ARTICULOS DE OPINION


Revista digital de arte, cultura y opinión en Alicante. Enlace con POESIA PALMERIANA. En estas páginas no podemos estar ajenos a lo que pasa en España ni en el mundo. Dirigida por el escritor, poeta y pintor Ramón PALMERAL. Los lectores deciden si este blog es bueno, malo, o merece la pena leerlo. El periodismo consiste en decir lo que a algunos no les gustaría leer.

jueves, 2 de mayo de 2019

Las Clarisas dejan Santa Faz, por una disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco religiosas.

Las Clarisas dejan Santa Faz

La Reliquia quedó sola varias horas tras 500 años de custodia ininterrumpida por parte de las religiosas. El alcalde envió policía para garantizar la seguridad y exigió al Obispado medidas para salvar la situación

10.11.2018 | 21:37
Las Clarisas dejan Santa Faz

El obispo envió a seminaristas para acompañar a la imagen durante toda la noche.


Tristeza, rabia y dolor. Sentimientos amargos que brotaban anoche por los poros de los vecinos de Santa Faz que se encontraban presentes en el momento en que dos coches salían del monasterio. En su interior iban seis religiosas clarisas, tres de ellas eran las monjas que todavía vivían en el interior del convento y que se marcharon entre lágrimas. Las otras tres eran las dos conductoras de los vehículos y una acompañante.
De esta forma tan precipitada las Clarisas dejaban de custodiar la reliquia de la Faz Divina. Por sorpresa, solo veinticuatro horas después de que Obispado y Federación de Clarisas emitieran comunicados garantizando que la Santa Faz nunca se quedaría sin custodia. Ayer, durante varias horas, tras la marcha de las monjas y el cierre de la iglesia por parte del capellán, la Santa Faz permaneció en un inmueble vacío, rodeado en el exterior por los fieles que se lamentaban de la situación. Los feligreses apuntaron que una salida tan abrupta e inesperada respondía a una política de hechos consumados frente a la movilización que está previsto que se celebre este mediodía.
Se marcharon «con nocturnidad y alevosía, nos han dado un ataque directo al corazón de todos los alicantinos», aseguraba anoche un vecino que temía que la salida de las Clarisas fuera inminente, «pero no de esta forma, nos hemos quedado de piedra».

Otra vecina, casi entre lágrimas, comentaba que ella «tenía la corazonada de que hoy se las llevaban, no me digas por qué, pero tenía el pálpito de que se las llevaban». Y con esa sensación, esta mujer dejó su coche aparcado al lado del huerto. «Cuando he decidido irme, veo que la puerta del huerto está abierta. Me he quedado mirando porque no es normal, y entonces veo salir un coche. Me acerco y cuál es mi sorpresa que veo salir conduciendo a las monjas, a nuestras monjitas. Nuestras monjitas del alma que nosotros no queremos que se marchen. Me he puesto muy nerviosa, pienso que me tenía que haber tirado delante del coche. He intentado que parara el coche pero no nos ha dado tiempo. Y entonces hemos visto el segundo coche, cargado de enseres».

El capellán de la Santa Faz, José Luis Casanova, ya en la calle, aseguraba a preguntas de los vecinos desconocer si las monjas estaban o no. Dijo que pediría información al Obispado. Y se marchó. Más tarde, a preguntas de este diario sobre la marcha de las monjas, afirmó que «ahora mismo la seguridad es máxima en la Santa Faz y todas las alarmas funcionan correctamente». Mientras, llegaba una patrulla de la Policía Nacional alertada por la alarma del monasterio que se había disparado.
Hasta casi una hora y media después, en torno a las diez de la noche, la Reliquia estuvo sin custodia hasta que llegó el alcalde, Luis Barcala, acompañado por el concejal de Fiestas y Seguridad, Jose Ramón González, junto con una patrulla de la Policía Local.

