FUERZA DE VOLUNTAD, por Ramón Palmeral
Ramón Palmeral |
domingo, 1 de septiembre de 2019, 00:00
El Yoga (en sánscrito Yoga “unión”)
es uno de los seis sistemas filosóficos de la India. No digo que te
apuntes a una clase de yoga, si no es tu voluntad, aunque nunca estaría
de más, sobre todo para dominar los impulsos y adquirir disciplina, la
cual no se puede imponer sino que proviene de uno mismo, dijo el Dalai
Lama. La disciplina debe estar presente en tu vida como si fuera tu
propia respiración. La disciplina es el poder que tiene el keniata Eliud Kipchoge cuando
ganó la medalla de oro en el maratón de los Juegos Olímpicos de Río de
Janeiro en 2016 al completar los 42 kilómetros con un tiempo de dos
horas, 08 minutos y 44 segundos. Cuando uno sufre dolor en una carrera
de campo a través, los de más corredores también sufren, pero la
fortaleza consiste en ser más sufridores que ellos, porque victoria se
consigue con duros entrenamientos, porque nadie gana nada sin fuerza de
voluntad.
Decía Albert Einsten: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. La fuerza de voluntad es una capacidad que podemos educar y desarrollar. Procede del latín voluntas-atis, que
significa querer, el querer lograr algo. Es como un músculo, se puede
entrenar y desarrollar. Así como para los atletas resulta imprescindible
la preparación física y sobre todo mental, también lo es para nosotros
ciudadanos urbanos, el prepararnos para lograr nuestros objetivos, esto
será una labor fundamental.
No es que tú tengas que competir con el keniata, sino que es el
ejemplo más a mano, para decirte que nada se consigue sin trabajo duro y
sin disciplina en el estudio o en oposiciones. Cuando yo preparaba mis
oposiciones para Oficial, me levanté durante años a la cinco de la
mañana a estudiar en la cocina de mi casa, porque no tenía despacho.
Después a las siete de la mañana hacía dos horas de carrera, me duchaba,
desayunaba y me ponía a trabajar hasta las nueve (hasta las nueve de
la noche), y así años. Esto es una burrada, sin duda alguna, pero nadie
me obligó a preparar estas duras oposiciones que aprobé al segundo año.
¿Qué quiero decir? Que la disciplina que me impuse era voluntaria.
La disciplina es un conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento
de manera constante conducen a cierto resultado. La mayoría de las
personas tenemos por lo menos un área o zona en la que poseemos mucha
fuerza de voluntad. Los que no tienen esta cualidad se llamas abúlicos,
no tienen voluntad ni energía para desarrollar nada en la vida. Por
ello, desde pequeños hemos de esforzarnos en aprender a escribir, leer o
hacer cálculo, puesto que este es el camino hacia una de las zonas de
éxito: «LA FUERZA DE VOLUNTAD», que, en resumen, es la capacidad humana
para esforzarse lo necesario para obligare en emprender un proyecto.
La propia frase lo dice: Forzar la voluntad; porque la voluntad es
esa intensidad o ese muelle que no se extiende si uno no lo fuerza a su
posición de energía cinética. Pienso que la vida es como montar en
bicicleta siempre tienes que estar pedaleando, si te paras te caes al
suelo. De igual forma en la vida siempre has de estar haciendo cosas,
metido en proyectos, porque si te acomodas te debilitas –en todos los
sentidos– cada día más, porque es la voluntad la que hace que un
ciclista de élite pueda subir montañas en un larga vuelta ciclista.
El yoga es una forma de forzar la voluntad es también una magnífica
herramienta para potenciar nuestra claridad mental y facilitar la toma
de decisiones. Su práctica nos ayudará a concentrarnos, a evitar
distracciones y potenciará nuestras capacidades memorísticas. Pues para
poder tener concentración, primero hemos de tener tranquilidad física y
mental.
Siempre hemos de contar con una hora para nosotros, para pensar en
nosotros mismos (dedicaré un capítulo a pensar), una hora de relax,
ejercicio, meditación para fortalecer la disciplina mental tan esencial
en todos los órdenes de la vida.
Recuerdo que en un desfile militar en el que participé con 22 años,
estuvimos cuatro horas de pie en una formación en el Paseo de las
Palmeras de Sevilla, esperando el inicio del desfile y la llegada del
capitán general de la región. ¿Cómo fue posible que cerca de 1000
hombres pudiéramos estar de pie, uniformados, con armamento y con un sol
andaluz, tantas horas en una formación? La respuesta está en los cincos
meses que pasé de instrucción militar en la Academia de Úbeda. El
autocontrol se adquiere poco a poco, como los corredores de maratones,
no empiezan corriendo los 42.195 metros, sino que empiezan
progresivamente con 10 km., luego con 20, hasta llegar a los 30, y pasar
a los 42 km 195 m. Y estos ejemplos se extrapolan en otros deportes y
trabajos. Tú puedes, pero primero has de ejercitarte en probar tu fuerza
de voluntad.
Firmado: Ramón Palmeral es autor del libro Tus zonas de éxito, para El Monárquico (31-VIII-2019).