Cartel de troos pintado por Simarro en 2006 |
Lo de pegar carteles y gastarse el dinero en publicidad electoral, pienso que es una chorrada, una perdida de dinero que solo beneficia a los publicista, porque nadie lee los nombres de los diestros en política.
Ramón Palmeral
Los carteles con las fotografías retocadas de los candidatos/as a
la alcaldía de Alicante que empapelan la Plaza de la Viña, me recuerdan aquellos
antiguos carteles de toros que pintaba nuestro gran pintor taurino Simarro
(Socio de honor del Club Taurino de Alicante desde 2011). Eran otros tiempos. Los grandes cartelones con
pases de toros con la mano izquierda (que es la mano del dinero), que
anunciaban las corridas de Hogueras de San Joan (que es lo correcto, no San
Juan) en el solsticio de verano del mes de junio atacado de calor, estaban por
todas partes. El arte de la pintura
taurina se ha perdido (que nada tiene que ver con las corridas de toros) porque
una cosa es pintar y otra torear con muleta y estoque de pico curvo.
Ahora los toros en Alicante hay que considerarlos como clandestinos,
no se anuncian ni con carteles si publicidad en la prensa, porque han quedado
como algo incorrecto, ante la presión de los Pacma (Partido animalista), que
nada tienen que ver con la «pasma», ya me entienden. Lo evidente es que las corridas de toros
como los festejos taurinos son un maltrato animal.
Hace años, en mi años juveniles yo era «romanticotauromáquico»
(¡vaya palabro!), yo llegue a ver en la Malagueta un mítico mano a mano entre Antonio
Ordóñez y su yerno Paquirri. ¡Qué tiempos aquello con ausencia de canas! Señoras con mantillas y manicura roja que era
lo preceptivo
Recuerdo que aquí en
Alicante, en los salones del desaparecido Hotel Sidi San Juan ofrecí un recital
con el también desaparecido periodista y comentarista taurino y amigo Antonio Cano,
reportero del también desaparecido Canal 37 TV. No sé si es que soy ya historia
o la historia vive en mí o estoy ya muerto y no lo sé.
Lo que quiero hacer ver, es que los tiempos cambian y nuestra
mentalidad también cambia y, sin querer, se hace más sensitiva, reconocemos que cuando el bravo toro da en la
plaza esos tremendos bufidos (alaridos de dolor), ¿es porque le duelen las
puyas y banderillas…? ¡Oh no queremos oírlos!, dicho esto hemos de reconoces
que esta fiesta sangrienta (mal llamada Nacional), ha quedado obsoleta, propia
de la Edad Media, en este mundo globalizado y en la Era Digital, que con el
tiempo desaparecerá como desapareció el circo romano, donde la distracción del
pueblo era ver cómo un león se comía a un cristiano. Somos sensitivos a la
demanda de los vientres de alquiler o a
la gestación subrogada (no legal en España), pero legalizamos los toros.
Volviendo a nuestro tema de inicio, entre la similitud de los carteles
de los candidatos a las elecciones municipales y los carteles de toros, ahora
vemos que aquellos diestros con trajes de luces (¡qué acertada metáfora!) que
bebían del «cotidiano cáliz de la muerte» según escribiera nuestro gran Miguel
Hernández, han pasado a ser los candidatos a la alcaldía, que no beben cálices
de muerte sino Fondillón del Culebrón.
Lo de pegar carteles y gastarse el dinero en publicidad, pienso
que es una chorrada, una perdida de dinero que solo beneficia a los publicistas,
porque nadie lee los nombres de los diestros en política. Siento que el
lenguaje inclusivo no admita diestra. Ahora no se vota a un partido sino a una
persona, que en mi opinión debe tener carisma, que equivale a credibilidad. Los
partidos que perdieron las generales ya no vendrán a Alicante, porque
perjudican mucho a los candidatos en su impulso. Los diferentes equipos
electorales han de perder kilos en las
calles, los veo sobrepasados.
Por otra parte, pienso que antes de estar en condiciones de servir
a la comunidad desde los ayuntamientos, antes hay que sanear la casa propia no
solamente en la estructura de los
edificios consistoriales, sino, en su
estructura interna y el personal funcionarial, para que, valga la carambola redundante o rumiante, funcionen
engrasadamente (pero sin manos de mecánicos). Una vez le di la mano a un
alcalde y la tenía llena de callos, y lo voté por simpatía.
Arreglados y los problemas
que reivindican los sindicatos, y cumplidos sus razonadas y antiguas
peticiones, llega la hora de remangarse y ponerse todos a trabajar.
–Si ya trabajamos
Cierto señor García, pero como en otras empresas se cobra por
productividad a lo mejor hay que hacer un esfuerzo más. Y nosotros los
administrados o «consistoriados» (no sé si esta palabreja me la admitiría la
RAE de aquel insigne académico Fernando Carreter), pensamos que se podía
trabajar un poco más, y quitarle unos minutos al café, o el de salir de compras
en horas de trabajo. Ahora es obligado fichar en las empresas para poder cobra
horas extras. Y me pregunto: ¿Van a fichar los funcionarios de los
ayuntamientos, con arreglo a la nueva Ley Velerio? (¡Oh Dios mío, qué barbaridad dice este
Palmeral) pero si ya trabajamos H24: Policía Local, bomberos, servicios de
emergencias y el alcalde…
–Bien, bien, ¡pero escucha!, es que en esta tesitura, andamos
medio mareados. Me parece loable que la gente gane por las horas que echas de
más. ¿Y su rendimiento? A este lugar del espacio laboral va mi dardo. La
pregunta sería: ¿Qué más podríamos hacer
desde los ayuntamientos para mejor a la atención ciudadana? No vayamos a trabajar más, sino más eficazmente,
con una administración moderna y sin tanta tortuga burocrática por medio. Todo
ciudadano debe ser atendido positiva o negativamente en sus peticiones. Para ello se debe crear una oficina de
atención al ciudadano como la oficina de atención al turista. Luego no se
quejen ustedes, si un ciudadano escribe un «clamor dolorido» en la Prensa.
La cercanía de los candidatos a la ciudanía es muy importante ¿Qué
tal un viaje en autobús? Ya sabemos que van a visitar los mercados de abastos por ver si tienen la
suerte de encontrar a una madre con un bebé para cogérselo, besarlo, tomarlo en
brazos y hacerse la fotografía. Los domingo no son días de descanso para un
candidato ha de ir a la Explanada de España para oír a la Banda Municipal, a la
carrera de bicis o media maratón. Debe haber una persona que atienda las
llamadas telefónicas del líder del partido desde Madrid. Saber delegar es una
de las reglas, y ordenar, saber ordenar, otra, que no se aprende, se tiene o no
se tiene.
Hay que ponerse las pilas en limpieza, en parques y jardines, en
la plaza de la Viña faltan once palmeras, y los pasos de cebra están sin
pintar. Más deuda es imprescindible, el
papá Estado siempre vendrá al rescate. Cada día veo menos trabajadores en
limpieza y las cacas de los perros se quedan como coprolitos.
Alicante, 17 de mayo de 2019