Vigilia urgente

El alcalde tuvo conocimiento de la marcha de las Clarisas por INFORMACIÓN y abandonó con celeridad un acto en el que se encontraba para acudir de urgencia al monasterio. Una vez allí, Barcala y González, junto con el jefe de la Policía Local, organizaron un operativo de vigilancia para «garantizar la seguridad del caserío y de la propia reliquia, por ser una prioridad para nosotros».
Por este motivo, Barcala ordenó que efectivos de la Policía Local permanecieran durante toda la noche, «y hasta que ello sea necesario», vigilando y asegurando todo el perímetro exterior y los accesos al monasterio, «particularmente los de acceso a la Reliquia»
Además, el alcalde pidió al Cabildo y al Obispado, «con la finalidad de que la reliquia no permanezca sola y se rompa una tradición de 500 años», que asuma «la custodia del interior del recinto religioso y del entorno del camarín mediante una vigilia que realizaron durante toda la noche seminaristas mayores de esta Diócesis». El grupo de seminaristas enviados por el obispo, llegaron minutos antes de la doce de la noche al monasterio.
Barcala apeló a la «tranquilidad y a la sensatez de todos». Deseos difíciles de conseguir debido a que la indignación es cada vez mayor en Santa Faz, donde el símbolo de los alicantinos ya no tiene monjitas.



La Policía Nacional acudió al saltar la alarma, al poco de marcharse las hermanas

La presencia de una patrulla de la Policía Nacional, minutos después de irse las monjas, no tranquilizó en absoluto a los vecinos. Los agentes acudieron porque se disparó la alarma del monasterio, y por eso se presentaron en el lugar para comprobar que no había sucedido ningún incidente. Los agentes llamaron a la puerta, pero el inmueble estaba vacío. Según los vecinos, la alarma saltó porque la última monja cerró la puerta de forma precipitada y «no conectó de manera correcta la alarma». Al tocar el timbre los vecinos de forma insistente para saber si había algien dentro del monasterio, la alarma saltó. Lo ocurrido agravó el malestar por parte del Ayuntamiento de Alicante, que no estaba de acuerdo con la forma de actuar, en especial porque no se les informó cuando el viernes se les aseguró que estarían «totalmente informados» y que iban a estar permanentemente informados a través de «una vía directa de diálogo con el Cabildo de la Concatedral».

La plataforma ciudadana mantiene hoy domingo su movilización en el monasterio

En poco más de 24 horas, la plataforma ciudadana organizada para que las clarisas no abandonen el monasterio, superó las 4.000 firmas. En los impresos repartidos por comercios y establecimientos de hostelería de la pedanía estamparon su rúbrica un millar de personas, que se sumaron a las cerca de 3.000 firmas registradas a través la plataforma de internet Change.org. Pero la presión de este grupo espontáneo, no ha hecho más que empezar. Hoy domingo, el amplio dispositivo de recogida de firmas organizado a partir de las 11.30 horas, minutos antes de la misa programada a las 12.00 horas, se recogerán firmas. En lugar de pedir que no se vayan las religiosas, ahora se exigirá que regresen al monasterio. Está previsto colocar tres grupos de dos mesas en lugares estratégicos, como la puerta principal del templo, la fachada lateral cercana a la salida del camerín y un punto intermedio entre el Hostal Santa Faz y la calle Verónica.

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Las monjas de la Santa Faz se mudan a Cieza

La Iglesia fuerza la salida de las religiosas de Alicante para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco personas

