El bacalao a la portuguesa no es posible cocinarlo en España
PSOE y Unidas Podemos abogan por elevar el IRPF a las
rentas altas, lo que supone una subida de impuestos a las bravas
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Ramón Palmeral
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Hace unos años estuve con mi mujer en Lisboa y en Sintra. Un día comimos en
un restaurante cerca de la Estación Central del tren de Lisboa, el plato
recomendado “bacalao a la portuguesas” que es un bacalao al horno con
patadas, cebollas y vino de Oporto. Portugal es ese país de la península
Ibérica narizotas que mira al Atlántico. Ambos estamos unidos
por la columna vertebral como siameses (unidos para la eternidad), pero
mirando cada cual para el lado contrario, increíble pero cierto.
Pues bien, esta deseada delicia de plato a la portuguesa se extiende también a la delicia de
su política, pero sin embargo, no es posible trasladar a España un
gobierno a la portuguesa, porque simple aritmética, no salen los
números, hoy en día Portugal tiene un gobierno de izquierdas (y no tiene
nacionalismos) que ha logrado el aplauso de Europa. El primer ministro, António Costa, y su partido, el Partido
Socialista, no tienen socios en el Ejecutivo sino partidos en los que apoyarse
en las ocasiones que hiciera falta, pero solo puntualmente.
En España la suma de las izquierdas PSOE más Unidas Podemos llegan a 166 y faltan diez para llegan a los 176 diputados, de una mayoría, no es como en Portugal donde las izquierdas
PS, el Partido Comunista (PCP) y el Bloque de Izquierda (BE) suman 122 de los
230 escaños en total. Por ello, en España para sumar 176 diputados el faltan
los votos de los nacionalistas (pro-secesionistas) catalanes y vascos. Por ello el bacalao a la portuguesa no es
posible cocinarlo en España.
Por lo que el presidente en funciones, Pedro
Sánchez, intentará convencer nuevamente a Pablo Iglesias para alcanzar un acuerdo de gobierno para una
posible investidura en la segunda quincena de septiembre, similar al luso, es
decir, busca liderar estando condicionado con apoyos parlamentarios pero sin
tener nada asegurado ni depender de Unidas Podemos, porque lo que quiere Pablo
Iglesias temeroso antes su desaparición es un fusión con el PSOE, lo que no le
va a contentar ni a los afiliados socialistas ni podemistas.
Las exigencias de Unidas Podemos
Si el Centro
de Investigación Sociológica (CIS) tiene razón, España tendría un Gobierno
monocolor y estable, en unas próximas elecciones, pero estos datos también
pueden ser parte de la estrategia del PSOE para que Unidas Podemos rebaje su
nivel de exigencias. De ser ciertas las
encuestas el CIS debería tener una
secretaria general en el gobierno, y no
ser en teoría un órgano independiente.
Sánchez, intentará convencer a Unidas Podemos para alcanzar
un acuerdo de gobierno a la portuguesa, es decir, en el que los «morados»
apoyen a su gobierno desde fuera en cooperación, sin entrar en el gobierno con
ministros y una vicepresidencia. Los
podemistas no quieren esto, quieren sillones con competencias, no ser decorativos,
con contenidos. La derecha y centro (PP y Ciudadanos) no se van a abstener y
sobre todo después del pactos en Navarra donde gobierna María Chivite del PSOE con
la abstención de los 5 diputados «bibubatasunos», que ya están pidiendo que la
Guardia Civil de Tráfico salga de Navarra, como ya sucediera en Vascongadas el
15 de febrero 1983, cuyas competencias de tráfico asumiera la Ertzantza de Tráfico, durante el
gobierno del «simpático andaluz» Felipe González (que nos metió el cohíba
doblado con su mayoría absoluta de 202 diputados), y hubo según al estadísticas
un considerable aumento del número de accidentes.
¿Son acaso
son populistas las exigencias de Unidas
Podemos? Sus reivindicaciones que suenan muy bien, aunque parecen lógicas como:
subir el SMI (salario mínimo interprofesional), (las cifras de desempleo del
mes julio de 2019 fueron desastrosas),
acabar con la temporalidad, escuelas gratuitas de 0-3 años, bajar la factura de
la luz, dar cobijo a los sin techo, medidas
para combatir la emergencia climática, reforma de la ley laboral y de la
Constitución, que pretende los
referéndums autonómicos. Una batería de medidas de Unidas Podemos quienes no
quieren entrar en el Gobierno a cualquier precio, queremos competencias para
desarrollar políticas sociales en Igualdad, Trabajo, Hacienda y Transición
Ecológica.
Además, Podemos pide “obligar a los grandes de tenedores de viviendas, como
la banca y los fondos buitre, a que pongan en el mercado del alquiler a un
precio asequible las viviendas vacías. No puede ser que las sociedades que
tienen más de 100 viviendas retengan viviendas vacías que podrían estar en el
mercado del alquiler”, ha considerado Echenique, que también ha llamado a
“meterle mano a la fiscalidad de las Socimis”.
