Nombrados
los alcaldes de Alicante, Madrid y Barcelona
Esta tarde del
sábado me he quedado tranquilo como un bebé recién bañado, porque ya tenemos
alcaldes en todo este país, antes llamado España
Ramón Palmeral
Ayer mañana me levanté con una especie de nube en el ojo izquierdo y me dije «¡veo yo menos
que un pijo!», temí que fuera una
catarata (bonita metáfora para una ceguera) y me preocupé, como es normal.
Luego me dije, para mis adentros, que como era el ojo izquierdo progre, casi no
importaba perderlo. Luego me froté el ojo con lo primero que pillé a mano, que
era la hoja de un periódico antiguo, y
se me quitó la catatara, ¡menos mal!, qué susto por todos los santos, y empecé
a ver bien porque era una legaña que me
quité. El periódico era uno del 27 de mayo, cuyo nombre me reservo, y decía el
titular en rojo: “El PP gana en Alicante”. Pues bien, esta mañana
15 de junio todavía no están claras las alcaldías de toda España (la
alcabala era un antiguo impuesto que el vendedor pagaba al fisco en una compraventa).
Lo que se oía en todos los
despachos (secretos y menos secreto) eran las mismas frases: « Que
yo te doy y que si tú me votas». Hasta que los plazos se agotan, y ganan
los «culoduros» (referido a que los negociadores han de tener el culo muy duro
para aguantar sentado sin levantarse, horas y horas). Tiene su nombre en
inglés, pero evidentemente con esta bajada del Brexit, no voy a perder el
tiempo buscándola.
Esta tarde de un junio con el
veranillo de San Juan, al fin tenemos humo
blanco, y los nombres de los alcaldes de Alicante, Madrid y Barcelones
(lenguaje inclusivo) que a mí me interesan conocer, por curiosidad más
que nada.
Son
los alcaldes son (parece una canción):
-Luis
Barcala del PP se ha hecho con el bastón de mando en primera votación de la alcaldía de
la ciudad del Benacantil (bastón de madera de nogal, yo pensé que sería como el
vellocino de oro), como cabeza de lista
del partido más votado, y ha conseguido los 14 votos con los concejales de
Ciudadanos de María Carmen Sánchez (con traje naranja en el Salón Azul, parecía
un cuadro de Sorolla) de una corporación de 29 ediles en total. El resto de
formaciones se han votado así mismas: El PSPV ha sumado 9, y Compromís, Unides
Podem y Vox, dos cada una. En primera votación ningún candidato ha logrado la
mayoría absoluta fijada en 15 votos.
-José Luis
Martínez-Almeida del PP se ha quedado con la alcaldía
del Oso y Madroño hambriento, Ciudadanos
con Begoña Villacís (de blanco crudo) será vicealcaldesa y parte de su
equipo ocupará puestos relevantes en el nuevo gobierno de la metrópolis. Ortega
Smith de Vox «actor secundario
de reparto, indispensable en el auxilio del protagonista) consagra el pacto a tres, pero por
separado, evitando la foto del triciclo, cediendo sus votos. Entre las 80
medidas que pide construirá un monumento a la memoria de las 1.429 Víctimas del
terrorismo en la Plaza de Colón. El acuerdo entre las tres formaciones de ultra
derechas (según dice Carmen Calvo) desaloja a la «izquierda radical» (dijo yo)
de Carmena de Más Madrid con Íñigo C-Errejón como banderillero, para parecer
Menos Madrid.
-Ada Colau, la que quitó el busto del rey Juan
Carlos I del Salón de Cent, repite
de nuevo la alcaldía de Barcelona, pero
al menos no es separatista (aunque yo no sé lo que es), gracias a un acuerdo de gobierno con el PSC de Jaume Collboni; y también,
gracias al voto favorable de tres concejales Manuel
Valls (que dijo que en España no hay presos políticos, ni exiliados, sino huidos de la justica). Los que querían
hacer de las elecciones municipales un plebiscito de Barcelona como capital de
la republiqueta catalañeta, ya tienen el resultado: Barcelona, ciudad abierta
al mundo por el dedo de Colón dirigido a América. Y Ernesto Margall de ERC, la lista más votada se queda mirando a
la Barceloneta.
Mi corazón de agua, que dijera Juan Gil-Albert en su poemario surrealista “Candente
horror” de 1936 (ya ha llovido), se ha quedado tranquilo. Esta tarde me haré
una tortilla de patatas con cebollas, algún pimiento y algunos garbanzos que
tengo en agua por ahí, lavaré el cuchillo
con agua del grifo para no llorar. ¿Será por el cloro que no lloras?
La frase de «veo menos que un pijo», se me quedó en la memoria como una
fobia, de esas que te persiguen con el látigo recién descolgado de la panoplia
de las espadas donde están las armas de Jaime
I el Conquistador. Me pregunté ¿por qué a los pijos se les llama «pijos»?
En estas tierras de levante se llaman «pijo»
a los jóvenes o jóvenas de familias
adineradas que visten como les
sale del pijo (que en el Sur castizo tiene connotaciones varoniles pendulantes como cipote, y la mala follá de los Granaínos finos).
Ahora, esta
tarde del sábado me he quedado tranquilo como un bebé recién bañado, porque ya
tenemos alcalde en Alicante –Luis Barcala el alcalde que pinta- para ver qué
pinta ahora, y si se acuerda de replantas las once palmeras que faltan en la
plaza de la Viña, aunque sea después de Hogueras, porque en Alacant todo se
hace después de Hogueras.