16.11.2018 | 20:12

Las monjas de la Santa Faz se mudan a Cieza
Las cuatro monjas de clausura que quedaban en el monasterio de la Santa Faz, donde las Clarisas custodiaban desde hace 500 años la reliquia, abandonaban el martes el convento rumbo a Cieza, con lo que la Faz Divina se quedaba sola y sin las hermanas que llevan siglos protegiéndola.
A raíz de la marcha de las monjas, la Policía Local tiene una patrulla de guardia permanente en las inmediaciones del monasterio, especialmente en los accesos a la reliquia, ya que el tránsito de 'custodios' cada dos horas obliga a abrir la puerta del templo con frecuencia, hasta de madrugada.
En Alicante, el deán de la Concatedral de San Nicolás, Ramón Egío, aseguró el pasado domingo, desde el altar del templo, que «el Obispado y el Cabildo están desconcertados ante la salida inesperada, que henos conocido por parte de las Hermanas Clarisas con posterioridad». Ante el problema de que la Santa Faz se quedara sola, el deán expresó con rotundidad: «Salvamos la situación como pudimos».
Antes de llegar a este punto crítico, Egío explicó que se habían mantenido «muchas reuniones y encuentros con responsables de la orden de las Clarisas y el obispo», tras las que no hubo solución al problema, sobre todo teniendo en cuenta que «el obispo no puede tomar parte de las determinaciones dentro de una comunidad religiosa. Solo puede rezar y apaciguar la situación».
Las palabras de Ramón Egío en plena misa levantaron unos segundos de aplausos en la nave central de la iglesia. Sin embargo, esa tregua no fue muy duradera. Minutos después, una mujer que pasaba recogiendo la colecta musitaba: «Han echado a las monjas, las han echado. Nos están contando una milonga». Y ese descontento se multiplicó en la puerta del templo, donde se vivió una escena de tensión al salir de misa, con Ramón Egío todavía vistiendo el alba y la estola de sacerdote.
Una plataforma ciudadana empezó a recoger en internet firmas de apoyo a las monjas (casi un millar en la primeras horas) con una carta dirigida al Papa Francisco en la que piden que se respete a la comunidad inicial de las Clarisas y que vuelvan las hermanas más mayores trasladadas hace meses a otros conventos.
En su nueva casa, en la comarca de la Vega Alta, las Clarisas «están bien, con nosotras, haciendo una vida normal», explicó a este periódico por teléfono la madre superiora, María José.
La Iglesia fuerza la salida de las monjas aprovechando la reorganización que está acometiendo la orden franciscana, a la que pertenecen, para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco religiosas. La causa, la crisis de vocaciones.
Este problema de los conventos vacíos y la falta de vocaciones se vive en la Región de Murcia: en Yecla, este mismo año cerró un convento. Las religiosas de la Real Piedad de Cehegín se marcharon hace dos a distintas casas por España. Las monjas de la Madre Teresa de Jornet dejaron Jumilla y se fueron a Valencia. Y de Caravaca de la Cruz, las hermanas de Santa Teresa de Jesús pasaron a la ciudad de Cartagena.
En Lorca se ha dado este año uno de los casos más sonados con respecto al cierre de conventos y falta de vocación. El convento donde se veneraba a la Patrona de Lorca, la Virgen de las Huertas, acogió el pasado mes de septiembre la última misa en el día de su festividad con la presencia de la orden franciscana, que la ha custodiado a lo largo de los últimos 550 años y que se marcharon del centro por la falta de vocaciones.

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Las monjas clarisas volverán a Santa Faz a partir de Año Nuevo

El Obispado anuncia que las hermanas regresarán al convento alicantino dos meses después de abandonarlo tras 500 años custodiando la Reliquia. La vuelta no tiene día fijo, según ha afirmado el capellán Casanova

21.12.2018 | 17:55

Imagen de la salida de las monjas, la noche del 10 de noviembre
Las monjas clarisas volverán al convento de Santa Faz a partir de Año Nuevo, unos dos meses después de abandonarlo con nocturidad tras 500 años custodiando la Reliquia. Así lo ha anunciado el Obispado de Orihuela-Alicante a través de un comunicado, en el que se explica que la orden "seguirá trabajando conjuntamente con las instituciones para conseguir la presencia de una comunidad estable lo antes posible". El capellán del monasterio, José Luis Casanova, no ha confirmado hoy el día concreto del regreso de las monjas a Santa Faz, manteniendo el mensaje del Obispado: "A partir de Año Nuevo".
Las cuatro monjas de clausura que quedaban en el monasterio de la Santa Faz abandonaron en contra de su voluntad el convento la noche del pasado 10 de noviembre. A partir de esa fecha, la Faz Divina se encuentra sola, sin las hermanas que llevan siglos protegiéndola.


La Iglesia forzó la salida de las monjas aprovechando la reorganización que está acometiendo la orden franciscana, a la que pertenecen, para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco religiosas. La causa, la crisis de vocaciones. Sin embargo, fuentes no oficiales del Obispado confirmaron en su momento que la decisión se venía gestando desde hace tiempo, en concreto desde el mes de marzo.



