Estamos
estudiando el arte paleocristiano y bizantino, se proyecta la imagen de
San Apolinar Nuevo se leen los nombres y surge la pregunta y la réplica
inevitable: ¡pero si Baltasar es negro! Y aunque es algo que supongo que
está en todas partes y fácil de consultar hay que comenzar la
explicación. Dice el Evangelio de San Mateo, 2:
Y
cuando Jesús nació en Belén de Judea en los días del Rey
Herodes, he aquí, unos magos vinieron del oriente a Jerusalén,
diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque su
estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle (…)
Y ellos,
habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto
en el oriente iba delante de ellos, hasta que, llegando, se detuvo
sobre donde estaba el niño. Y cuando vieron la estrella, se regocijaron
con gran gozo. Y cuando entraron en la casa, vieron al niño con su madre
María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le
ofrecieron presentes: oro, e incienso y mirra.
Ni número,
ni reyes…, pronto, en el período paleocristiano fueron tres por
complejas razones: el número de regalos, el simbolismo del tres, una
tradición de finales de la antigüedad utiliza a los Magos para
representar la Trinidad, dado que a cada uno de ellos habría tenido una
visión distinta de la teofanía en una persona distinta de la Trinidad…,
porque representaban a las tres edades de la vida, por… Si pero ¿cómo se
convirtió Baltasar en negro? Ya nada importa la técnica del mosaico
bizantino, lo que hay que averiguar es por qué en este mosaico,
Baltasar, el tercero con barba negra que lleva el gorro frigio y el
mismo traje flower power, que tanto indignó a los compradores de
reliquias a los que Baudolino, les vendió las momias persas de los Tres
Reyes Magos en la Constantinopla tomada por los cruzados en 1204, se
acabó convirtiendo a finales del siglo XV en el rey negro que conocemos
desde la infancia.