RAMÓN GÓMEZ CARRIÓN /Hoja del lunes de Alcante, 11-03-2019
Si usted no se considera cristiano olvídese de seguir leyendo estas líneas que difícilmente podrían dejar indiferente a Oriol Junqueras, el más famoso de los independentistas sentados estos días en el banquillo del que se escaqueó Puigdemont
con su fuga a Bruselas. Junqueras se proclama cristiano practicante. Mi
artículo tiene, como fondo, el Padre Nuestro y más concretamente esa
frase comprometida que dice: “Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
¿Debo perdonar a Junqueras? Creo que sí, pero más debería perdonar a Pedro Sánchez,
porque casi me ha ofendido más que el líder de Ezquerra Republicana de
Cataluña. Y es que una cosa es que unos españolitos que no quieren ser
españoles se mofen de todos nosotros y otra que un españolito, como
Sánchez, que defiende (o dice defender) la Constitución se pusiera a
negociar con Torra,
de igual a igual, el futuro de Cataluña, como si el resto de regiones
no tuvieran futuro que negociar. El pecado de Sánchez es también más
grave que el de Torra, que se mantiene en sus trece, independentista y
con entrada solemne en el monasterio de Monserrat, donde hay un abad y
unos monjes que no tienen nada que perdonarle porque son de su misma
cuerda y dicen que romper España, para que Cataluña sea una, grande y
libre, no es pecado.
Un golpe de Estado como una casa no deja
de ser pecado mortal aunque lo bendigan (de una forma que considero
blasfema) unos supuestamente monjes que están apoyando el enfrentamiento
y el odio de unos catalanes ‘inde’ contra otros catalanes que quieren
vivir como lo hicieron sus antepasados durante más de quinientos años.
Estos dirigentes independentistas no ignoran que, hace 40 años, los
catalanes votaron masivamente (92%) la Constitución. Pero ahora se
aprovechan del Estado de las Autonomías, para siendo representantes de
ese Estado en Cataluña intentar romper la unidad de la nación española
desde dentro del sistema. ¿Cómo se tolera por el Gobierno que su máximo
representante en Cataluña presuma con su lazo amarillo de querer romper
el Estado y se mofe de las instituciones apoyando a los golpistas
incluso en la sala donde se les juzga por secesionismo, rebelión y
malversación?
Tiene lugar preferente entre los
asistentes al juicio porque es lo que corresponde a su ‘dignidad’ de
presidente autonómico. Es ‘molt honorable’. Se proclama ‘ilegítimo’
porque el presidente ‘legítimo’, dice, es el fugado de la Justicia
Puigdemont. Apoya a los terroristas urbanos anticívicos CDR y está
orgulloso de que familiares suyos militen en los Comités de Defensa de
la República. Y Sánchez, traga que traga sapos y culebras y pretende ser
de nuevo presidente del Gobierno del reino de España.
Gente sensata del Partido Socialista se
avergüenza de los pecados capitales de Pedro Sánchez, alias ‘el
resistente’ según unos, y ‘el insensato’ según otros, pero siempre el
que peca contra España y los españoles; el que ofende a España y a los
españoles, pero no por ser de izquierdas (cada uno es del partido que le
place, faltaría más) sino porque traiciona a la nación y a todos los
que la habitan, menos algunos podemitas que juegan al falso y mentiroso
‘derecho a decidir’. Otra vez recuerdo lo que dijo Calvo Sotelo:
“Prefiero una España roja que una España rota”. Calvo Sotelo, el
asesinado vilmente por esbirros del Frente Popular de la Segunda
República, tan vilmente como fuera fusilado García Lorca por esbirros del Frente Nacional.
Pecados contra la patria de todos, de
izquierdas y de derechas. Yo los perdono a todos. A todos los que creo
que me ofenden (y que ellos me perdonen) para poder seguir rezando el
Padre Nuestro.