Indignación ciudadana


Las palabras de Ramón Egío en la primera misa tras la salida de las monjas levantaron unos segundos de aplausos en la nave central de la iglesia. Sin embargo, esa tregua no fue muy duradera. Minutos después, una mujer que pasaba recogiendo la colecta musitaba: " Han echado a las monjas, las han echado. Nos están contando una milonga".

 

Y ese descontento se multiplicó poco después en la puerta del templo, donde se vivió una escena de tensión al salir de misa, con Ramón Egío todavía vistiendo el alba y la estola de sacerdote. El deán se encontró con un grupo de feligreses que no podían reprimir su enfado. Por mucho que el propio Egío asegurara que tenía "muy presentes los recuerdos de la madre Concepción, de la madre Celesta, de sor Verónica o de sor Carmen" y de que nadie dude de que "si hay alguien que ame en este caso a la Santa Faz es uno que os está hablando", durante un momento vio como le increpaban porque estas personas no estaban de acuerdo cómo se había gestionado el problema.
Esa indignación se certificó en más de 7.000 firmas que se han recogido en estos días para reclamar la vuelta de las Clarisas a Santa Faz y en los distintos puntos habilitados y comercios. Asimismo, también se están recogiendo firmas en Sant Joan d'Alacant, Mutxamel y Alicante.
 

Reversión de la propiedad

Tras la polémica salida de las monjas, el Pleno municipal aprobó la creación de una comisión para estudiar la reversión de la propiedad del monasterio de la Santa Faz gracias a los votos a favor de los exsocios del tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) y de la tránsfuga Nerea Belmonte. A la moción se opusieron el PP y Ciudadanos, formación que había presentado una enmienda que previamente fue rechazada. El tránsfuga Fernando Sepulcre, por su parte, se abstuvo.

El alcalde de Alicante, Luis Barcala, ha manifestado esta tarde que el regreso "cierra la polémica que se abrió con la marcha puntual de las monjas y hace inútil la propuesta de los partidos de la izquierda de iniciar un procedimiento de reclamación de la propiedad del Monasterio, al que nosotros siempre nos hemos opuesto". Barcala ha expresado su satisfacción por el anuncio del Obispado de Orihuela-Alicante de la vuelta de las monjas clarisas al monasterio de la Santa Faz. Para el primer edil "es una de las mejores noticias que podían recibir los alicantinos estas Navidades. El regreso de la orden y la restitución en su integridad de la custodia de la Santa Faz por las monjas que han velado por la reliquia durante 500 años es un inmenso regalo para la ciudad de Alicante".
Con la vuelta de esta congregación, "la situación del Monasterio de la Santa Faz se normaliza, recuperando en toda su integridad la razón de ser del monasterio y la congregación de las clarisas. Estamos deseando recibir de nuevo en Alicante a una orden tan querida y que tanto ha supuesto para nuestra ciudad y sus tradiciones", ha señalado el alcalde.



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Clarisas interinas para custodiar la Santa Faz

El Obispado presenta hoy a la nueva comunidad de monjas de clausura, formada por tres religiosas, que se marcharán y serán relevadas por otras

07.01.2019 | 23:26

Una religiosa mira el reloj el día antes de que se marcharan las Clarisas del monasterio. 
 
