«Sé que mi madre morirá sin haber podido entrar en una residencia»
Monste García lleva año y medio esperando una ayuda para su madre, quien sufre alzhéimer avanzado
Su caso es el espejo en el que se pueden mirar miles de
familias, que deben atender a sus seres queridos dependientes sin apenas
recursos y sin ayudas por parte de la Administración.
La madre de Montse García tiene 82 años y un alzhéimer que avanza a pasos de gigante. Poco tiempo después de que le fuera diagnosticada la enfermedad, hace dos años, García solicitó las ayudas de la Ley de la Dependencia, en concreto una prestación económica para que fuera atendida en casa y un centro de día al que acudir cuando la familia estuviese trabajando.
La madre de Montse García tiene 82 años y un alzhéimer que avanza a pasos de gigante. Poco tiempo después de que le fuera diagnosticada la enfermedad, hace dos años, García solicitó las ayudas de la Ley de la Dependencia, en concreto una prestación económica para que fuera atendida en casa y un centro de día al que acudir cuando la familia estuviese trabajando.
La anciana ni siquiera había llegado a ser valorada por parte de los trabajadores sociales,
trámite indispensable para acceder a las ayudas de la ley, cuando a
finales del año pasado su estado de salud empeoró. Entonces la familia
tuvo que pedir un cambio de recurso, en concreto una residencia porque
la situación en casa comenzaba a ser insostenible debido al agravamiento
de la enfermedad. Meses después siguen esperando, mientras el estado de
salud de la anciana se deteriora por días. «La situación es insoportable. Mi madre vive en el piso de debajo de mi casa y lo tiene todo destrozado. Ha roto la nevera y ha arrancado incluso los enchufes. Se hace sus necesidades encima y utiliza el váter de papelera, por lo que tengo que cerrar el cuarto de baño». La anciana apenas duerme,
«pese a que está medicada» y se ha caído en varias ocasiones, «hasta el
punto de tenerle que poner 14 grapas en la cabeza». Pese a que la mujer
ya ha sido valorada con el grado máximo de la dependencia, la plaza no
llega. «Me dicen que está todo lleno y lo único que he conseguido es que
vengan del ayuntamiento tres horas a la semana para
asearla, algo completamente insuficiente», señala Montse García, quien
lamenta además que al pedir el cambio de recurso por el agravamiento del
estado de salud de su madre perdió toda opción de acceder a la ayuda
económica para cuidarla en casa.
Mi madre vive en el piso de debajo de mi
casa y lo tiene todo destrozado. Se hace sus necesidades encima y
utiliza el váter de papelera, por lo que tengo que cerrar el cuarto de
baño. La situación es insoportable
Así las cosas, García esta convencida de que su madre «morirá antes de entrar en una residencia y tendrá una muerte amarga,
porque no podemos estar las 24 horas encima de ella para controlar que
no se haga daño». Por eso reclama una solución urgente antes de que sea
demasiado tarde, «Tienen que dar ya una salida a esta situación y que la
ingresen en el centro que sea, porque lo que tiene en estos momentos no
es calidad de vida». Así las cosas, la familia ha tenido que modificar su ritmo de vida para poder atender a la anciana. «Yo he tenido que cambiar turnos de trabajo y mi hija adolescente tiene psoriasis del estrés
que lleva la pobre». Se da la circunstancia de que el padre de Monste
García también falleció de alzhéimer, poco antes de que se lo detectaran
a su madre. En su caso también solicitaron las ayudas de la
dependencia, «pero él falleció sin que las llegara a cobrar».