, déjalos fluir,
déjalos pasar, que cuando no le prestas atención, verás cómo, ellos mismos (tus
pensamientos negativos) se aburren y se van. Ellos acuden porque saben que te
están haciendo daño, y tú los atraes con tus miedos o precauciones excesivas.
Uno no debe caer en la trampa de luchar contra los pensamientos desagradables o
temerosos, por eso se repiten porque son desagradables y tu receptividad está
muy sensible. Son como las fobias, la única solución es exponerse a ellas,
paulatinamente, con paciencia y desaparecen como llegaron porque no las temes.
El temor atrae a angustia.