Todo apunta a que el convento de clausura de la Santa Faz volverá a estar habitado a partir de hoy por religiosas de clausura después de dos meses de vacío que rompieron un periodo de cinco siglos de custodia ininterrumpida de la Faz Divina. El Obispado ha anunciado para mediodía la presentación de la nueva comunidad de Clarisas que viene al monasterio, con presencia e intervenciones de las hermanas, en un acto en el que habrá representantes tanto de la Iglesia como del Ayuntamiento.
Las últimas monjas que custodiaban la imagen de la Santa Faz dejaron el convento el sábado 10 de noviembre y desde entonces están en el monasterio de Cieza. Durante este tiempo, fieles y voluntarios de instituciones de vida consagrada han estado realizando turnos para custodiar la Reliquia, medio centenar de personas según el Obispado. Sin embargo los vecinos alertaron con gran malestar de que la Santa Faz se había quedado sola distintos días rompiéndose la custodia.
Las nuevas monjas tomarán posesión en Santa Faz en una fórmula de interinidad. Según fuentes eclesiásticas, serán tres las que vendrán, pero luego se marcharán y serán relevadas por otras tres. Testigos han visto en los últimos días las ventanas del piso superior del convento y de la cocina abiertas, y el capellán, José Luis Casanova, explicó durante el fin de semana a algunos fieles que iban a venir pero sin precisar cuándo. El Obispado emitió un comunicado el pasado 21 de diciembre en el que anunciaba la vuelta de una comunidad de Clarisas sin concretar la fecha exacta.

Los testigos afirman que han estado limpiando en los últimos días el interior del convento grupos de monjas que han venido de tres en tres y después se marchaban. También vieron llegar a Sor Rosa y sor Clara Isabel, dos de las monjas de clausura que se fueron el 10 de noviembre, con un camión de mudanza, para llevarse cosas. Con ellas, la hermana Irene, una de las religiosas de Cieza que vino entonces a recogerlas.
Sin embargo, nadie respondía ni salía ayer por la tarde al tocar al timbre y para más información desde el Obispado remitieron a la convocatoria de hoy. Lo mismo que el capellán.
Las tres monjas de clausura que quedaban en el monasterio de la Santa Faz abandonaron en contra de su voluntad el convento la noche del pasado 10 de noviembre. Con ellas iba una cuarta religiosa que estaba con ellas por aquellas fechas enviada por la Federación de Clarisas A partir de esa fecha, la Faz Divina se encuentra sola, sin las hermanas que llevan siglos protegiéndola.
La Iglesia forzó la salida de las monjas aprovechando la reorganización que está acometiendo la orden franciscana, a la que pertenecen, para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco religiosas. La causa, la crisis de vocaciones. Sin embargo, fuentes no oficiales del Obispado confirmaron en su momento que la decisión se venía gestando desde hace tiempo, en concreto desde el mes de marzo.


Reversión de la propiedad

Tras la polémica salida de las monjas, el pleno del Ayuntamiento aprobó la creación de una comisión para estudiar la reversión de la propiedad del monasterio de la Santa Faz gracias a los votos a favor de los exsocios del tripartito (PSOE, Guanyar y Compromís) y de la tránsfuga Nerea Belmonte. A la moción se opusieron el PP y Ciudadanos. Esta comisión iniciará sus trabajos esta semana (el jueves). El alcalde celebró la noticia del regreso de las monjas.


................................La Opinión de Murcia...........................................................

Las monjas de la Santa Faz se mudan a Cieza

La Iglesia fuerza la salida de las religiosas de Alicante para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco personas

