215º años de la expedición del Dr. Balmis para
erradicar la viruela
Por Ramón Fernández Palmeral
El 30 de noviembre de 2018 se cumplen los 215
años de la salida desde La Coruña, en 1803, de la Real Expedición Filantrópica
de la Vacuna, dirigida por el médico y
cirujano alicantino Dr. Francisco Javier Balmis y Berenguer, y como subdirector
el médico catalán Dr. José Salvany y Lleopart,
con practicantes y enfermeros, más una mujer Isabel Zendal Gómez.
La vacuna de la viruela
La viruela «Variola virus» era un
enfermedad infecciosa
que estaba diezmando la población infantil desde que apareció, hacia 10.000 a.
C., enfermedad considerada la más
mortal que haya azotado a la humanidad, desde tiempos de la prehistoria.
En el siglo XVIII, hubo un brote grave en Europa. En el año 1796 un médico rural inglés Edward Jenner observó que
las ordeñadoras de vacas lecheras adquirían ocasionalmente una especie de
«viruela de vaca» o «viruela vacuna» «cowpox» por el contacto
continuado con estos vacunos, que era, a su vez, una variante leve de la
mortífera «viruela humana» contra la que las vaqueras quedaban así inmunizadas.
Tomó suero de esta vacuna y consiguió inocular al niño de 8 años James Philips. El pequeño
mostró síntomas de la infección de viruela vacuna, pero mucho más leve y no
murió. El resto de los niños inoculados no contrajeron la viruela. En pocos años la vacuna pasó a España en 1800, gracias a
Francesc Piguillem, médico de Puigcerdá, y posteriormente a sus territorios
coloniales de ultramar, salvando millones de vidas.
Isabel Zendal fue una
enfermera gallega y rectora del Orfanato de la Caridad de La Coruña que tuvo un
papel primordial en la Real Expedición
Filantrópica de la Vacuna de la viruela
al cuidado de los 22 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña con edades de
entre 3 y 9 (usados como probetas humanas) a territorios del Imperio español de América y
Filipinas. El 30 de noviembre de 1803 partió del puerto de La Coruña la corbeta
militar «María Pita» (nombre en honor de la heroína gallega María Mayor
Fernández de Cámara y Pita que
defendió La Coruña en 1589 del ataque del corsario inglés Francis Drake, que
fue fallido).
En
1950 Isabel Zendal, fue considerada por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) como
la primera enfermera de la historia en misión internacional. En España, apenas hallamos su
huella en La Coruña, donde existe una calle mal rotulada como Isabel López Gandalia.
A esta mujer se le atribuye una treintena de nombres
apócrifos, nació en Santa
María de Parada, Órdenes, La Coruña en 1771, hija de Jacobo Zendal y María
Gómez que murió de viruela. Isabel fue madre soltera a los veinte años, su hijo
Benito Vélez formó parte de los 22 niños
(llamados probetas). Falleció Isabel en Puebla de los Ángeles en México, se
desconoce la fecha. No se conoce su retrato, por ello el pintor e ilustrador
Ramón Palmeral ha realizado un retrato idealizado.
Isabel fue uno de los principales pilares de la
expedición. Resaltó, especialmente, en el cuidado de los 22 niños españoles
huérfanos de Expósitos que partieron con la expedición desde La Coruña para
inocular la vacuna, así como de los infantes americanos filipinos y chinos: A
pesar de su valía, es una de las grandes desconocidas de esta epopeya
histórica. Su nombre lo ha rescatado del olvido el periodista Antonio López
Mariño, quien ha documentado su origen gallego, en el municipio de Órdenes; su
nombre exacto, Isabel Zendal Gómez; y otros dos aspectos clave de la biografía
de la rectora de la Casa de Expósitos del Hospital de Caridad coruñés (lugar de
procedencia de la mayoría de los niños de la expedición, por estar cerca del
mar): venía de una familia de labradores «pobres de solemnidad».
Posteriormente, a partir de estos datos, el escritor Javier Moro noveló la
historia en su obra A flor de piel,
publicada por Seix Barral en 2015. En ella describe a Isabel de la siguiente
manera: «No se parecía a nadie ni podía compararse con ninguna otra mujer. No
era de la sociedad ni del pueblo, ni rica ni pobre, ni culta ni ignorante. Era
gallega, española y mexicana a la vez. Era cuidadora de niños, especialista en
vacunar y enfermera”.