PSOE y
Podemos abogan por elevar el IRPF a las rentas altas: los socialistas hasta el
47% para rentas superiores a 130.000 euros y hasta el 49% a rentas de más de
300.000 euros anuales, y la formación de Iglesias subiría al 47% el IRPF a las
rentas que superen los 100.000 euros anuales y al 55% las que superen los
300.000 euros.
Lo que
sucede cuando se altera la oferta y la demanda, cuando se pretende liquidar la
libre economía, cuando el Estado es intervencionista, y se crean empleos artificiales, se crean
burbujas, vienen crisis, y se llama comunismo disfrazado de socialdemocracia. Las
teorías marxistas están muy bien en el libro de Marx, pero no se pueden aplicar
a la realidad, y la muestra evidente es Rusia o China de donde han desaparecido
el comunismo y permanece en Cuba y Venezuela.
Si Sánchez
no es capaz de articular un gobierno a la portuguesa debe convocar nueva elecciones, aunque el
bacalao se puede poner mucho más caro.
La irresponsabilidad política
Cuando en octubre del 2016 Pedro Sánchez se negaba a abstenerse para que Mariano Rajoy pudiera
formar gobierno, abandonó la secretaria general de PSOE, y se escudó en la
ética de las convicciones, pues pensó que si actuaba de acuerdo a sus ideas
quedaría exonerado de culpas, a pesar de que la economía española se
perjudicaría, con todo ello ganó una moción de censura rupturistas en junio de 2018. Ahora en
2019 pasa lo mismo pero al revés, no hay posibilidad achacar a los que han
perdido las elecciones «irresponsabilidad políticas» porque existen los
antecedente de Sánchez. La responsabilidad de formar gobierno es de quien ganó
las elecciones y tiene el mandato del Jefe del Estado, que como se suele decir
«la pelota está ahora en el tejado de Sánchez»; pero no achacar las culpas de
ingobernabilidad a los que las perdieron
con el argumento de "sentido de Estado". Por ahora lo que perdieron también se
escudan en la conciencia política y en el bien obras de sus convicciones, de lo
contrario no habría democracia ni Parlamento.
Nos están vendiendo la abstención para unas próximas elecciones generales.
La abstención le puede beneficiar a
los partidos de izquierdas, porque así evitarán el peligroso voto masivo de los
indecisos (los votos maleables o del salto), que puede trasvasarse de un
partido a otro. En cambio, los militantes de un partido determinado siempre
irán a votar. Por ello abstenerse sería una gran negligencia ciudadana.
Se dice que los españoles ya hemos cumplimos con nuestra obligación de votar el 28 de abril, y ahora los partidos son los que tienen que ponerse de acuerdo, siguiendo la voluntad popular, bien dijera esto, es solo eso, una frase, pero como los mecanismo constitucionales son los de una joven democracia de 40 años, no puede materializar esa voluntad, todavía. Pero eso no es cierto que nuestra obligación ya se ha cumplido sino que, si nos convocan otra vez, hemos ir de a votar otra vez en noviembre.
Si nos abstenemos dejamos esa voluntad herida, y los partidos de izquierda y nacionalistas harán lo que les venga en gana, porque en su condición está la de dividir para favorecer sus intereses de partidos o personales, no el de la ciudadanía en general. Dividir es la principal premisa de los partidos políticos, hasta llegar a un punto es que son ingobernable. Siempre existen y existirán pluralidad, divisiones, nunca será posible el gobierno perfecto de intereses generales o comunes.
Se dice que los españoles ya hemos cumplimos con nuestra obligación de votar el 28 de abril, y ahora los partidos son los que tienen que ponerse de acuerdo, siguiendo la voluntad popular, bien dijera esto, es solo eso, una frase, pero como los mecanismo constitucionales son los de una joven democracia de 40 años, no puede materializar esa voluntad, todavía. Pero eso no es cierto que nuestra obligación ya se ha cumplido sino que, si nos convocan otra vez, hemos ir de a votar otra vez en noviembre.
Si nos abstenemos dejamos esa voluntad herida, y los partidos de izquierda y nacionalistas harán lo que les venga en gana, porque en su condición está la de dividir para favorecer sus intereses de partidos o personales, no el de la ciudadanía en general. Dividir es la principal premisa de los partidos políticos, hasta llegar a un punto es que son ingobernable. Siempre existen y existirán pluralidad, divisiones, nunca será posible el gobierno perfecto de intereses generales o comunes.
¿Y qué pasaría si el resultado de unas
nuevas elecciones fuera similar a los resultados del 28 de abril? Muy
fácil, Sánchez debe dimitir, para dar paso a un gobierno de congregación
nacional con un presidente elegido por el Jefe del Estado.
Ramón Palmeral es colaborador de Diario de Alicante
5 de agosto de 2019
Ramón Palmeral es colaborador de Diario de Alicante
5 de agosto de 2019