16.11.2018 | 20:12
Las monjas de la Santa Faz se mudan a Cieza
Las cuatro monjas de clausura que quedaban en el monasterio de la Santa Faz, donde las Clarisas custodiaban desde hace 500 años la reliquia, abandonaban el martes el convento rumbo a Cieza, con lo que la Faz Divina se quedaba sola y sin las hermanas que llevan siglos protegiéndola.
A raíz de la marcha de las monjas, la Policía Local tiene una patrulla de guardia permanente en las inmediaciones del monasterio, especialmente en los accesos a la reliquia, ya que el tránsito de 'custodios' cada dos horas obliga a abrir la puerta del templo con frecuencia, hasta de madrugada.
En Alicante, el deán de la Concatedral de San Nicolás, Ramón Egío, aseguró el pasado domingo, desde el altar del templo, que «el Obispado y el Cabildo están desconcertados ante la salida inesperada, que henos conocido por parte de las Hermanas Clarisas con posterioridad». Ante el problema de que la Santa Faz se quedara sola, el deán expresó con rotundidad: «Salvamos la situación como pudimos».
Antes de llegar a este punto crítico, Egío explicó que se habían mantenido «muchas reuniones y encuentros con responsables de la orden de las Clarisas y el obispo», tras las que no hubo solución al problema, sobre todo teniendo en cuenta que «el obispo no puede tomar parte de las determinaciones dentro de una comunidad religiosa. Solo puede rezar y apaciguar la situación».
Las palabras de Ramón Egío en plena misa levantaron unos segundos de aplausos en la nave central de la iglesia. Sin embargo, esa tregua no fue muy duradera. Minutos después, una mujer que pasaba recogiendo la colecta musitaba: «Han echado a las monjas, las han echado. Nos están contando una milonga». Y ese descontento se multiplicó en la puerta del templo, donde se vivió una escena de tensión al salir de misa, con Ramón Egío todavía vistiendo el alba y la estola de sacerdote.
Una plataforma ciudadana empezó a recoger en internet firmas de apoyo a las monjas (casi un millar en la primeras horas) con una carta dirigida al Papa Francisco en la que piden que se respete a la comunidad inicial de las Clarisas y que vuelvan las hermanas más mayores trasladadas hace meses a otros conventos.
En su nueva casa, en la comarca de la Vega Alta, las Clarisas «están bien, con nosotras, haciendo una vida normal», explicó a este periódico por teléfono la madre superiora, María José.
La Iglesia fuerza la salida de las monjas aprovechando la reorganización que está acometiendo la orden franciscana, a la que pertenecen, para cumplir con una nueva disposición del Vaticano que obliga a cerrar los conventos con menos de cinco religiosas. La causa, la crisis de vocaciones.
Este problema de los conventos vacíos y la falta de vocaciones se vive en la Región de Murcia: en Yecla, este mismo año cerró un convento. Las religiosas de la Real Piedad de Cehegín se marcharon hace dos a distintas casas por España. Las monjas de la Madre Teresa de Jornet dejaron Jumilla y se fueron a Valencia. Y de Caravaca de la Cruz, las hermanas de Santa Teresa de Jesús pasaron a la ciudad de Cartagena.
En Lorca se ha dado este año uno de los casos más sonados con respecto al cierre de conventos y falta de vocación. El convento donde se veneraba a la Patrona de Lorca, la Virgen de las Huertas, acogió el pasado mes de septiembre la última misa en el día de su festividad con la presencia de la orden franciscana, que la ha custodiado a lo largo de los últimos 550 años y que se marcharon del centro por la falta de vocaciones.


.......................................................La Opnion de Murcia.........................................

Las nuevas caras de la Santa Faz

Seis Clarisas, procedentes del convento murciano de Algezares, cubren desde enero el vacío que dejaron las anteriores monjas con su marcha en el convento de Alicante en el que se venera la Reliquia de un lienzo con el rostro de Jesús

04.05.2019 | 18:46
Las nuevas caras de la Santa Faz
Si la romería a la Santa Faz (Alicante) renueva esta semana 530 años de tradición del Milagro de la Lágrima, que ocurrió el 17 de marzo de 1489 durante una procesión de rogativas contra la sequía, el acontecimiento que lleva cinco siglos uniendo a los alicantinos se convierte este año en una nueva experiencia para las Clarisas que custodian actualmente la Reliquia. Son seis hermanas venidas del convento de la Verónica de Murcia que desde enero cubren el vacío que dejaron las anteriores monjas con su marcha [que la echó la Iglesia, por ser menos de 5)] y que están poniendo todo su empeño en sacar adelante el convento pese a saber que su estancia es temporal. Tienen grandes expectativas por la fe y emoción que sienten entre los alicantinos hacia el rostro de Jesús.
Las nuevas custodias son sor Mari Ángeles y sor Leo, monjas solemnes que han profesado; sor Edith y sor Consuelo, novicias; y las postulantes Miriam y Ester, que han hecho la experiencia pero que aún no han tomado los hábitos.