Real Expedición Filantrópica de la
Vacuna
A tal grado de amenaza llegó la
enfermedad de la viruela a Europa y a
las colonias americanas y Asía (incluso, el Rey Calos IV había perdido a su
hija María Teresa de tres años de edad a causa de la viruela) que, disponiéndose
ya de la vacuna se organizó una expedición humanitaria compuesta por 37 adultos
y 22 niños probetas, que serían inoculados cada 9 ó 10 días para conservar la
vacuna «in corpore». Fue dirigida por
el
Dr. Francisco Javier de Balmis y Berenguer nacido en Alicante en 1753 médico militar
español que había ejercido en La Habana y México, cirujano honorario de la
corte del Rey Carlos IV. Como
subdirector estaba el Dr. José Salvany
y Llompart nació en Cervera-España, hacia 1778 – falleció en Cochabamba,
Bolivia, 21-7-1810, fue un médico cirujano y militar español. Si en Colombia
había perdido la visión de un ojo, las crónicas cuentan que en estas alturas
del viaje sufría de malaria, difteria y tuberculosis, además de tener la muñeca
derecha mal curada después de habérsela dislocado en una caída.
Una vez nombrado director, Balmes propuso
un equipo formado por el subdirector, José Salvany y Lleopart, los ayudantes Manuel Julián Grajales y Antonio Gutiérrez
Robredo, los practicantes Francisco
Pastor Balmis, y Rafael Lozano Pérez; los enfermeros Basilio Bolaños, Antonio
Pastor y Pedro Ortega, e Isabel Zendal como encargada del cuidado de los 22
niños hasta México.
La misión salió como se ha dicho el 30 de
noviembre de 1803 de La Coruña, hasta las Santa Cruz de Tenerife, donde pasan
un mes vacunando y salen el 6 de enero de 1804 dirección a Puerto Rico llegan
el 9 de febrero de 1804. No se necesitó vacunar a la población de Puerto Rico
ya que la vacuna fue llevada a la isla desde la colonia danesa de Saint Thomas.
En Puerto Rico la expedición se divide en dos partes la del Dr. Balmis hacia La
Habana y México (Nueva España), y desde
Acapulco a Filipinas y China; y Gutiérrez Robledo hacia Texas y Arizona;
Francisco Pastor hacia Centro América; la otra expedición a cargo del Dr. José
Salvany por Nueva Granada que comprendía: Venezuela,
Colombia, Ecuador, y Panamá. En Quito se dividieron en dos partes, la del Dr.
Salvany a Perú, Bolivia; y la de Bolaño
a Santiago de Chile, Estrecho de Magallanes, y Buenos Aires.
El
marco histórico resulta borroso y fascinante a la vez, pues Balmis, agotado,
llegó en1805 a Macao (China) en un junco chino y tres niños, a Cantón con un niño chino y trató de ofrecer la vacuna
a las autoridades sin conseguir aparentemente resultados por culpa de las
injerencias de la «maquiavélica política de los hijos de Albión [Reino Unido]»,
según Gonzalo Díaz de Yraola. El propio Edward
Jenner y otros notables científicos europeos fueron los primeros en
reconocer la importancia de la empresa de Balmis y Salvany como una idea médica revolucionaria. Los niños ya
utilizados fueran en ocasiones
abandonados en hospicios, orfanatos y hospitales por culpa de la incomprensión
de los políticos, así como de los prejuicios
de los religiosos, que se oponían a la vacunación. El Dr. Balmis llegó el 14 de agosto de 1806 a Lisboa, después de haber dado la
vuelta al mundo durante tres años tras sufrir múltiples penalidades y
muchas incomprensiones. Fallecería en Madrid el 12 de febrero de 1819, por lo
que se van a cumplir los 200 años de su fallecimiento.
Sin
embargo, la vacunación continuó en Sudamérica, puesto que el Dr. Salvany
falleció a los 34 años en Cochabamba, Bolivia el 21-7-1810, muere intentando
llevar la vacuna a Buenos Aires (Virreinato de la Plata).
La expedición se llamó filantrópica porque
la vacua era universal y gratis.
Considero que la gesta de la vacunación en
el bicentenario de la muerte del Dr. Balmis, es merecedora para que FNMT emita
una edición oficial de, al menos tres sellos, puesto que ni el Dr. Balmis, ni José
Salvany, ni Isabel Zendal, tienen un sello oficial de Correos.
Artículo publicado en Mundiario. Ramon Palmeral, investigador y periodista.