Pertenecen a la orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara y su casa está en el convento de Algezares (Murcia) pero aceptaron el encargo de sus superiores y de la Iglesia de atender la Santa Faz mientras llega una comunidad estable. Ellas se quedan intramuros en una clausura flexible. Como afirma sor Mari Ángeles, la mayor de las seis, con 57 años, vicaria de su fraternidad y vicemaestra de novicias, «la clausura, si no acerca, se convierte en algo oscuro, y nunca debe ser algo que aleje de Dios ni de los fieles. Santa Clara entendía la clausura no como un fin en sí mismo, sino como un medio más para ayudar a vivir la contemplación pero no debe ser tan estricta que llegue a ser contraproducente». Puntualmente las ayudan otras tres hermanas, sor María José, sor Carmen y sor María Dolores.
Las seis que duermen en el convento se levantaron el pasado jueves al alba para asistir desde el primer banco de la iglesia a las misas de las seis y las siete de la mañana, donde cantaron. Observaron la multitudinaria ceremonia de las 10 de la mañana en la plaza de Luis Braille, presidida por la Reliquia, y que comenzó una vez que llegó la Peregrina oficial desde Alicante, por las ventanas superiores del monasterio, lugar privilegiado para contagiarse del fervor de los alicantinos. El resto de la jornada la pasaron atendiendo a los peregrinos que necesitaron su ayuda o quisieron charlar con ellas, y estuvieron en la tienda de recuerdos de la Faz Divina.
¿Cómo afrontaron la Peregrina, la primera que vivieron en primera persona? Con gran alegría y muchas ganas, tal y como afirman las seis y se vio en sus caras ante la exaltación de la Reliquia del rostro de Jesús. Sor Mari Ángeles, que llegó hace 28 años al convento de la Verónica de Murcia, había escuchado hablar de la Santa Faz y de la fe de los alicantinos pero no se esperaba que fuera tanta.

Primera Peregrina

«Ha sido sorprendente para mí. He sido testigo de cómo los peregrinos se encuentran con el amor de Dios que transforma sus vidas», señala. Esta hermana siempre ha tenido una vocación de ayuda a los demás pues antes de profesar trabajó en laboratorios de análisis clínicos, como auxiliar técnica educativa de niños con deficiencias profundas, y como auxiliar clínica en una residencia de ancianos. Abrazó la fe a raíz de una experiencia con la que consiguió lo que siempre había buscado, ser feliz, «porque nada me saciaba»: el Señor le enamoró. Ahora le satisface el contacto directo con los fieles.
«Nos agradecen muchísimo que no estemos tras las rejas sino en el primer banco en las misas, que estemos tan cerca en la liturgia, nos dan las gracias todos los domingos», explica la religiosa, que en Alicante ha descubierto muchísima fe. «Es impresionante, las visitas, te piden oraciones, la acogida...muchísima gente se acerca llorando y te cuentan su historia y su vida».
La otra monja que ha profesado, sor Leo, de 32 años y que descubrió la vocación hace 11 años y medio «de golpe, como el Resucitado», está admirada también por la seguridad y certeza de los alicantinos en sus peticiones a la Santa Faz de que el Señor les va a ayudar y va a hacer el milagro. «Las escrituras dicen: 'tu fe te ha salvado ', y la gente viene con esa actitud. Suelen pedir por los enfermos, por los exámenes, incluido el de conducir, muchachos que hacen la selectividad, las embarazadas para que todo salga bien... Vienen muchos enfermos de cáncer y es un placer poder acompañarles un poco, a animarles porque todo va a ir bien, y si no, ayudarles a caminar hacia el cielo, que es una misión preciosa».
Sor Leo, que antes de monja era monitora de ocio y tiempo libre, admira la alegría de los que llegan a la Santa Faz a encontrarse con el rostro de Dios. Como las demás, considera que la romería hace crecer la fe y la unidad de los alicantinos en un mismo corazón, y esperan que nunca se pierda una tradición «preciosa, por el ambiente que se crea y que se transmite de generación en generación». Es sincera cuando se le pregunta si le gustaría quedarse para siempre en el monasterio alicantino. «Tenemos nuestra casa, nuestra gente, nuestro ambiente, es complicado dejar tu ciudad, tus fieles. Estamos muy a gusto pero no se sabe cuánto estaremos, ni nos lo planteamos. Lo importante es hacer la voluntad de Dios, como hijos de la Iglesia estamos a sus pies».
Sor Consuelo y sor Edith son las novicias de la Santa Faz. La primera de ellas tiene 22 años, y entró hace 3 en contacto con la vida religiosa a través de su mejor amiga, que acudió al acto en que sor Leo profesó su fe. «Me invitaron a un encuentro de chicas en Nochevieja en un convento, dije que sí, y fue un fin de año precioso. Me reí un montón y se me cayeron muchos prejuicios sobre la vida religiosa. El convento no se me iba de la cabeza y empezó una inquietud a la que tenía que dar respuesta porque era muy feliz». Tras un retiro en soledad de tres días y un mes con las hermanas, decidió abandonar su vida anterior, en la que estudió Logopedia.
En Santa Faz ha descubierto que la gente la necesita para su día a día, «para tomar aliento, porque vienen necesitados del Señor. Hace poco estuvo una señora en silla de ruedas que hacía mucho que no salía a la calle, y los niños llegan muy contentos. También personas con mucho sufrimiento que se marchan de aquí con otro rostro».
Tampoco conocía a la Santa Faz la novicia sor Edith, de 25 años, impresionada con el amor y el cariño que los alicantinos tienen a la Reliquia y al lugar, y feliz de estar aquí y de ayudar a paliar el disgusto que supuso la marcha de las anteriores Clarisas. De padre francés y madre murciana, en unas vacaciones en la tierra materna una prima le presentó a una amiga que la llevó al convento. «Me gustó mucho la alegría. Esperaba otra cosa, algo oscuro y aburrido, y me sorprendió la luz y la sencillez. Desde entonces tenía el convento en la cabeza». La joven, que en su país estudió Lenguas Extranjeras Aplicadas, hizo una experiencia de un mes con las hermanas, «dije que sí, y me vine». Ya lleva tres años y medio.
Miriam Cañaveras, de 24 años, es postulante. Es decir, está terminando la experiencia antes de decidir si toma los hábitos, pero en su caso lo tiene claro: será monja. Acabó Magisterio y la llamaron para trabajar en un colegio, hasta entonces el sueño de su vida, pero se sentía triste y apática, decaída, a consecuencia de la muerte de un hermano con solo 24 años a consecuencia de un tumor cerebral, lo que llevó a cuestionarse el sentido de la vida. Nada le consolaba, así que decidió realizar la experiencia monacal tras conocer a las hermanas en un encuentro de jóvenes, «y ver algo especial y diferente. Tenía miedo a decir que sí pero les confesé a mi jefe y a mis compañeros que había descubierto mi sitio. Dios quiere esto para mí. Mi misión está a los pies de la Iglesia, hoy en Alicante, donde me he encontrado de una forma muy especial con Él, mañana en Murcia. Es una experiencia itinerante, siempre en movimiento».
Aún está decidiendo su vocación Ester Flor de Lis, la otra postulante, alicantina de 27 años, que de momento se siente muy feliz. «Si Dios te llama es para siempre», afirma. Vinculada toda su vida a la Iglesia, participaba en la romería con familia y amigos pero nunca entró antes en el camarín por la gran afluencia de peregrinos. «¿Quién me iba a decir a mí que iba a estar aquí ahora? Entiendo la Santa Faz como la presencia de Dios en cada persona, estoy descubriendo ahora lo que es la devoción, es una sorpresa la fe de la gente, cómo salen con los ojos llorosos como si le hubieran contado su mayor secreto a su mejor amigo. Las personas se van consoladas y hasta la tienda es una forma de evangelizar porque compran recuerdos de la Santa Faz para conocidos que no son creyentes o que están enfermos porque creen que les protege».
En su caso, dice que desde pequeña se veía distinta a las demás niñas, que no era enamoradiza y que lo asociaba con que estaba hecha para Dios y no para una sola persona. «Me decían que me quedaría para vestir santos. Tenía miedo de abrir mi corazón al Señor. Hice la experiencia para demostrarme a mí misma que estaba abierta pero pensaba que lo iba a descartar. Fue al contrario, me sentía como en casa. Veía algo en las hermanas que me hacía querer ser como ellas, veía en ellas a Jesucristo y en el fondo lo que quería es eso».